El abuelo me dio permiso de que Dalton se quedara en mi casa. Así que él llegó en la noche con su auto. Nos encontramos en la puerta. Iba a abrazarme cuando el abuelo apareció. Ya tenía los brazos extendidos. Entonces se giró y lo abrazó a él.
— ¡Muchas gracias por dejarme quedar aquí, se lo agradezco mucho!— dijo y lo soltó.
Mi abuelo lo miró con rareza.
— Eh... de nada— le dijo a Dalton.
Eso sin duda fue extraño.
— Ven, hay que ir a estudiar a mi habitación— le dije.
Me siguió. Ya adentro cerramos la puerta.
— ¿Qué fue eso?— le dije.
— ¡No lo sé, fue lo primero que se me ocurrió! No es mi culpa, tenía muchas ganas de abrazarte.
— Ojalá el abuelo se lo haya creído... o si no será difícil de explicar.
— No puede descubrirnos sólo por un abrazo... ¿O sí?
— No lo sé.
— Pues si pasa yo estoy listo para todo— dijo—. Asumiré mi responsabilidad y le pediré tu mano.
— ¿Qué?— dije asustado.
— Yo le agrado, seguramente no se enojará... quizá hasta le agrade que nos casemos.
— Eso no pasará, principalmente porque él no sabrá nada.
— Hasta la graduación— dijo—. Ahí sí le contaremos todo.
— Sí pero mientras tanto no hay que hacer nada extraño, ¿De acuerdo?
— ¿Besarte cuenta como extraño?
— ¡Por supuesto que sí!
— Pero tengo muchas ganas de hacerlo...Se acercó. Me abrazó. Debía apartarlo pero realmente no quería. Así que dejé que me besara. Me derretí entre sus labios. Mi cara comenzó a ponerse caliente. Él me sujetó con firmeza de las caderas. Me abracé a su cuello.
No sabía que lo había extrañado tanto hasta que lo tuve así de cerca. Era como si mi mente entrara en otra dimensión y sólo pudiera pensar en él. Perdí el aliento y me separé un poco para poder respirar.— Emery— me susurró—, quiero hacerlo...
— Mi abuelo... está afuera...— dije tratando de recuperar el aliento.
— Entonces... ¿Está bien si sólo te toco un poco?
— No, no podemos...Pero no me hizo caso. Sus manos empezaron a desabotonar mi camisa. Traté de detenerlo pero simplemente al tocar sus brazos sentí que quería que lo hiciera... como si me hubiera hechizado. Arrojó mi camisa al suelo. Me abrazó. Sentí sus dedos en mi espalda.
— Emery, eres tan suave...
— No hables— dije avergonzado—, o nos...
— También hueles muy bien— dijo—. Tú siempre hueles bien... todo de ti me gusta...Era como si también pudiera acariciarme con su voz. Entraba lentamente por mis oídos y me sedaba... me adormecía.
Comenzó a besar mi cuello. Hasta incliné un poco mi cabeza para dejarlo hacerlo. Me sentía tan pesado que me sostuve de sus brazos para no dejarme caer. Entonces siguió besándome como si estuviera siguiendo un caminito que lo llevó hasta mi pecho. Me besó y me estremecí porque fue muy repentino. Abracé su cabeza. Mis piernas me temblaban.
— Dalton— dije en medio de mi excitación—, yo... mis piernas... no...
Entonces sentí su lengua en uno de mis pezones y fue demasiado para mí. Mis rodillas se doblaron y me dejé caer. Pero él estaba rodeando mi cuerpo con sus brazos así que me sostuvo.
— Está bien, te tengo— me dijo—. Ven, te llevaré a tu cama...
Me dejó sobre ella lentamente. Se inclinó hacia mí. Lo miré. Pasó su mano alrededor de mi rostro.
— Está roja— me susurró—. Tu cara siempre está roja.
— Perdón— dije un susurro.
— No dije que no me gustara. Es algo que amo de ti. Una de las muchas cosas.
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De Amor Y Otras Cosas Imposibles
Teen FictionDalton necesitaba graduarse a como diera lugar. En su desesperación, le ofreció un trato a Emery, un chico muy inteligente: si le ayudaba a pasar los exámenes, él le pagaría una buena cantidad de dinero. Emery necesitaba el dinero para la universid...