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Ester estaba sentada en la cama, ni siquiera me miraba, una sonrisa adornaba mi cara, burlándose de ella y seguramente escondiendo mi enojo, por primera vez la estaba confrontando.

—Hermosa, Amelia. —Me reí.

Ella me miró, estaba enojada por supuesto, pero no se atrevía a decirme nada.

Negué con la cabeza mientras me reía caminando de un lado a otro frente a ella.

—¿En serio pensaste que me habías engañado? Por favor, te creías inteligente tratando de enredar al que hace los nudos. —Dije en burla, aunque sabía que en mi tono se notaba mi enojo.

Fue tan obvio, sabía que en Mary no podía confiar desde un inicio.

La muerte de Lily, era obvio que había dejado una heredera, la cuál por supuesto, era Mary. Si Lily tenía una heredera, y las brujas ejecutadas por traición no podían dejar herederas, lo que nos dejaba más que claro que Lily no fue ejecutada por traición. Si no que se ofreció como sacrificio mismo para que Ester pudiera convertirse en un demonio.

Primero las sombras en el infierno, luego tuve encuentros con ella, al principio ni siquiera llevaba el anillo, y luego una imitación simplemente estúpida. Además sus actitudes eran tan diferenciables con las de Amelia.

No le di ni una pista de que ya estaba enterado, porque el silencio siempre te hace estar un paso adelante.

—Lo engañé. —Me reí. —Que hija de perra. Me volví su princesa y ni siquiera se dio cuenta. —Dije antes de tirar una botella contra la pared. —¡En serio estás demente!

Una de las cosas que me preocupaba era que claramente Mary se llevó a algún lugar a Amelia, porque no la había visto hace tres días, y por supuesto lo hizo para poder llevar a cabo la ceremonia con Ester.

—Si lo sabías, ¿por qué te casaste? —Me miró a los ojos.

—¿Qué, pensás que aún siento algo por vos? —Pregunté.

Mordí mi labio inferior y asentí antes de acercarme a ella. Comencé a sacar su ropa forcejeando un poco, pese a que ella no peleaba mucho porque no lo hiciera.

La tiré con brusquedad para que quedara totalmente acostada en la cama y me encimé sobre ella.

—Ella es una perra. —Dijo entre enojada y triste.

—Ah, sí, a esa perra la amo. ¡Ah! —Suspiré mirando arriba y luego la volví a mirar a ella. —Me encanta, no tenés idea.

—Me dejaste muerta por ella. —Soltó enojada. —No creí que fuera verdad cuando mi mamá me lo dijo.

—Tranquila bebé. —Dije antes de besarla mientras sacaba mi pantalón y bóxer.

Me reí encima de sus labios mientras sus lágrimas salían.

—Ya no te preocupés, ahora vas a vivir una eternidad fingiendo ser esa perra que amo, ¿no te gusta? —Dije antes de penetrarla.

Ella jadeó frunciendo el ceño y yo comencé a embestirla con rudeza, sin piedad.

—Mateo. —Se quejó.

—A-ah.. Amelia. —Gemí yo mirándola con una sonrisa. —¿Se siente bien que gima su nombre? Oh mierda, sí..

Ella trató de sacarme y yo agarré sus manos con fuerza.

—Te creías inteligente, te dí lo que querías para hacerte pagar. —Le dije.

—Estás pagando conmigo, viviré fingiendo ser otra persona y vos con alguien que no amas. —Dijo.

Llevé una de mis manos a su cuello y lo apreté con fuerza mientras seguía embistiéndola, frené un momento mientras apretaba con más fuerza su cuello viendo como se ponía roja.

Los demonios no moríamos, pero podíamos herirnos.

—Mientras vos pagués, me importa una mierda tener que arder con vos..









Y.. bueno, qué decirles.

Actualicé otro porque vi que estaban activas y me motivaron jajaja, las amo❤❤❤

HELL II [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora