57. De talentos y sistemas educativos

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Al día siguiente, Dalton y yo nos reunimos en el salón del consejo estudiantil porque estaría desocupado y porque queríamos pasar al menos un receso juntos. Me contó que lo de geografía fue tan perfecto que cuando el profesor le entregó su examen le preguntó si invocó al diablo o cómo le hizo para salir tan bien. Él le dijo que simplemente estudió mucho con su tutor privado.

— Ojalá eso hubiera hecho— dijo él—. Me encantaría poder pasar un examen yo solo. Aunque también me gustaría invocar al diablo.
— ¿Al diablo? ¿Por qué?— dije.
— Sólo para ver si es posible. Quizá también para preguntarle por qué me va tan mal con los exámenes. Porque ahora que lo veo, recuerdo todo esto.

Me enseñó algunas cosas del examen. Efectivamente las sabía. Eso me pareció extraño.

— Sabes bastante— dije—. Pudiste pasar el examen tú solo.
— No, en el momento en el que lo vi no recordé nada. Es como si sólo tuviera que ver un examen para olvidar todo.
— ¿Y si sólo eres malo manejando la presión de hacer un examen?
— No lo sé— dijo—. Pero toda mi vida he tenido dificultad para hacerlos. Pero no es sólo eso. También me cuesta aprender algunas cosas. Por ejemplo recuerdo todas estas cosas de geografía porque cuando el profesor daba las clases, yo lo veía como algo útil para el futuro de mi empresa. Es decir, necesito hacer autos que sean útiles para algún determinado tipo de clima o relieve... parecía interesante...
— ¿Y si sólo aprendes de diferente manera?— dije—, es decir, todos somos distintos, es normal que este sistema educativo que tenemos no sea el adecuado para todos.
— Suena a que soy muy raro— dijo.
— Bastante, es verdad— dije—. Más de lo que me parecías al principio.
— ¿Significa que ya no me quieres?
— No dije eso.
— Pues no parece. No me has besado tanto últimamente como antes. Creo que nuestra relación necesita un nuevo enfoque... ¿Qué tan dispuesto estás a ir a terapia de pareja conmigo?
— Nosotros no necesitamos eso. Aunque sí deberías recomendárselo a tus padres.
— No, su matrimonio despareció hace mucho, no serviría de nada.
— Es una lástima— dije—. Me siento mal por tu madre.
— ¿Ahora te agrada ella?
— Es muy buena dando consejos. Y otras cosas. Aunque admito que es muy rara. Nunca sé qué está pensando...
— Está loca, sólo ignórala— dijo—. En cuanto a nosotros, deberíamos hacer más cosas juntos. Por ejemplo hoy hay un partido de basquetbol y me encantaría que fueras a verlo...
— ¿Y esa es una buena idea? Porque la última vez te golpeó un balón en la cabeza por mi culpa.
— Fue porque me sorprendiste. Ahora sí sabré que estarás ahí así que estaré preparado.
— De acuerdo, no sé nada de basquetbol pero si quieres que vaya aún así, lo haré.

Al principio parecía una idea buena hasta que estuve en las canchas y descubrí que habían muchas personas, principalmente chicas y todas lo apoyaban a él. Eso me puso de mal humor. ¿Quiénes se creían todas ellas? Le gritaban cosas como si fueran sus novias. Y yo estaba saliendo con él, no era justo. Pero no podía decirlo. Así que me quedé mirándolas con enojo.

— Hola Emery— me dijo Harry, me interrumpió de mis pensamientos.
— ¿Vienes a ver el partido?— le pregunté.
— Sí, debo apoyar a los chicos... ¿Por qué estás tú aquí?
— Sólo... tenía tiempo libre.
— Además el equipo está pasando por una racha de victorias muy buenas— dijo él.

Tony estaba a su lado. Me saludó con la mano tímidamente.

— Por cierto, queríamos comentarte algo— dijo Harry—. Sabemos que aplicarás el examen de admisión para la misma universidad a la que Tony y yo queremos entrar, así que no sé si sabías pero hay una especie de beca disponible si consigues la recomendación de un ex alumno...
— Lo sé— dije—. Debe ser una carta de recomendación. Ya la tengo. El abuelo del presidente fue el que me la regaló.
— Definitivamente ganarás esa beca entonces— dijo Harry—. Pero no será fácil. Tony y yo también nos postularemos. Estamos practicando para la entrevista, ¿Te gustaría practicar con nosotros algún día?
— ¿De verdad?— dije sorprendido—, eso sería... muy útil.
— Mi hermano mayor se graduó de esa universidad— dijo Harry—. Y obtuvo esa beca así que sabe qué cosas preguntarán en la entrevista.
— Me encantaría— le dije—, ¿Es tu hermano el que te dará la carta de recomendación?
— Así es— dijo Harry—. Y en el caso de Tony, se la dará su padre.
— Debió ser difícil para tu padre escoger entre sus hijos— le dije a Tony—. Porque sólo se puede recomendar a alguien una vez.
— No lo fue para nada— dijo Harry—. Porque la competencia para Tony fue esa.

Me señaló a Gigi, que estaba bailando sobre una silla mientras apoyaba al equipo. Imaginé que entre Tony, que estaba dentro del top 5 de promedios más altos de su grado y ella, fue sencillo decidir a quién apoyar.

— Elegir a Tony fue muy fácil— dijo Harry—. Aunque él aún se siente mal por Gigi.
— No deberías— le dije—. La universidad no es la única opción para hacer cosas grandiosas en la vida. Quizá para ustedes sí pero no para todos.
— Sí, yo también lo creo— dijo Harry—. Hay muchas personas talentosas en diferentes cosas.
— Sin embargo el sistema educativo en el que estamos parece simplemente alentar a unas personas y a otras no— dije—. Como si creyeran que todos tenemos los mismos talentos y sueños.
— Eso es cierto— dijo Harry—. Somos diferentes. Ojalá en el futuro se reformaran algunas políticas sobre educación... tal vez Zac lo haga cuando sea presidente. Podría ser una buena propuesta. Yo votaría por él si lo hiciera.
— Yo también— dije—. Siempre y cuando tuviera una campaña política bien manejada.
— Tú estudiarás economía, ¿No?— me dijo Harry—, podrías ser su jefe de campaña.
— Suena a algo muy complicado— dije—. Y no sé si pueda ser un buen líder.
— Yo creo que sí. Eres muy listo— dijo Harry—. Y si quieres prepararte con nosotros para la entrevista, avísame.

Después se despidió para ir con Gigi porque al parecer bailar sobre la propiedad material de la escuela iba contra las reglas. Además Tony parecía preocupado por ella.

Miré a Dalton. Me observó. Como nadie me estaba poniendo atención, lo saludé con la mano levemente. Desvío su mirada inmediatamente. Me pareció raro. Entonces Jason le pasó el balón y lo golpeó en la cabeza.
Me llevé las manos a la cara. ¿No se suponía que ya no pasarían cosas como esas? Hubo una pausa al partido. Jason se acercó a mí.

— ¿Has considerado ponerte una bolsa de papel en la cabeza?— me dijo.
— No... pero parece una buena idea ahora— admití un poco avergonzado.
— A este paso perderemos todos nuestros partidos— dijo—. Y necesitamos a Dalton para ganar.

Lo miré atentamente.

— ¿Él te contó sobre nosotros?— le pregunté.
— No, para nada— dijo—. Es sólo que soy muy observador. Noté la forma en la que se miraban y deduje que sentían algo por el otro.

Lo miré totalmente sorprendido.

— No te preocupes, no creo que nadie más se haya dado cuenta— dijo—. No todos son tan observadores.
— ¿Y tú... piensas que esto está bien?— dije un tanto agobiado.
— No, Dalton no puede darse el lujo de ser golpeado tantas veces, sus neuronas no necesitan eso.
— Me refería a... lo de nosotros...
— ¿Por qué no estaría bien?— dijo—, y aún si yo pensara que no lo es, ¿Lo dejarías sólo por algo que yo creo?

Negué con la cabeza.

— Exacto— dijo con una sonrisa—. Así que dedícate a ser feliz. Es todo.

Dalton se acercó a nosotros. Lo miré. Parecía cansado.

— Lamento lo del balón— le dijo Jason—. La idea era que lo recibieras con las manos, no con la cabeza.
— ¡Eso trataba de hacer!— le dijo Dalton molesto.
— No parecía— dije.
— No volverá a pasar— dijo Dalton—. Me concentraré.

Sin embargo eso no pasó. Casi al final del partido me miró, yo estaba con Harry, lo fulminó con la mirada, Jason le pasó el balón y volvió a golpear su cabeza. No pude evitar reírme.
Quizá era torpe... pero era mi torpe. Y era lo único que me importaba. De verdad lo amaba.

De Amor Y Otras Cosas ImposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora