Mateo
Amelia era un alma mía, ahora se había transformado en un demonio, pero seguía habiendo algo en ella que conectaba su alma con su humanidad, y era esa marca.
Cuando se marcó era una humana, y junto a mi nombre quedó marcado el sentimiento que la impulsó a hacer eso, a entregarse a mí.
Es por eso que al tocarla allí, traje de vuelta ese sentimiento en ella.
No lo hice antes porque no creí que las cosas se me fueran a complicar tanto, y porque tenía la esperanza de que ella regresaría sola a mí.
Acaricié su cabello.
—No llorés, bebé. —Dije agachándome un poco para limpiar sus lágrimas.
Sus manos se aferraron a mis muñecas, bastante temblorosa. Besé su mejilla y llevé su cabello hacia atrás.
—Te amo.. —Dije
No recibí una respuesta, pero no recibir una piña de su parte fue suficiente.
Estuve un rato con ella ahí, parecía que le había impactado mucho todo eso.
—No se que me pasa, me siento rara. —Susurró.
Aunque venía de un mundo donde los sentimientos eran muy comunes, ahora era un demonio, y las sensaciones que podían provocar los sentimientos en un demonio podían generar un tipo de asfixia mezclada con shock.
No me resistí y deposité un pequeño beso en sus labios suaves y esponjosos.
—Hay algo que debo mostrarte. —Dije tomando su mano para ayudar a levantarla.
—¿Qué? —Preguntó ella mirándome.
—Algo. —Alcé los hombros.
Ella se levantó de la cama y se puso sus zapatos mientras yo la miraba.
—Detesto tus planes silenciosos. —Dijo ella.
Alcé una ceja.
—¿Planes? —Pregunté.
—Hay algo en tu mente. En realidad siempre tenés algo en mente, y como siempre me lo ocultás. —Dijo ella.
Y cuanto me conocía.
—Bueno, prometo decírtelo más tarde. —Dije mirándola.
Tenía un buen plan.
—¿Y cuánto sería eso? No hay un sol aquí, o una luna que guíe nuestro horario. —Dijo ella.
Amelia no era Amelia si no reprochaba todo.
—Solo seguime. —Dije antes de abrir la puerta para salir.
Por suerte ella no se opuso, pasamos por la habitación de Daniel y éste ya estaba afuera.
—Uy, ¿éste tiene que estar? —Preguntó Amelia.
—¿Cuál hay? —Dijo Daniel. —Agradecé que estás con dos príncipes.
—Daniel. —Lo reré.
—Chupala. —Dijo Amelia mirándolo mal.
—No, eso no. —Dije antes de cruzar mi mano por la cintura de ella. —Te vas a tragar tu soberbia luego. —Le advertí a Daniel antes de comenzar a caminar junto con Amelia.
Llamenme trolo, pero una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver que Amelia no me sacó y caminó conmigo.
Daniel iba a arrepentirse de haber tratado mal a Amelia.
Claro, eso si mi plan salía bien.
Estamos por cerrar todo el problema provocado por la primera temporada, para empezar realmente con lo que sería la trama de esta segunda temporada.
emocióN. xd