79. De amores y decisiones equivocadas

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Fuimos a su casa después de clases. Luego de disfrutar de una tarta al lado de la piscina, apareció Nancy y le dijo a Dalton que su padre estaba en el teléfono y quería hablar con él. Se fue. Me quedé mirando el agua. Entonces llegó la madre de Dalton. Se sentó a mi lado. No parecía desbordar felicidad como siempre. Me pareció extraño.

— Buenas tardes— le dije.
— ¿Y Dalton?
— Su padre le habló por teléfono y fue a responder— dije.
— Entonces tardará un rato— dijo ella—, ¿Te parece si conversamos?
— Claro— dije—, ¿Sobre qué?
— ¿Qué hay de esa chica que parecía la esposa pero era realmente la amante?
— Ya solucionamos eso— dije—. Aunque creo que ahora me odia.
— Por supuesto que sí, tú te quedaste con él, naturalmente te odia.
— Pero no me gusta.
— Deberías estar feliz. Te deshiciste de la amante. Eso es algo que ni siquiera yo he logrado.
— No era su amante— dije.
— Aún así es algo bueno. Significa que serás una buena esposa. Debes serlo... Dalton te ama más de lo que te puedas imaginar...
— Yo también lo quiero mucho— dije.
— No quiero que lo quieras, quiero que lo ames— dijo ella—. Y que prometas que jamás vas a dejar de hacerlo... porque de otro modo no podré perdonarte nunca.
— Daré lo mejor de mí— dije.
— No, lo que yo quiero es una promesa— dijo ella—. Júrame que lo amarás. Como si quisieras convencerme de que valdrá la pena todo lo que sacrificará.
— ¿Perdón?— dije confundido.
— Porque si te soy sincera no estoy muy segura de lo que eligió... quiero apoyarlo porque está enamorado pero... necesito sentirme más segura sobre su elección. Así que quiero asegurarme de que hizo lo correcto al dejar todo por ti.

La miré muy confundido.

— ¿De qué habla?— dije.

Me miró fijamente.

— ¿No lo sabes?— dijo sorprendido—, ¿Él no te lo dijo?

La miré muy confuso.

— Ya veo— dijo—. No te dijo nada. Y yo estaba a punto de culparte por si las cosas no salían bien... qué bueno que no lo hice.
— ¿De qué habla?
— No sé si debería decirte— dijo—. Porque es obvio que él quería mantenerlo en secreto... sin embargo yo creo que debes saberlo.
— Si pasa algo por favor debe decirme— dije.
— Como Dalton estaba muy seguro de que se graduaría, habló con su padre hace un mes y él le dio parte del dinero para financiar su empresa. Dalton ya había consultado a todo tipo de profesionales porque estaba muy emocionado y le recomendaron dónde debía invertir para empezar... y él lo hizo. Sin embargo después dijo que debía cancelar todo porque quería irse contigo... y aunque sus asesores le dijeron que no debía dejar lo que había hecho porque perdería el dinero, él dijo que aplazaría todo y que empezaría de nuevo años después con el resto del financiamiento. Yo no sé de esas cosas pero el ingeniero que lo asesora sí y le dijo que era muy probable que no pudiera hacer todo lo que quería con tan poco dinero... pero él no quiso escuchar y dijo que estaría bien. Porque si seguía adelante con su proyecto, no podría estar contigo porque estarían lejos y muy ocupados.
Entonces decidió dejar todo aún cuando todos le recomendaron que no era lo mejor... porque está muy enamorado de ti.

Me quedé mirándola fijamente sin poder creerlo.

— Yo no le dije nada porque quiero que sea feliz— dijo ella—. Y sé que es feliz contigo. Te ama. Tanto que prefirió dejar algo que siempre fue su sueño por ti. No creo que sea una mala elección, elegir al amor nunca es una mala idea... pero necesito saber que tú estás así de comprometido con esto... para tener un poco de certeza. Para no preocuparme. Porque no quiero que en algún momento descubras que tus sentimientos por él no son lo que creías y lo dejes... no quiero que Dalton se quede sin nada. No sería justo.

Me veía pero no parecía molesta.

— ¿Y usted estuvo de acuerdo con eso?— dije asombrado.
— Yo jamás pude enamorarme— dijo—. Me casé por dinero. Es la verdad, supongo que no es un secreto para nadie. Pero mírame, estoy rodeada de dinero y cosas hermosas... pero aún así no soy feliz. Mi única felicidad son mis hijos. Y Dalton encontró el amor. No sé cómo funciona porque nunca lo he sentido pero creo que es más valioso que todo el dinero del mundo. Siempre que sea amor de verdad. Y si mi hijo tiene que elegir entre dinero o amor, quiero que elija el amor... y eso eres tú. Si debe dejar todo y piensa que es lo correcto, lo apoyaré. Aunque una parte de mí todavía se preocupa por eso. Soy su madre, es normal que me angustien cosas así... además no soy estúpida, sé que no sólo de amor se vive... por eso no puedo dejarme de cuestionar su elección. Como necesitaba más certeza, decidí hablar contigo. Quiero que me prometas que lo cuidarás...
— No, espere— dije alterado—, no entiendo nada... ¿Por qué Dalton ya había hecho tanto en la empresa y no me lo dijo?
— Porque ama ese proyecto. Ha sido su sueño desde niño— dijo ella—. Desde que aprendió a dibujar y comenzó a diseñar sus propios autos... al principio ese sueño era pequeño, sólo deseaba un taller... pero apareciste tú y lo ayudaste a pensar en grande. Él convenció a su padre de financiarlo. No fue fácil pero lo logró. Sólo debía graduarse, era la condición. Y consiguió todo eso... porque amaba los autos. Por eso comenzó a trabajar tanto. Incluso pasaba noches diseñando y revisando otros aspectos de la empresa... dejarlo debió ser lo más complicado que ha hecho... así que valóralo mucho. Es un buen chico. Te ama demasiado.

No podía creerlo. Simplemente era imposible.

— ¿Por qué no me lo dijo?— pregunté.
— No lo sé— dijo ella—. Creí que lo sabías. Pensé que estabas de acuerdo con su plan. De hecho hasta pensé que había sido tu idea.
— ¿Cree que yo le pediría a su hijo que abandone todo por mí?
— Tú vales la pena— dijo ella—. Lo amas, ¿No?
— Sí pero... yo...
— Entonces está bien— dijo—. Sólo sean muy felices juntos. Para que él nunca mire al pasado y se arrepienta. Confío en que nunca pasará. Sólo puede mirarte a ti. Te ama de verdad.
— Y yo lo amo a él— dije sintiendo un nudo en la garganta.

En ese momento apareció Dalton. Parecía de mal humor.

— Cariño, ¿Qué quería tu padre?— le preguntó ella.
— Gritarme— dijo Dalton—. Piensa que soy idiota y que todas mi decisiones están equivocadas. Pero da igual. ¿De qué hablaban?

Nos miró. Imaginé que su padre le gritó por elegir irse. Debía ser por eso.

— Del futuro— dijo ella—. Como sea, debo irme.

Sonrió y se fue. La miré alejarse. No, nada de eso estaba bien. Todo era un equivocación terrible. Miré a Dalton. Parecía feliz. Me abrazó. Lo rodeé con mis brazos.
Lo amaba. Demasiado. Y por eso sabía que las cosas no eran las correctas. Debía pensar más. Encontrar otra solución. Una que no lo obligara a renunciar a su sueño. Porque no lo dejaría hacer eso.

— Ya debo ir a casa— le dije—. El abuelo me espera.
— Bien, te llevaré— dijo feliz.

De camino hacia allá, me contó muchas cosas de cuando era niño. Me hizo reír mucho. Imaginé que si viviéramos juntos tal vez los días siempre serían así. Yo sería increíblemente feliz por poder verlo cada mañana a mi lado. Por poder amarlo.
Por eso debía pensar en algo. Debía existir una forma. Sólo debía pensarla.

De Amor Y Otras Cosas ImposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora