Amelia
Miré él suelo y con mi mente quité varias capas de tierra hasta que vi un hueso. Sonreí y se lo pasé a Peter.
—Intentalo. —Dije yo.
Él asintió con la cabeza poco convencido, sabía que lo ponía algo nerviosa.
—¿No practicaste? —Pregunté.
—Leí, no he hecho prácticas. Dicen que funciona. —Dijo él alzando los hombros.
—¿Leíste sobre qué? —Alcé una ceja.
—Sobre los cetros. —Dijo obvio.
Yo miré el anillo en su dedo y asentí.
Miré el cielo y por su color me di cuenta que el tiempo había pasado, Daniel no había aparecido aún.
—Dale, Peter. —Dije viendo como él miraba el anillo en su dedo.
—Tengo que cortarme. —Dije.
Él soltó un pequeño grito cuando hubo una pequeña apertura en su mano.
—Gracias. —Dijo algo resentido antes de poner unas gotas en el anillo.
Yo miré atenta como el pronunciaba algunas palabras, y vi el anillo encenderse, ahora la piedra que llevaba había cobrado un color rojo luminoso.
—Increíble. —Dije mirándolo. —Intentalo.
—Dejá de presionarme. —Dijo él.
Rodé los ojos y miré como veía el hueso ahí en el piso.
—Dale...
Literalmente le estaba haciendo barra, pero él no era capaz.
—Quizá esta cosa no funciona. —Dijo él.
—Si no funcionara no se habría encendido, ¿no? —Pregunté.
—Se encendió porque es un cetro, a lo que me refiero, es que quizá es un mito lo de su poder, quizá Dani nos mintió, por eso no ha venido. —Dijo él algo exasperado.
—Quizá, pero quizá no porque justo está viniendo. —Dije sin importancia.
Vi como Daniel llegó hasta nosotros volando y se posicionó a nuestro lado.
—Creí que nunca llegarías. —Dije mirándolo a penas de reojo. —Peter no sabe usar el cetro.
—Ya lo encendió. —Dijo Dani.
—Sí, pero no es capaz de darle vida a ese hueso. —Dije yo.
—Y.. —Dani rió. —Es complicado igual.
—Es complicado, pero sin el anillo yo podría lograrlo con algo de esfuerzo. —Dije yo. —Dale, nene. —Lo apuré cuando vi que se había quedado mirándome.
—Bue.. —Dijo Peter rodando los ojos antes de seguir intentando.
—¿Por qué tard..
—Tengo que decirte algo. —Me dijo serio.
Yo giré a mirarlo esta vez bien, me ponía algo nerviosa.
—¿Qué es? —Pregunté.
—Va a haber una guerra. —Dijo él. —Ángeles y demonios.
Abrí mis ojos. —Ah..
—Mateo y Valentín se declararon guerra. —Continuó.
Eso me daba muy mala espina.
—Creo que deberíamos ser parte de la guerra también. —Le dije yo pensativa.
—No. —Dijo serio, algo brusco, haciéndome desconcertar.
—¿Ah? —Dije confundida.
—¡Ni siquiera tenemos ejércitos! Aún nos estamos levantando, y Peter ni siquiera puede levantar ese hueso. —Dijo Daniel exasperado.
—¡Dejen de presionarme que así no aprendo! —Dijo Peter enojado.
Fruncí el ceño molesta. —¿Qué te pasa? —Dije acercándome a Daniel para confrontarlo.
—Mateo me dijo que me necesitaba con él en la guerra. —Dijo Daniel mirándome serio.
Yo me quedé un momento en silencio, sin expresión alguna.. como si no procesara todavía lo que acaba de escuchar.
—Sos un pelotudo. —Dije en un tono bajo, pero áspero.
—No le dije que sí. —Dijo Daniel rodando los ojos.
—Bue, por la forma en que lo decís. —Dije cruzándome de brazos.
—Le dije que iba a quedarme con vos. —Continuó y yo asentí con la cabeza. —Voy a quedarme con vos..
—Más vale.. —Volví a mirar a Peter.
—Solo.. si te alejás de Valentín. —Dijo él.
Yo alcé una ceja.
—¿Qué? —Arrugué el ceño.
—Sí. Este imperio es solo nuestro, ni Mateo, ni Valentín.. ni nadie. —Demandó.
—Valentín no va a entrar en nuestro reino, es un ángel, es solo mi amigo. —Dije obvia.
—Tu amigo nos humilló antes, y hemos batallado contra él mucho tiempo. O te ponés en su contra, o yo iré con Mateo para derribarlo. —Dijo serio.
—Entonces andá. —Dije yo, decidida.
Daniel apretó la mandíbula y asintió lentamente.
—Tendrías que venir conmigo. —Dijo él.
Solté una carcajada.
—Ay, Dani. Me encantaría querer volver, pero primero, no quiero, segundo, aunque quisiera, te olvidás que fui desterrada. Yo voy a ser una reina, o no voy a ser nadie. —Dije seria.
—Va a salir mal. —Dijo Daniel retrocediendo unos pasos.
Bajé un poco mi mirada y alcé un hombro.
—Me tengo fe. —Dije antes de mirarlo nuevamente.
Él asintió con la cabeza.
—No le digás a Mateo, mantené el secreto.. del nuevo imperio. —Dije yo.
—Está bien. —Asintió Daniel.
No dijo nada más, y yo menos, se fue, dejándome como lo hacían todos.
Holaaaaaa<3 amores de mi vida, estoy enamorada de cada una de ustedes.
Se vienen tantas cosas, ya estamos concluyendo la historia❤❤❤