Nos quedamos mirándonos unos segundos. Yo estuve inmóvil todo ese tiempo completamente paralizado por la impresión.
— ¿Emery?— preguntó él con temor.
— Creo que tengo tarea— mentí.Me giré y lentamente caminé hasta mi habitación.
— Emery, no me ignores— dijo mientras me seguía.
— ¿Tú no tienes tarea? Porque yo creo que podría adelantar algunas páginas de un libro que estamos leyendo en la clase de historia... ¿También en tu clase los obligaron a leer algún libro? Porque...
— Emery, está bien— me interrumpió—. Si no quieres lo entiendo...Me detuve. Lo miré. Me sentía muy avergonzado.
— No es que no quiera...
— ¿Entonces?— preguntó.
— De acuerdo, creo que no quiero— dije.
— Entonces sólo debes decirlo.
— ¿Y tú estás bien con eso?— pregunté.
— Claro. Puedo esperar.
— ¿Estás seguro?
— ¿A qué te refieres?— preguntó.
— A que... seguramente no tendrías que esperar si salieras con otra persona... apuesto a que cualquier chica le gustaría tener que...
— ¿Qué chica? ¿De qué hablas?
— Ya sabes, esas chicas... como Gigi... como las que te miraban jugar y decían que eras lindo...
— ¿Qué?— dijo confundido.
— Apuesto a que no tendrías ningún problema con alguna de ellas— dije un tanto triste—. Apuesto a que harían todo cómo y cuándo tú quisieras... y lo entiendo, te miro y se porqué sucedería así pero yo... me asusta todo esto porque no estoy seguro de nada y... una parte de mí piensa que todo acabará mal y no quiero arriesgarme a salir lastimado...
— Espera, alto ahí— me interrumpió—, ¿Qué significa todo eso? No entiendo. Y que me haya golpeado un balón en la cabeza no tiene nada qué ver.
— Sólo... olvídalo.Entré a mi habitación. Me siguió. La lluvia golpeaba mi ventana con fuerza. Estaba oscuro pero la luz del pasillo iluminaba un poco.
— ¿Qué?— dijo, sonaba molesto—, ¿Dices tantas cosas confusas y luego quieres que las olvide? ¿Qué clase de juego es ese?
— Yo jamás jugaría con nadie.
— ¿Y crees que yo lo haría?Me quedé mirándolo atentamente. Desvíe mi mirada al suelo.
— No... creo— dije.
— Presiento que no confías en mí para nada— dijo él.
— Sí lo hago... creo.
— Emery, escucha esto porque sólo lo diré una vez— dijo muy serio mientras me tomaba de los hombros y atraía mi atención—. No sé qué está pasando contigo y honestamente no entendí nada de lo que dijiste pero como mencionaste a unas chicas creo que debería recordarte que en este preciso instante la única persona que está en mi mente todo el tiempo eres tú. No hay espacio para nadie más ahí y mi corazón está igual. No me interesa Gigi o nadie más, solo tú. Por eso estoy aquí ahora. Sé que pedirte que confíes en mí es difícil porque no parezco alguien confiable... y he hablado mucho con mi mayordomo últimamente porque resulta que es psicólogo y él piensa que mi terrible reputación debe confundirte mucho porque los rumores que dicen sobre mí en la escuela no son buenos... y no puedo desmentirlos a todos porque entonces te estaría mintiendo... y sé que parece demasiado que te pida que creas en mí porque he cambiado y soy un poco mejor... porque entiendo que es difícil de creer. Parezco ese tipo de persona que sólo te usará y te abandonará cuando ya no te necesite... ojalá pudiera hacer algo para demostrarte que no soy así. Lo último que quiero hacer es lastimarte. Odiaría verte sufrir. Sobre todo si es mi culpa. Te amo. No es algo que creo sentir. Así es. Jamás me había gustado tanto nadie en mi vida y estoy convencido de que es amor. Me hace feliz sentirme así pero también me asusta. Igual siento que esto acabará mal pero estoy dispuesto a hacer hasta lo imposible porque no pase. Porque de verdad no hay otra cosa que deseé más que poder estar contigo. Sé que suena como una locura porque no hace mucho que nos conocemos... pero... ¿Tú no sientes que se detiene tu respiración cada vez que nos besamos? ¿No sientes que podrías derretirte sólo porque nos tocamos? ¿No sientes que tu corazón late tan fuerte que duele? ¿No sientes ganas de llorar pero no es de tristeza? ¿No sientes ganas repentinas de verme sin importar dónde estés? Porque yo me siento así todo el tiempo.Lo miré muy sorprendido y un tanto confundido.
Entonces sonó un trueno. Me asusté tanto que hasta salté y cerré los ojos. Cuando los abrí, él me estaba abrazando.— Los ruidos fuertes te asustan— dijo—. Lo sé.
Sus brazos alrededor de mí se sentían bien. No me moví, sentía que no debía.
— ¿Sabes por qué?— me preguntó.
— ¿Qué?— dije confundido.
— ¿Sabes por qué el ruido te asusta?
— No lo sé... sólo es así... lo siento.
— ¿Por qué te disculpas?
— Por eso... y por todo.
— Pero no hiciste nada malo... en realidad no entiendo bien qué pasa pero no creo que deberías disculparte. Yo quizá sí debería hacerlo. Si quieres que lo haga, lo haré. Aunque deberías decirme específicamente en qué debería pedir perdón porque creo que ya lo sabes pero no soy precisamente la persona más inteligente del planeta...
— No debes disculparte— dije un tanto apenado—. Tampoco debes ser el más listo. De hecho no deberías cambiar para nada...
— ¿Aún si te hago enojar mucho?
— En realidad más que enojarme contigo creo que me molesto conmigo...
— Pero por mi culpa. No deberías enojarte o preocuparte tanto... simplemente deberías relajarte y dejar que yo te cuide... que te abrace justo como ahora...Hablaba tan cerca de mi oído que me daba escalofríos.
— Eres... muy pequeño— dijo—. Pero de verdad muy pequeño... y estás tan suave... también hueles bien... ojalá pudiera quedarme así, abrazándote para siempre...
Cerré los ojos. No sentía miedo, me sentía bastante relajado... y nervioso a la vez. Porque eso que dijo que me dio un poco de inquietud. Él estaba muy consciente de mí y yo también de él... de sus brazos rodeando mi cuerpo, de la calidez de su piel, del sonido de su corazón, del olor de su fragancia... de su voz resonando en mi mente...
Estaba disfrutando de su abrazo cuando repentinamente se separó de mí. Lo miré un tanto confundido.— Necesito bañarme— dijo feliz—. Sudé bastante en el partido. ¿Puedo hacerlo?
Asentí un tanto confundido.
Eso me enojó un poco. Quería que siguiera abrazándome. Se fue por algunas cosas. Me quedé ahí un tanto abrumado. Mientras se bañaba y yo esperaba que él terminara, pensé en lo decepcionado que me sentí cuando arruinó ese momento. Quería que siguiera a mi lado porque todo eso que dijo que sentía yo también lo experimentaba...
Nunca intenté negarlo pero tampoco se lo dije... simplemente aún no terminaba de comprender mis sentimientos.
Todo era muy confuso. Quizá yo lo pensaba demasiado.Él salió. Parecía feliz. Lo observé detenidamente.
— ¿Estás usando tu pijama?— dije.
— Sí, la bajé del auto cuando entramos— dijo—. Desde la última vez que me quedé aquí de improviso cargo con eso y más en el auto. Estoy preparado para todo.Sonó un trueno. Simplemente me encogí un poco. Él se acercó a mí. Me abrazó. Después de alejó.
— Debo secar mi cabello— dijo feliz.
¿Porqué estaba tan feliz cuando yo me sentía tan frustrado? Y molesto.
— Hazlo en otro momento— dije avergonzado, confundido y un tanto molesto—. Ahora sólo abrázame.
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De Amor Y Otras Cosas Imposibles
Teen FictionDalton necesitaba graduarse a como diera lugar. En su desesperación, le ofreció un trato a Emery, un chico muy inteligente: si le ayudaba a pasar los exámenes, él le pagaría una buena cantidad de dinero. Emery necesitaba el dinero para la universid...