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Ester

El aire frío chocaba contra mi cuerpo mientras yo estaba sentada en la hierba mirando la llama frente a mí.

Mi mano se acercó lentamente hasta tocar el fuego, no sentía nada.

Las lágrimas amargas bajaban por mis mejillas mientras reía algo enojada, recordando el trágico día de mi muerte.

No creí que Mateo fuera a abandonarme, realmente no, pero me di por vencida, realmente no lo odiaba. Pero cuando desperté, lo primero que sentí fue una sensación de odio y melancolía.

Mi mamá había muerto y estaba "agradecida", porque la odiaba tanto, si era para convertirme en un demonio me hubiese dejado muerta.

Al menos Mateo me había hecho el favor de sacarme una vida que yo no deseaba.

Mateo lo sabía bien, que detestaba la maldad, y ahora era parte de mí, solo que sinceramente no me importaba mucho.

Mamá dejó una carta diciéndome lo que había pasado, que Mateo había sido el culpable de mi muerte, que escondió mi cabeza y buscó a otra persona, no solo eso, era igual a mí.

Eso sí que me jodió, ¿por qué no buscó a la suya? ¿en serio me dejó a mí para conseguirse a otra chica igual?

"—Ya no te preocupés, ahora vas a vivir una eternidad fingiendo ser esa perra que amo, ¿no te gusta?"

El dolor por como me había tratado Mateo también incrementaba con las ganas de matarlo. Casi sentí imposible que aquel chico que solo le encantaba asustarme y protegerme fuese el mismo que me atacó furioso y me cogió de tal manera.

Sentía demasiada impotencia, el odio que tenía incrementaba cada vez más, me escondía en las sombras del palacio y veía como ella pasaba con un semblante serio siempre, parecía molesta todo el tiempo.

La odiaba porque Mateo me había dejado por ella, quizá habría tenido una mejor oportunidad si no hubiese sido porque ella se interpuso.

Con el odio que tenía y los comentarios de Mary, mi propósito se abrió a mis ojos, tenía que eliminarla, yo debía ser la princesa, no ella.

Soplé la llama y ésta se apagó frente a mí, dejándome acompañada solo por la luz de luna en la noche.

Miré el cielo y percibí las estrellas ocultas entre lo oscuro del cielo.

Cuando llegué había casi un ejército de seguidores que esperaban a la princesa que les habían prometido. Uno por uno me dieron sus almas, y logré ascender con rapidez.

Las atrocidades que cometí en las calles no tenían perdón, pero ya poco me importaba.

No sentía una mierda que no fuera molestia y dolor, y sentía que eso me estaba matando.

Maldije el día de mi nacimiento, maldije el sol, maldije mi vida.

Me reí negando con la cabeza mientras limpiaba las lágrimas en mis mejillas. Mateo tenía razón, yo no quería fingir ser nadie, pero al cabo, si miraba bien la situación, yo ni siquiera quería existir.

En algo estábamos de acuerdo, y es que por hacer pagar al otro no nos importaría que también tuviéramos que arder.

Así que no me iba a alejar un solo paso, yo iba a ocupar el puesto de princesa y él no iba a poder estar más con ella.

Ella tampoco tendría que existir.

Si tan solo mamá no hubiera querido que yo fuera bruja, yo habría aceptado las tardes felices con aquel demonio que ocultaba su maldad para cuidar de una chica inocente. Yo habría aceptado mi vida como era.

Yo solo no quería ser lo que ella quería, pero incluso dio su vida para guardarme en esta maldición eterna.

Miré la leña y allí todas las cabezas que había cortado, yacían quemadas sobre la leña. Descendientes de los pueblerinos que fueron con antorchas a quemar mi casa.

Todos tenían que pagar...








Tipo, si Ester fuera la protagonista, se que todas estarían a favor de ella.

#TeamAmelia #TeamEster

HELL II [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora