Me acomodé la blusa y me levanté.
—¿Qué mierda? —Pregunté alzando una ceja.
Él me miraba molesto y tomó mi mano con brusquedad haciendo que lo empuje.
—¿Qué hacías con ese? —Preguntó con un tono poco amable.
—Me hacía un examen de mama. —Reí seca.
Él me miró peor.
—¿Y ahora por qué yo te debo explicaciones a vos? —Dije seria.
—Vos no me debés explicaciones, loca, me chupa un huevo con quién hagás tus cosas, pero no con un maldito ángel. —Escupió con asco.
—¿Y qué tiene? Solo quería que pecara. —Alcé los hombros.
—Bueno te estoy diciendo ahora que con él no. —Dijo.
Su tono molesto y sus palabras amenazantes me llevaron a Mateo, que también me había pedido antes que me alejara de Valentín.
—Chupala. —Dije molesta.
Me di la vuelta para desaparecer pero Daniel tomó mi brazo desapareciendo conmigo y reapareciendo en otro lugar.
Era una casa abandonada, que claramente no siempre estuvo abandonada, era muy linda, pero los espanté por una semana hasta que los maté.
Mi casa.
—Salí, Daniel. —Dije.
Él no dijo nada, solo juntó sus labios abruptamente con los míos para estrecharme contra la pared y apretarse contra mí.
Sus manos fueron a mi cadera, la cuál apretó con total descaro mientras subía cada vez más la intensidad de nuestro beso. Yo claramente lo había correspondido.
Me jodía que estuviera tratando de decirme que hacer, como si pudiera, pero no puedo mentir, Daniel me encantaba.
Me encantaba como me tocaba y la forma en la que me besaba, lo describiría como alguien realmente intenso.
Daniel sacó sin dificultad mi ropa y yo procedí a hacer lo mismo para segundos más tarde estar ya en la cama, sus labios bajaban por mi cuerpo repartiendo besos sucios que no hacían más que hacerme retorcer de placer.
—Estás húmeda, bebé.. —Dijo Daniel comenzando a jugar con mi feminidad.
Sus ojos se oscurecían poseídos por la lujuria, su sonrisa transmitía lascivia y me estaba volviendo loca.
Su lengua se pasó por mi zona sensible haciéndome gemir mientras que mi espalda se arqueaba, mis manos apretaban de vez en cuando la sábana y mi garganta dejaba libre cualquier gemido.
No tardó en posicionarse entre mis piernas, para de esta misma forma penetrarme con rudeza, sus manos curiosas exploraban mi cuerpo, jugando más en las partes que notaba que generaban más excitación en mí.
Y así terminamos de tener sexo una vez más, él cayó rendido a mi lado, claramente cansado al igual que yo.
Dani comenzó a repartir pequeños besos en mi mejilla que me hicieron sonreír, era lindo que fuera de vez en cuando así.
—Me encantó. —Dijo Daniel con una sonrisa mientras acariciaba mi cintura.
—A mi también. —Miré por la ventana, a la luna.
Sí me había gustado, pero había algo que no me dejaba sentirme completa.
—No volvás a verlo, Amelia. —Dijo mirándome serio. —Te lo digo en serio.
No lo iba a hacer, pero tampoco iba a discutirlo.
—Lo que digás. —Dije para besar sus labios nuevamente.
Holo. 2/?
¿Cuánto creen que dura esta temporada?
Yo digo que 95.