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Ester no estaba y sinceramente me importaba muy poco dónde podía estar, es decir, puede estar haciendo algo importante que tenga que ver con lo que sea que fuera su plan.

Sin embargo, necesitaba saber donde estaba Amelia, y para eso necesitaba a Mary.

Cuando estuve frente a ésta la tomé del brazo y la jalé a un lugar del palacio, ella me miraba mal, seguramente Ester le había contado que yo estuve un paso adelante de sus planes.

—¿Se te ofrece algo? —Preguntó.

—Sabés lo que necesito. —Dije.

—Lástima. —Alzó los hombros.

Sonreí y mordí mi labio inferior antes de apretar su brazo con fuerza.

—Soy la bruja de corte, no querrás que te castiguen por segunda vez por traicionar a una. —Sonrió.

—Y yo supongo que vos no querés que te castiguen por primera vez y última, en una guillotina, siendo decapitada. —Le dije. —Acabas de traicionar a la futura princesa y por ende a mí, ¿sabés lo que puede pasar si lo digo?

La palidez en su rostro me dio a entender que ella me había comprendido, mi sonrisa se ensanchó, la tenía justo en la palma de mi mano.

—Podría decirlo pero no lo estoy haciendo, así que al menos cooperá y decime la ubicación de Amelia. —Dije.

—Está en la casa embrujada. —Dijo en voz baja, su expresión parecía decaída, pero de pronto una sonrisa se dibujó en su rostro. —Intoxicada por kilos de tierra santa.

Mis fosas nasales se ampliaron ante la molestia y luego de gruñir aparecí frente a la casa de Lily, traté de acercarme pero sentí enseguida como ardía el ambiente, no iba a poder salir si entraba.

Mi corazón se encogió sabiendo que ella estaba allí inconsciente, apreté mis puños negando con la cabeza, no quería hacerlo pero lo iba a tener que hacer.

Di la vuelta a la casa y me di cuenta de que no tenía como entrar, por todas partes estaba asegurada con el conjuro de tierra santa.

Cerré mis ojos molesto y busqué a el ser que menos quería ver y por suerte estaba aquí en la tierra.

—Quieto. —Pronunció cuando estuve en frente de él.

—No jodás. —Dije rodando los ojos.

Él miró mi mano, seguramente fijándose en mi anillo de matrimonio.

—¿A qué venís? —Preguntó.

—Ya se que nos odiamos, pero esta vez te necesito en serio. —Dije yo.

—¿Sí? —Frunció el ceño.

—Es sobre Amelia. —Casi murmuré.

Me jodía que no fuera yo quien pueda salvarla esta vez, y me dolía todo el ser de solo pensar que justo era este tonto el que sí podía.

—Está encerrada en una casa infestada de tierra santa, debe estar inconsciente y débil. —Dije.

Valentín me miró preocupado y traté de no golpearlo, me jodía porque él no tenía que preocuparse por Amelia.

Hice una seña para que me siguiera y aparecí junto a él en frente de la casa.

—Salvala y mantenete lo más alejado de ella que podás. —Dije mirando a Valentín.

—Salvaré a Amelia porque quiero, y las condiciones guardátelas. —Dijo antes de entrar a la casa, dejándome apretando los puños y con ganas de llorar de la furia.









Holaaas<3

Las amo<3

HELL II [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora