¿Gustabo o Pogo?

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Gustabo
Caminaba lo más rápido posible hacia comisaría, necesitaba llegar cuanto antes y alejarme de la gente.

Pogo había vuelto, no sabía ni cómo ni cuando, pero sabía que no había vuelto para hacer algo bueno y tenía miedo de que volviera a tomar el control. Estaba claro que no podía con el yo solo, pero tampoco quería pedir ayuda, no quería molestar a la gente, tampoco hacerles daño y mucho menos no quería volver al psiquiátrico.

Tropecé al no ver que había un bordillo, pero no llegué a caerme. Desde el accidente del ojo llevaba un parche y me quitaba mucha visión. Frustrado me lo quité y lo tiré en una papelera.

Llegué a comisaría y todos se me quedaron mirando como de costumbre. Entré en los vestuarios y fui directo tomarme las pastillas. Cuando estaba abriendo mi taquilla vi a Horacio entrar.

— ¿Te-...Te-... encuentras bien? — me dijo asustado.

- Si, ¿Por qué lo dices? - conteste sin más. Horacio me señaló y me miré de arriba a abajo.

- ¡¿Qué cojones?! - solté cuando vi mi ropa manchada de sangre.

Horacio me miró asustado y retrocedió lentamente.

— ¿Gus-... Gustabo? — Horacio con las manos temblorosas agarró el taser y me apuntó.

- ¡Soy yo Horacio! - le respondí con las manos levantadas mientras avanzaba hacia él.

- ¡NO TE ACERQUES! - me gritó y al instante frené - Arrodíllate y pon tus manos en tu cabeza -

Yo sin rechistar hice lo que me pidió. Horacio se acercó y me esposó.

- Lo siento... - me dijo mientras lo hacía, se levantó y agarró su radio - Tenemos un código G en mi 10-20 -

- ¿Qué es un código G? - pregunté extrañado, la verdad no me sabía bien los códigos, pero... ¿Código G?, no me sonaba para nada.

— Es cuando tu-... — no le dio tiempo a responderme cuando varios agentes entraron apuntándome con armas.

- ¿Dónde está? - preguntó Jack que entró cuando todos los agentes se posicionaron al rededor.

Todo se quedó en silencio cuando Jack se puso enfrente de mi. Mire a la izquierda encontrándome con Horacio que aún seguía manteniendo el taser en sus manos.

- Yo... no... he... hecho... nada... - repetí.

Jack miró a uno de los agentes y hizo un gesto con la cabeza. Intenté volver a hablar pero sentí un golpe en la cabeza y caí inconsciente.

Desperté lentamente un poco desorientado, me encontraba atado de manos y piernas en una silla en medio de una sala que parecía... ¿Una sala de interrogatorio?. Intenté soltarme pero nada.

- ¡Joder siempre la misma historia! - grité.

Sabía que nadie iba a creerme, no tenía ni idea como había llegado esa sangre a mi ropa.

- Pobre Gustabo... nadie le cree... - al escuchar esa voz empecé a agobiarme, en ese momento me acorde que no me había tomado la pastilla.

- ¡Todo es por tu culpa! - grité con rabia.

- Pero si fuiste tú quien mataste a todas esas personas inocentes... que recuerdos...-

- ¿A qué te refieres? - pregunté.

- ¿No te acuerdas de Wilson?, fue tu primer amigo y tu primera víctima. Tan inocente... -

- ¡Yo no le maté!, yo le quería como a un hermano - dije entre lágrimas.

- Yo no pienso igual... -

Muchos años atrás...
Era una noche fría y dos pequeños niños caminaban por un parque con apenas luz.

- ¿No deberíamos volver a casa?, está empezando a hacer frío - dijo el pequeño niño de seis años.

- No le llames "casa", sabes que no lo es - le respondió el rubio.

Siguieron caminando hasta que llegaron a una gran explanada con una fuente en medio. El pequeño Wilson se sentó en el borde de esta, estaba muy cansado y tenía hambre.

- ¡Gustabo! - dijo el niño mirando el interior de la fuente.

- ¡Vamos debemos seguir caminando! - insistió el de ojos azules.

- ¡Mira hay peces! - dijo con una sonrisa.

Gustabo se acercó a él por la espalda. El niño miraba divertido los peces mientras reía. Pero sin saber la razón el rubio agarró la cabeza del pequeño Wilson y la sumergió en el agua. Wilson intentaba llegar a la superficie para intentar coger algo de aire, mientras Gustabo hacía más fuerza y mostraba una sonrisa de oreja a oreja.

Esa noche todo terminó para el pobre Wilson, al día siguiente Gustabo despertó al lado del cuerpo sin vida del niño. Gustabo estuvo una semana sin moverse de aquel lugar en el que su pequeño amigo murió.

Actualidad
Una tortura es lo que había sufrido, Pogo no paraba de manipularme, mientras yo intentaba no caer en su juego.

Las voces pararon cuando Jack entró en la sala de interrogatorios, este dio un par de vueltas por la sala, mientras sujetaba la chaqueta manchada de sangre.

- Gustabin... Gustabin... puedes explicarme, ¿Por qué coño estabas manchado de sangre de animal? - dijo seriamente.

- ¡Lo intenté explicar!, cuando volvía a comisaría vi a un civil pegando a un perro y lo rescaté, pero murió desangrado en mis manos - le respondí.

La verdad me lo había inventado todo, para que evitar que descubrieran que en verdad Pogo había vuelto.

- ¿Y lo del ojo? - me preguntó.

- ¿Qué pasa ahora con mi ojo? - dije cansado.

- Tal vez que tienes la pupila roja y la otra azul anormal - me respondió enfadado.

- Mira... no lo sé, no he ido al médico todavía - respondí sin ganas.

- Vale, pero no me vuelvas a asustar así en tu puta vida - me dijo mientras me desataba.

Menos mal que se lo creyó lo del perro, si no ya te digo que volvería a estar encerrado durante varios años.

Salimos de la sala de interrogatorios y cada uno se fue por su camino como si nada. Volví a dirigirme a los vestuarios para esta vez tomarme la pastilla, pero antes quería preguntarle una cosa a Pogo.

- ¿Pogo?, ¿Sigues ahí? - le pregunté.

- ¿Qué quieres? -

- ¿Por qué mataste a un animal? -

- El triste perro quiso defender a su dueño, pero no pudo - una risa siniestra retumbó en mi cabeza.

Después de haber obtenido una respuesta me tomé la pastilla sin pensármelo.

- Joder - pensé y me senté en uno de los bancos que había en los vestuarios.

Estoy seguro de que le acabarán descubriendo dentro de poco, ya eran muchas cosas raras... la sangre... el mordisco...

- ¡El mordisco! - volví a repetir en mi cabeza al darme cuenta. Ya se habían llevado las pruebas y no sabía a dónde, con eso no podía hacer nada.

El sonido de mi teléfono me sacó de mis pensamientos, lo agarré y miré la pantalla.

- ¡Llego tarde a la reunión! -

Me puse en pie, me cambié de ropa a la de diario y me dirigí al parking.