Llovía ligeramente, estar de nuevo aquí se sentía extraño.
Todo parecía seguir como si nada, los árboles igual de verdes, la tierra igual, el cielo como siempre hermoso.
La tierra no era completamente fea.
No, de hecho la tierra era un lugar hermoso. Los humanos eran lo único que desencajaba en la creación.
Miré la lápida frente a mí.
Mamá había muerto.
Era obvio, estaba segura que luego de matarme la habían matado a ella.
—Ves. —Dije casi en voz baja. Llevaba media hora mirando la lápida, siquiera pestañear. —Te dije que hacías cosas innecesarias.
—Creí que no te gustaría que ella quedara aquí sola. —Dijo él.
—Siempre haces lo que crees, y el problema es que siempre crees mal.
Él no respondió y yo menos que estaba interesada en mantener una conversación ahora.
No fui la mejor hija, aunque diecisiete años es muy poco para poder definirme en una posición como esa.
A los quince comencé a volverme una persona ensimismada.Tendría que haber pasado más tiempo con ella, pero los humanos no entendemos a veces lo que es primordial en la vida.
Pero bueno, arrepentirse no servía de nada, ya estaba hecho.
—Eso era lo que no quería que sucediera con vos.. —Dijo Mateo atrás mío. —Ahora tu mamá nunca va a poder ver la luz del día, y sobre todo no vas a poder mirar sus ojos..
A veces, entre pensamientos boludos que tenía cuando estaba viva, solía pensar en lo duro que podría ser tener que afrontar que mi mamá llegara a morir.
Pero ahora no era así, solo sentía un vacío ampliarse cada vez más y más dentro mío.
—¿Por qué la mataste? —Pregunté.
—Quería extinguir absolutamente todo lo que tuviera que ver con tu humanidad. —Confesó.
En mis manos apareció un ramo de flores. En poco tiempo ya me di cuenta de que solo necesito desear para poder ejercer mis poderes.
Puse las flores allí y me di la vuelta viendo a Mateo junto a Daniel. Este último había estado en silencio todo el tiempo.
—Vamos. —Musité.
—Tenemos planes. —Dijo Mateo.
Alcé una ceja invitándolo a proseguir.
—Iremos a un club. —Dijo él y Daniel asintió con la cabeza.
—Iré a mi habitación. —Dije yo.
—No, de hecho, irás para entender en una noche la única función de un demonio. —Dijo él. —Vamos, entre más rápido aprendas, más fácil te desharás de mí.
Me quedé pensándomelo un segundo pero finalmente accedí, ¿qué más iba a hacer?
Quizá toda mi humanidad no estaba extinta porque extrañaba el celular.
—¿Y cuál es el plan? —Cuestioné.
Miré con un poco de curiosidad a ambos demonios, ya que éstos traían esos cuernos que eran considerados como “coronas” aquí.
—Destruír, Amelia. Lo único que buscamos es dañar a la humanidad, devorar niños y tragar almas. —Dijo Mateo.
Él tomó mi mano y antes de que yo pudiera reaccionar nos encontrábamos en un club. Todo estaba oscuro y habían tenues luces de colores que apenas daban un ambiente loco, pero no iluminaban realmente bien.
—Ya me podés soltar. —Dije apartando mi mano de la de Mateo.
El volumen del lugar se encontraba bastante alto, la gente se veía bastante feliz bailando y bebiendo.
—Opto por matar. —Dijo Daniel.
Miré a Mateo, y luego me cuestioné el por qué buscaba su aprobación.
—Tengo la víctima perfecta. —Dijo Mateo entusiasta.
Él me hizo una seña con la cabeza indicándome un lugar.
Miré hacia allí, encontrándome con Micaela, una Micaela grande y embarazada.
Éste y me fui a dormir, estoy algo agotada. Las amo mucho<3
Me vi la peli de Daddy Yankee y me dieron ganas de volverme maliante, deaaa.