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(MARATÓN 3/4)

๑Amelia๑

Sería imposible decir que no tenía miles de preguntas en mi cabeza. Es que las tenía, como había dicho antes, no era angustiante.. solo era curiosidad.

¿Qué estaba sucediendo?

Me estaba mirando hace un rato ya en el espejo. Me había puesto un vestido que Mateo me había dado, era blanco, apretado en la cintura y caía en campana la parte de abajo; era como un vestido de novia, pero más bien parecía el de una doncella del siglo XVII.

Mi cabello estaba castaño, como lo era naturalmente, y digamos que fue gustoso ver que estaba más brillante y suave. No tuve el mismo gusto con mis uñas, que lucían como las de una bruja que presentarían en cualquier programa estúpido de terror.

Los odiaba incluso cuando era una humana.

Pensar en mi humanidad como algo del pasado era relativamente extraño. Digo relativo, porque no es como si me desconcertara, sino más bien, que no me acostumbraba del todo.

Me sentía como una bebé, apenas identificando quién era, dónde estaba y para qué estaba aquí.

El infierno desde el lugar donde me encontraba no lucía como en aquella visita involuntaria que tuve a éste, pero suponía que había sido un lugar en el que solamente entraban los humanos para ser atormentados.

—¿Ya estás?

Las palabras acompañadas por un par de golpes en la puerta me hicieron volver a mi espacio.

Me acerqué de nuevo a las puertas de madera y abrí allí, volviendo a ver a Mateo.

Él tenía razón, teníamos mucho de que hablar. Y no porque me interesara saber algo sobre él, sino que necesitaba que él me pusiera en contexto de lo que estaba sucediendo, pero no me había dicho nada mas que el hecho de que era un demonio, y que debía conocer a alguien.

Me sorprendía un poco la seriedad con la que me miraba, como si el solo hecho de existir fuese un tema de extremada delicadeza. Bueno, ese tipo de cosas era las que buscaba entender.

Era de deducir que la vida de un humano y la de un demonio llevaban una diferencia evidente, sin embargo, ¿en qué consistía exactamente?

Además de eso, ¿cómo es que terminé siendo un demonio?

—Acompáñame. —Dijo mirándome de arriba a abajo antes de darse la vuelta y comenzar a caminar.

Detestaba ese tono autoritario que siempre había usado conmigo, regresaba de la muerte (no sé si le podría decir así) y ahí estaba todavía.

Tan arrogante como siempre, tan Mateo.

Lo seguí únicamente porque sabía que había un tercero, y aunque aún no sabía quién era, lo hice porque Mateo lucía bastante serio, como si el tema también lo fuera.

Podría haber insistido con saber de quién se trataba antes de ir, pero conocía a Mateo para mi buena (o mala) suerte, y sabía que él era amante de mantener silencio, del enigma y del misterio, y que yo sería quien tendría que desistir.

—Detente. —Dijo.

Solo podía ver su espalda, sin embargo, sabía que se encontraba extrañamente serio por lo tosco de su voz.

Él se dio la vuelta y yo detuve mis pasos, mirando su rostro.

Mateo podía ser un idiota, podía ser arrogante, un manipulador y mentiroso, podía ser ese ex-amor de tu vida tedioso, podía ser.. un inútil demonio, pero yo nunca iba a poder decir que no era hermoso, porque él lo era.

Bueno, podía negarlo si no quisiera ser sincera.

—Detrás de esta puerta. —Señaló suavemente con su cabeza la puerta que parecía esta vez estar hecha no de una madera fina, sino de algún mineral precioso. —Está el rey de este lugar.

Me quedé completamente estática ante eso.

—Es a él a quien conocerás. —Dijo mirándome a los ojos. —Será ahora tu rey.









*Sale mal* deaaa.

Que contenta estoy estando de regreso aquí ☺️😍

HELL II [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora