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Amelia

Estaba bajo la noche estrellada de la tierra, mientras sentía como el agua caía sobre mi cuerpo mojado, tras caminar por calles y calles bajo la lluvia.

Miré mis manos que estaban más sangradas que mi cuerpo en general, había matado a tantas personas que se habían atravesado en mí camino.

El cambio que había tenido ante la transición de humana a demonio era demasiado claro, sin embargo Mateo tenía razón, había sentido esa incapacidad por matar a Santino, y la preocupación me había invadido al verlo muerto allí, sabiendo que mi "amiga" iba a quedar sola con un hijo.

Pero era cierto, ella no era mi amiga ya, y a mi poco me tenía que importar quiénes fuimos en mi vida pasada.

En mi mente apareció de nuevo Micaela retorciéndose en el suelo mientras yo le sacaba aquel bebé.. mismo que me comí.

Iba a matarla pero Mateo me lo prohibió, diciéndome que debíamos dejarla vivir con aquella agonía, y que probablemente la muerte la buscaría ella sola para sí misma.

Iba caminando sin rumbo alguno cuando detuve mis pasos para mirarlo ahí, aquel ángel estaba de nuevo ahí frente a mis ojos. Nuestras miradas se cruzaron e inmediatamente mi semblante decayó más.

Mateo me había dicho que me alejara de ese ángel, porque podía hacerme daño, y tenía claro que tenía razón.

—Pensé que eras un mito. —Dijo cuando estuvo frente a mí.

Lo miré bastante seria, con altivez.

—¿Mito? —Cuestioné sin entender.

—Resonó mucho el tema de que una humana se había convertido en un demonio. —Dijo él, me miraba con serenidad. —No creí que fuera cierto.

—Bueno, ahora lo sabés. —Un gusto. —Ironicé.

Él sonrió y negó con la cabeza. —Ustedes son chistosos.

—Ustedes patéticos. —Dije mirándolo fijamente.

—Tendrías que haber conocido el cielo. —Dijo.

—No lo envidio ni un poco. —Dije honesta. —Y no creo que dios aceptase un sucio humano en su "paraíso", Valentín.

Él alzó ambas cejas. —¿Y tu nombre?

—No te importa. —Dije.

Él me inspeccionó de pies a cabeza y yo sonreí con arrogancia.

—¿Querés mirar más? —Dije.

—Podría matarte ahora mismo. —Dijo y yo alcé ambas cejas.

—¿Oh, en serio? No creo que a dios le guste. —Dije burlona.

—Creeme que le gustaría. —Dijo. —Y tengo razones, se nota que hoy tuviste una buena cena.

Sabía que se refería a la sangre en mi cuerpo.

—¿Por qué no me matás entonces? —Alcé los hombros.

—Por el anillo en tu dedo. —Indicó. —Es de Mateo.

Asentí con la cabeza y sonreí.

—¿Le tenés miedo? —Pregunté mientras reía y mordía mi labio inferior.

—Sí. —Rió. —Preguntale a él si le tengo miedo. —Dijo antes de desaparecer.











Bueno, dejo aquí, actualicé cuatro caps y eso me llena. Las amo<3

HELL II [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora