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Fue como una película, todo era en cámara lenta, no, parecía que el mismísimo tiempo se había detenido.

Sus ojos eran celestes, divinos, quizá los más hermosos que había visto alguna vez.

Unas alas gigantes decoraban su espalda, las cuales tenían unas plumas blancas brillantes.. tan blancas como nunca antes había visto.

Estaba en desconcierto porque no me esperaba encontrar un ángel.

Siempre fui muy limitada a mi propia existencia, cuando era humana nunca me preocupé por los demonios o ángeles, ni creía en la existencia de un dios.

Y, aunque conociendo a Mateo supe que los demonios existían, nunca me interesé por su mundo, y es por eso que apenas lo estoy conociendo.

Y ahora, ¿un maldito ángel?

Tendría que haberlo deducido, y realmente no es que no creyera en su existencia, es que nunca le presté atención a esa idea.

Cuando salí de mis pensamientos noté que caminaba hacia mí, mirándome con molestia.

Fruncí el ceño.

—¿Quién mierda sos vos? —Pregunté.

Le mandé un puño justo hacia la cara, y maldije cuando lo esquivó.

Ágilmente tomó mi mano y con facilidad me volvió a lanzar al piso haciendo que me queje.

Mi cuerpo se estaba calentando de la rabia que sentía.

Pero no lo negaba, tenía miedo.

Él tenía mucha fuerza.

Apreté mis dientes cuando lo vi acercarse a mi y cuando estaba por tocarme recibió un puño.

Me levanté rápidamente al ver que había sido Mateo quién se había encargado de ésto.

—¿Quién te pensás que sos, ah? —Preguntó Mateo al ángel que ahora se había puesto de nuevo de pie.

Ambos se miraban con molestia.

Era una escena meramente icónica, aquel ángel brillante de un lado y un príncipe infernal del otro.

Las ganas de matarse chocando.

El odio en la frontera.

No pude evitar emocionarme al ver a Mateo allí defendiéndome. De igual manera, mi lado orgulloso estaba molesto, primero porque me habían dado dos golpes, y segundo, porque no fui capaz sola.

El ángel rió mirando a Mateo.

—Querías matar a la humana equivocada. —Dijo esta vez mirándome a mí.

Alcé una ceja mirándolo mal.

Hacete la digna, como si no te hubiesen golpeado.

—Me importa demasiado poco. —Dijo Mateo acercándose de más a él. —La próxima que la toqués vas a tener que quedarte a arder con nosotros.

—No te tengo miedo. —Dijo seguro.

Él seguía mirándome, era un puto ángel, y aun así lograba ponerme los pelos de punta.

—Puto. —Hice que leyera mis labios, ya que no lo pronuncié ni siquiera.

Me di la vuelta molesta y toqué mi nariz.

Fruncí el ceño y miré mi mano, había sangre.

Era negra..

Lo que me faltaba.

—¿Estás bien? —Cuestionó Peter llegando a mi lado.

—Creo. —Dije mientras sentía la rabia de nuevo.

Me dolía.

—Eso fue..

—Callate idiota. —Dijo Mateo apareciendo a mi lado.

—La puta madre, dejen de hacer eso. —Dijo antes de tocar su pecho como esta mañana.

Solté una risa seca y volví a tocar mi nariz, estaba sangrando mucho.

—Mierda. —Maldije.

Miré a Mateo y me encontré con su semblante serio.

Él hizo una seña con la cabeza en señal de que nos íbamos, y en seguida desaparecimos.

















Holaas.

HELL II [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora