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Amelia

Abrí mis ojos de golpe, estaba de nuevo en la cama de Mateo.

Miré su habitación y lo vi de espaldas a mí, cerca de su clóset, se estaba vistiendo. Llevaba ya puesto su pantalón, pero estaba poniéndose la camisa.

No se cuanto tiempo llevaba en el infierno, pero nunca había dormido.

Mi corazón se aceleró recordando un poco lo que había pasado. Me estaba besando con Mateo cuando todo se oscureció..

No sé que pasó, si acaso fue ese beso, pero me llevó de vuelta a aquellos sentimientos humanos.

Pasé casi en cámara lenta los recuerdos con Mateo, el sentimiento vivo de amor cuando decidí entregarle mi alma a él.

Convivir con Mateo siempre fue peligroso, y había un temor que me dominaba con su cercanía. Sin embargo, estando entre sus brazos me sentía tan bien...

Con sus besos en mi cuello, sus caricias en mi cuerpo, sus miradas, incluso sus amenazas que buscaban mantenerme con él, o con bien.

Sus lágrimas que también fue capaz de liberar frente a mí.

Sus “te amo”...

Mi corazón seguía moviéndose con todas las imágenes a flor de piel.

Lo quería..

Mateo se dio la vuelta y me miró.

—Hola. —Dijo con una sonrisa pequeña.

Él me mató...

Cerré mis ojos y respiré profundo.

Porque me quería a su lado...

¿No tendría que haber sido mi decisión?

Yo también quería estar con él, lo habría seguido hasta el fin del mundo.

«—Te dije que seás mas claro conmigo. ¿Adónde podemos ir? —Pregunté.

—A un mundo donde los dos encajamos bien, y donde esté seguro que nadie va a arrebatarte de mi lado. —Dijo mientras tomaba mis manos.

Yo asentí mirando hacia el cielo que se veía a mi derecha, al borde del cañón.

—Amelia. —Sentí como besaba mi mano y lo miré. —Te amo, por favor no lo dudés, pase lo que pase, yo voy a estar contigo.»

Abrí mis ojos.

—¿Cómo estás? —Preguntó Mateo mirándome.

Abrí mi boca tratando de hablar, pero sentí las lágrimas correr por mis mejillas.

Él frunció un poco el ceño.

Sí, me llevó ahí para matarme..

—Amelia...

Y traerme a él de vuelta, para siempre...

Su mano sujetó la mía y yo la apreté con fuerza.

Lo miré fijamente, con mis ojos mojados y me senté en el borde de la cama.

Abracé el torso de Mateo, quién estaba parado frente a mí.

Sentí sus manos en mi cabello y aplasté mi mejilla contra su abdomen.

—Te extrañé.. —Susurré sintiendo como las lágrimas seguían bajando por mis mejillas.













Holaaaas.<3

HELL II [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora