¿Gu?
- ¡Vamos Horacio! - dije ya cansado tras la puerta del baño.
Llevaba ya un buen rato intentando sacarle de allí, pero mis esfuerzos eran totalmente inútiles. Horacio había llegado a un punto en el que él mismo se había absorbido en su propia burbuja... puto inútil.
- ¿Por qué haces esto? - preguntó tras la puerta.
Esa pregunta me dejó totalmente desconcertado, me senté en el suelo deslizándome por la puerta de aquel baño.
— ¿Q- Qué porque? — dije en un tono el cual solo pude escuchar yo.
Extendí mis manos enfrente de mis ojos y las miré.
¿Cuál era el sentido de todo esto?...¿Encontrar una familia la cual perdí hace unos años?.
Moví mi cabeza intentando quitarme aquella idea, ¿Desde cuando yo pensaba por mi familia?.
Definitivamente ese no era yo...
Giré mi cabeza encontrándome con la puerta del baño... ¿Tal vez en no perder a la persona más valiosa? pensé poniendo la palma de mi mano en la puerta, pero no tardé mucho en quitarla y en volver a la posición en la que me encontraba.
Aún sentado en el suelo levante la manga de mi sudadera y vi la marca reciente que Jack me había hecho.
Tenía la cabeza totalmente hecha un lío, ¿Cómo podía tener tantos pensamientos a la vez y que uno llevara la contraria al otro, como si tuviera una discusión conmigo mismo?.
Estuve un buen rato callado aclarando mis ideas hasta que llegué a una conclusión. Miré de nuevo mi herida y sonreí.
"Debo proteger a Gustabo"
Me levante y quedé delante de la puerta.
- Horacio, ahora tengo que ir a la peluquería, quiero quitarme el tinte... - dije decidió - Tal vez si me acompañas podemos pasar a por unos helados - nada, absolutamente nada se escuchó tras la puerta.
Apreté mis dientes con fuerza y fruncí el ceño, normalmente aquellas palabras funcionarían, pero al no ser así pensé en otra cosa.
-También podemos pasarnos por la tienda del manga, he escuchado que Volkov va todas las tardes - dije esto último susurrando.
Casi al instante escuché el pestillo y Horacio abrió la puerta. No se le veía tan animado como de costumbre, pero me serviría para lo que quería.
Le agarre del brazo y lo arrastré hasta el vehículo como si fuera un perro sin ganas de pasear.
Una vez dentro del coche entramos y comencé a conducir dirección a la peluquería.
- ¿Iba enserio lo de la peluquería? - me preguntó extrañado.
- Claro, ¿Por qué no? - le respondí dirigiendo unos segundos mi mirada hacia él.
Hubo un rato de silencio, yo conducía concentrado mirando a la carretera, pero empecé a sentirme incómodo cuando noté la mirada de Horacio.
- Pensaba que no te gustaba... - dijo al fin.
- ¿A qué te refieres Horacio? - pregunté extrañado.
- A tu pelo... - dijo en un tono bastante bajo.
- ¡Mi pelo si me gustaba!, si no fuera que por el tiempo se fue volviendo cada vez más oscuro - le respondí.
Lo que en verdad no sabía era que había otra razón por la que me teñí el pelo y era por el miedo de encontrarnos con nuestra familia. Vivíamos muy bien nosotros solos, si por casualidad un día nos cruzáramos con nuestra verdadera familia me aseguraría que no nos reconocieran para que pudiéramos seguir viviendo en paz, debía proteger a Horacio y si tenía que dar mi vida por él, la daría sin pensármelo.
- ¡Pero el idiota de Gustabo no supo mantenerse en las sombras y le descubrieron! - pensé dando un ligero golpe en el volante que no pasó desapercibido por Horacio.
- ¿Estás bien? - me preguntó.
- Si - respondí sin dar ninguna explicación a mi acción.
De nuevo el silencio inundó el coche hasta que llegamos a la peluquería, allí Horacio prefirió quedarse afuera esperando a que saliera, yo entré y me quité el tinte pero no me corté el pelo.
A los 15 minutos salí con un gorro gris puesto, en verdad lo de quitarme el tinte formaba parte de mi plan y no me convendría que me vieran con mi color natural de pelo.
Levanté mi vista y me encontré a Horacio apoyado en el coche mientras me sonreía de lado. Sabía perfectamente sus intenciones. Este se apartó del coche y comenzó a caminar hacia a mi, cuando estuvo lo bastante cerca intentó quitarme el gorro, pero yo sé lo impedí agarrándole de la muñeca.
- No - solté serio.
- ¡Conseguiré quitártelo! - me dijo deshaciéndose de mi agarre.
- Inténtalo - le dije mientras caminaba dirección al coche.
Entramos los dos y casi al instantes Horacio recibió un mensaje de Michelle.
- Gusnabo me ha dicho Michelle que hay reunión urgente ahora - me dijo sin apartar la mirada de su teléfono.
- ¿Y no podemos saltárnosla? - pregunté desganado.
- No, mira - dijo mostrándome la pantalla de su teléfono, en esta se podía ver el texto en el que informaba sobre la reunión urgente y al final había un PD en este ponía "Si Gustabo, es obligatorio que vayas".
Aquel comentario me desconcertó un poco, ¿pero que se le iba a hacer?, al final tendríamos que ir.
...
- ¡No empujes perro! - grité a Horacio que corría por los pasillos del CNI.
Llegué por fin a la sala de reuniones y entré encontrándome a muy poca gente.
- ¿Y los demás? - pregunté.
- Volkov y Conway están en un atraco ahora mismo vienen, ¿Y Horacio? - dijo Michelle buscándole con la mirada.
— ¡Está haciendo el-... — fui a responder pero fui interrumpido por Horacio entrando a la sala corriendo, este al pasar al lado mío me arrancó el gorro de cuajo - ¡Oye! - grité indignado.
Horacio frenó en seco y se me quedó mirando boquiabierto al igual que todos los presentes en aquella sala.
— Tu- Tu-... in-inter super... — Freddy intentó formular la frase pero no pudo.
Mientras todos seguían mirándome sorprendidos y Freddy seguía trabándose entró Volkov.
— ¡Superintendente, pensaba que te habías-... — dijo tocándome el hombro, pero cuando me di la vuelta se quedó en shock.
Y ahí estaban, todos mirándome boquiabiertos, yo no aguanté más y le quité de las manos el gorro a Horacio, me lo puse y salí de allí corriendo.
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¿Gustabo o Pogo?
AléatoireToda esta locura empieza con el asesinato de una familia hace varios años, que provoca que el niño menor de esta viva en la calle provocándole serios problemas mentales. ...