Era difícil contar el tiempo, se iba mucho más rápido que en mis tiempos humanos.
Me había estado esforzando mucho por ascender de rango, aun me falta mucho, pero lo voy logrando.
Mateo por su lado se ha vuelto un tanto ocupado, y bueno, era un príncipe. Me había dado cuenta que tenía cierta relación con Satán que parecía un poco más estrecha que la de cualquier otro demonio.
También tenía que mantener su rango, así que prácticamente ocupaba su tiempo en lo mismo que yo.
Por mi lado he ganado varias almas, aunque la mayoría de veces terminaba sin ellas porque me agotaban la paciencia y terminaba matándoles antes de que pudieran entregármela; pero eso no era malo, porque al final estaba pecando y eso seguía sumando.
—Bienvenida. Amel..
—Ahórrate tus palabras. —Dije antes de cruzar directamente hasta aparecer en mi "cabaña".
Bueno, así le decía yo al menos.
Cuando cerré los ojos oí la voz y la seguí en mi mente hasta aparecer frente a quien me llamaba.
Miré al chico que estaba frente a mí, tendría más o menos diecisiete años.
Él palideció un poco, sin embargo, no demostró mucho temor, y aunque me alimentara de eso, me gustó.
—Hola. —Me saludó primero.
Sonreí de lado. —Hola.
Tenía cabello castaño, un poco largo, y ojos color miel. Sus ojos mostraban seguridad, sabía por qué estaba ahí y para que me había llamado.
Miré con atención el lugar. Era una casa oscura, apenas captaba que era de noche. Todo se veía viejo y dañado.
—Buen lugar. —Dije.
Era una casa abandonada.
Por una ventana pude reconocer los árboles, estábamos en una zona rural.
Cerré los ojos por un momento y recordé aquella noche de halloween en que me metí a la casa embrujada.
—¿Por qué me invocaste? —Cuestioné.
—Ah, ¿puedo saber tu nombre? —Preguntó.
Alcé una ceja y comencé a levitar, era tan cómodo que se me estaba haciendo costumbre.
—¿Por qué no me temes? —Pregunté.
—No lo sé.. —Susurró.
Lo miré dudosa y finalmente alcé los hombros restándole importancia.
—Amelia. —Me presenté. —¿Vos?
—Ah.. Peter. —Dijo y yo asentí. —Lo siento, no quiero ser formal, es solo que..
—¿Qué? —Alcé una ceja cansada de lo extenso que estaba volviendo el tema.
Solo decime que necesitás para saber si lo cumplo o te devoro la cabeza.
La de arriba, por favor.
Bueno, puede que la de abajo y luego la de arriba.
O la de arriba y luego la de abajo.
Ah, que importa el orden.
—Quiero que seamos amigos. —Dijo.
Lo miré seria, con una mediana expresión de "¿en serio?".
—¿Para.. eso me.. invocaste? —Pregunté y fruncí un poco el ceño al final.
—No, solo que.. tengo muchas peticiones. —Dijo.
Hundí mi lengua en mi mejilla y luego sonreí ladeado.
—Tienes mucho odio en tu corazón. —Dije.
Él frunció un poco el ceño y asintió.
—Tengo cosas de las cuáles vengarme, pero no puedo hacerlo sin ayuda de alguien como vos. —Dijo.
—¿Y tu papá? —Pregunté.
—Está muerto. —Dijo.
—¿Querés que nos venguemos de eso? —Alcé una ceja.
—No, lo mató el diablo. —Dijo.
Alcé ambas cejas sorprendida.
—¿Y cómo lo sabés? —Cuestioné.
—Mi papá me había advertido que había hecho algo malo. —Dijo Peter.
—¿Y qué hizo? Lucifer no parece la persona que se ocuparía de un simple humano. —Dije.
—Mi papá no era simple. —Dijo molesto.
—Digo lo que quiero. —Dije alzando mi hombro derecho en señal de indiferencia.
Él resopló bajo. Era valiente.
—En fin, ¿qué hizo? —Cuestioné.
—No lo sé. —Dijo. Alcé una ceja. —Lo juro.
Parecía decir la verdad.
—Okay. —Lo miré fijamente. —Mira, Peter. La amistad entre demonios y humanos es algo compleja, porque nuestra amistad solo existe con truques de por medio. —Dije. —Se basa en interés.
Él asintió. —Ya sé lo que estás tratando de decir. Estoy dispuesto a dar mi alma.
—Genial. —Sonreí.
—Supongo, ¡yupi! —Habló con sarcasmo.
—Me agradás. —Dije asintiendo.
Y era en serio. Cuando me cruzaba a aquellos humanos que me llamaban, solo podían gritar, temblar, balbucear o ser.. simplemente estúpidos.
—¿Cómo no te voy a agradar si te voy a dar mi alma? —Habló obvio.
Alcé una ceja. —Tampoco te sobrepases, vas a tener que respetarme.
—Créeme que lo haré, mi papá me advirtió sobre estas situaciones. —Asentí.
—Y.. si no querés vengarte de tu papá, ¿qué querés? —Cuestioné.
—Muchas cosas, pero primero voy a darte mi alma. —Dijo, sorprendiéndome una vez más.
Normalmente los humanos son inseguros y quieren que al menos le des algo a cambio para que ellos estén seguros de darte su alma.
Pero bueno, él lo había dicho, su papá le había advertido de esto.
—¿Ahora mismo? —Quise confirmar.
Él asintió y yo sonreí.
—Supongo que nos vamos a llevar bien. —Dije antes de tomar su mano para aparecer en la cabaña.
Holaaas.
Este no es el nuevo personaje del que hablaba, en realidad la novela va a tener varios personajes nuevos, pero del que tanto hablo ya está por aparecer y les va a gustar<3