15. De infiernos y calores

179 42 7
                                    

En unos días me acostumbré a mi nueva rutina. Dalton iba por mí en su auto cada mañana. Nos separábamos en el estacionamiento. Nadie nos veía llegar juntos. En la escuela nos ignorábamos en los pasillos. En la salida nos encontrábamos de nuevo y hacíamos planes de regreso en el auto o nos deteníamos en alguna parte.
Marzo estaba resultando un mes agradable.
Además, nadie sospechaba de nosotros. Y por si no fuera suficiente, estar ocupado en Dalton me distraía bastante, lo que significaba que pensaba menos en el presidente.
Seguía haciendo cosas para él pero nada complicado o tardado. Tenía un verdadero pretexto para negarme y eso me hacía las cosas más fáciles.

Me sentía de buen humor y hasta me parecía emocionante la situación. Era como en esas películas de acción donde hacían planes para dar algún golpe importante. Por supuesto que en esas cintas los protagonistas eran personas con múltiples habilidades, listos para hacer cosas sin ser descubiertos.
Dalton no era para nada así. Le costaba concentrarse y seguir indicaciones sin cuestionarlas. Yo empecé a pensar que las cosas no serían tan fáciles como pensé.

- ¿En serio no puedes memorizar las respuestas?- le dije una tarde después de clases cuando nos detuvimos debajo de un enorme árbol que había en un parque cercano a mi casa.

Él me observó.

- Esto es más complicado de lo que parece- dijo.
- Claro que no, ya hice la prueba y será de opción múltiple con incisos. Debes memorizar cosas como "1-b y 2-c"
- Por eso, es confuso.
- ¿En qué es confuso? El número representa el orden de la pregunta y la letra es la respuesta. Lo que significa que para la pregunta 1, la respuesta es el inciso b.
- Sí pero son como 100 preguntas.
- ¿Y no puedes memorizar 100 combinaciones?
- Si pudiera memorizar cosas así no estaría pidiendo tu ayuda- dijo molesto.
- Entonces busquemos otros métodos- dije.

Él me observó.

- ¿Estás molesto conmigo?- me preguntó.
- No, estoy cansado. Es sólo eso.
- ¿Cansado de mí y mi estupidez?
- No, tu estupidez y tú no me molestan para nada- dije-. Ya me acostumbré a ustedes.
- Eso no suena nada bien.
- Lo es, siempre me sorprenden.
- ¡Perdóname por no poder memorizar esas tontas combinaciones!
- No son tontas, son fáciles- dije-. Más sencillas que tener que memorizar todo lo que necesitas para pasar la prueba real.
- ¿Tan difícil es?
- No para mí pero sospecho que tú tendrías trabajo para aprenderte toda la tabla periódica, cada elemento con su simbología, categorización, número atómico, etc.
- Me enojaría contigo si no fuera verdad- dijo él-. Todo eso suena tonto. No necesito saberme la tabla periódica, lo único que debo saber es como usar nitrógeno para hacer que un auto sea veloz hasta que se desintegre.
- Eso suena peligroso y me enojaría pero me sorprende que sepas al menos que existe el nitrógeno.
- Emery, deberías tener más fé en mí. Tendré el taller de autos más grande de la ciudad.
- Siempre y cuando logres graduarte- dije-. Cosa que no pasará si no buscamos una manera de que puedas copiar las respuestas y pases inadvertido.
- Ya lo sé- dijo frustrado.

Lo pensé un momento.

- La profesora Clara de química no suele ser muy estricta cuando aplica exámenes- dije pensativo-. Camina por las filas de asientos pero no se fija detenidamente. Si escondemos las respuestas en alguna parte en donde puedas verlas pero que no llame la atención, ella no sospechará.
- Ella ya conoce el método de la botella de agua- dijo Dalton-. Así que no deja que tengamos botellas de agua sobre el escritorio.
- Ese método es tonto y obviamente no lo usaríamos- dije-. Todos lo conocen.
- Es como el del borrador.
- El del borrador podría ser útil pero no esta vez- dije-. Son tantas las preguntas que necesitas un espacio más grande para anotarlas.
- ¿Entonces no piensas que el método del borrador sea tonto?
- Es útil para escribir alguna fórmula algebraica o matemática- dije-. Algo que no requiera de mucho espacio. Además puedes gastar el borrador después de copiar y eliminar la evidencia. Por supuesto que su desventaja es que es el segundo lugar que revisan los profesores cuando sospechan que están haciendo trampa.
- ¿Cuál es el primer lugar?
- Las manos, brazos y antebrazos- dije.
- Esto va a ser más difícil de lo que pensé- dijo él.
- No, sólo hay que ser creativos- dije.
- De acuerdo, espero tu creatividad- dijo él.

Nos encontrábamos sentados debajo del árbol. Hacía calor. Estaba resultando un Marzo muy caluroso.

- Necesito un helado- dijo él.
-Odiaría tener que regresar a casa en bicicleta con este calor- dije.
- De nada- dijo él.
- No te estoy agradeciendo- dije.
- Deberías. Este calor es terrible. Aunque admito que es bueno para empezar a acostumbrarse a las llamas del infierno. Después de esto que haremos sin duda es ahí donde llegaremos.
- Pensé que las implicaciones éticas de esto no te importaban.
- Así era hasta que consideré la posibilidad de irme al infierno- dijo él-. Si no soporto este calor, menos soportaré el del infierno.
- No sabía que creías en cosas como esas.
- No es que crea particularmente- dijo él-. Pero tampoco quiero desechar la posibilidad.
- Entiendo- dije-. Estás igual que yo. Científicamente no existe algo como un dios pero... creo que la vida necesita un poco de fé en cosas extraordinarias.
- Pensé que eras un hombre de ciencia- dijo él.
- La ciencia no niega posibilidades hasta que llega a un hecho concreto. Y la existencia de dios no es algo totalmente descartado.
- ¿Y la del infierno?
- No lo sé, suena cruel que dios quiera castigarnos quemándonos por toda la eternidad.
- Pero en caso de que quiera hacerlo, yo estaré preparado- dijo él feliz mientras sacaba un gorro deportivo con visera-, cuando me muera me enterrarán con esto y evitaré quemarme.
- Eso sólo sirve para el sol, no creo que en el infierno sea de utilidad...

Entonces la idea llegó a mi mente.

- ¡Lo tengo!- dije sorprendido.
- ¿Qué cosa?- dijo él.
- Ese gorro- dije-. Ya sé cómo podemos hacer trampa.
- Ah, eso. Pensé que ya habías descubierto cómo hacer para que no me muera de calor en el infierno.
- Dalton, esto es más importante. Y fascinante. Escucha con atención.
La clase en la que tendrás la prueba de química será la última del jueves. Es perfecto, después de eso te toca práctica con el equipo de basquetbol. Llegarás a la clase usando tu ropa deportiva y ese gorro. La profesora verá el problema y te cuestionará al ver que no estás usando el uniforme pero le dirás que es una medida que tomó el entrenador del equipo para ese día, que les dijo que debían llegar preparados para entrenar y que por eso tú te cambiaste antes. Laura me ha contado que la profesora no suele perderse ningún partido oficial del equipo, lo que significa que los apoya y quiere que ganen.
- Sí que has investigado- dijo él.
- Quiero hacer bien mi trabajo.
- ¿Y para qué usaré mi ropa deportiva?- dijo él.
- Para que no sospeche. Usarás el gorro y en la parte inferior de la visera estarán pegadas las respuestas de modo que puedas mirar para arriba y las veas. Las escribiremos para que sean compactas y entendibles.
- ¿No sería mejor si sólo uso el gorro?
- No porque no tendrá sentido que uses el gorro si estás adentro. Sin embargo si estás usando otra ropa puede ser comprensible que crean que quieres estar preparado para la práctica y que por eso hasta el gorro tienes listo.
- Tiene sentido- dijo él.
- Confía en mí, funcionará- dije-. Pero debes hacer todo lo que te diga sin cuestionarlo.

De Amor Y Otras Cosas ImposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora