Lo miré a los ojos guardando silencio.
—Me heriste..
—Pero te amaba, aunque fuera un demonio y nuestra forma de ser y sentir fuera distinta. —Dijo mirándome fijamente.
—No te daba derecho a lastimarme así..
—Soy un maldito demonio, Amelia. ¿qué esperabas? Ahora vos lo sos también, y más que nunca vas a entenderme. —Dijo. —No te quise decir lo que sucedía porque ibas a tener miedo. Pero te hice cometer esos.. pecados, porque quería llamar la atención de Satán. ¡Volver a un humano en un demonio no es cualquier cosa!
Fruncí el ceño.
—¿Querés que te lo agradezca? —Cuestioné. —Quizá es lo mínimo que podías hacer después de matarme.
—No lo hice con..
—Con mala intención, ya se que no. Sabés Mateo, puede que tengas razón, pero eso solo significa una cosa. —Dije mirándolo. —Que quedó en el pasado.
Mateo me miraba sin soltar una palabra.
—¿Es decir..?
Rodé los ojos. —Quiero decir que, ¿ahora qué importa?
—Entonces, ¿me perdonas?
—Sí, quiero decir que te perdono, pero solo significa eso. La Amelia que conociste está muerta, aunque lo sabés bien, la mataste. —Dije y me levanté de la silla. —Y ahora, mi corazón está latiendo de nuevo, pero créeme, no soy la misma, ni quiero serlo.
Lo miré a los ojos y sonreí.
—Conocías a una humana.. y eso se ha esfumado completamente de mí. Por más que te perdone.. —Llevé mi mano a mi pecho izquierdo. —Ya no hay un sentimiento de amor por vos aquí.
Al terminar me di la vuelta y comencé a caminar hacia mi habitación nuevamente. Había muchas cosas que quería saber y descubrir.
No había ni mirado bien mi habitación porque me parecía que debía cerrar primero esa “relación” con Mateo.
Él podía tener razón, podía haber hecho todo eso por amor. Sí, su amor podía ser diferente. Pero, ¿eso excusa la heridas?
Ahora no me dolía, como decía, me generaba molestia.
No me dijo su plan porque pensaba que podía que yo me fuera a negar. ¿Y qué si lo hacía?
¿No tendría que haber sido también mi decisión?
Mateo siempre se apropió de mí porque tiene razón, existo a causa de él, y ahora que estoy en ésta “nueva vida” también estoy aquí por él. Pero ahora no iba a dejar que se apropiara de mí.
Tenía una sonrisa triunfante al haberle dicho eso.
Caminé y cuando entré a mi habitación, la puerta se cerró sola detrás de mí.
Delante de mi se encontraba entonces Mateo con una sonrisa decorando su rostro. Sus manos estaban a los costados de mi cabeza en un intento de acolarrarme.
—¿Qué, pensaste que iba a ser así de fácil? —Cuestionó.
Sus labios hicieron contacto con mi cuello, y reviví mi primer sensación humana. Había sentido de nuevo esa corriente eléctrica recorrer toda mi dorsal.
—Puedo seguir provocando eso en vos.. —Musitó en mi oído.
Lo empujé alejándolo de mi cuerpo.
—Sigo sin ser el azul, pero ahora tu príncipe. —Dijo y pasó su lengua por su labio inferior.
En un abrir y cerrar de ojos me encontraba en la cama bajó él, sus manos ejercían presión sobre mis muñecas, manteniéndome completamente quieta.
Fruncí el ceño y él sonrió.
—Estás equivocada si pensás que me voy a morir sin vos, o que te necesito. —Dijo y soltó una suave risa. —Capaz sí, capaz me equivoqué trayéndote aquí. Capaz éste no es tu lugar, y vos no estabas hecha para mí. Pero te olvidás de algo muy importante..
Mi corazón se movió un tanto cuando sus labios se acercaron a los míos rozándolos.
Era como una maldición encantadora.
Quería evitarla pero me sentía atraída hacia ella.
—¿Qué es? —Pregunté.
—No te lo diré.. —Dijo burlón.
Mordí mi labio molesta y traté de alzar mis manos pero no fui capaz. Él rió.
—Sos un demonio, pero no sos más fuerte que yo. —Dijo mirándome a los ojos.
Lo iba a matar. ¡Lo voy a matar!
Pasó su lengua por mi labio inferior
—Los demonios no evitamos caer en la tentación. —Dijo mientras sentía como mi estómago se revolvía.
—No eres una tentación para mí. —Dije sin titubear.
—Y tampoco necesitás ser una humana para que sepa que estás mintiendo. —Dijo antes de soltarme.
Llevé mis manos a su pecho y antes de que pudiera empujarlo él ya se encontraba en la puerta mirándome.
—Se te levantó el vestido. —Dijo mirando mi entrepierna.
Mi primer pensamiento fue cerrar la puerta, pero cuando lo pensé bien no lo hice.
—¿Y? —Cuestioné. —Supongo que yo si soy una tentación para vos.
Mateo se mordió el labio inferior y alzó los hombros.
—Al menos yo no lo niego. —Dijo.
Alcé los hombros al igual que él y abrí un poco más mis piernas.
Mateo miró mi entrepierna antes de dirigir su mirada a mis ojos. Se encontraba completamente serio, y sabía bien lo que provocaba en él.
Sin dejar de mirarme abrió la puerta.
—Esa cosa importante de la que te olvidás, está en tu espalda. —Dijo y sonrió antes de salir.
Miré las puertas cerradas pasmada sin entender.
¿Mi espalda?
Me paré frente al espejo y me miré, me saqué el vestido y me puse de espaldas.
Apreté los puños al ver esa marca en mi espalda que indicaba que yo era suya.
Holasss.
¿Amelia o Amelia 2.0? deaaa