53

695 94 10
                                    

¿Gustab?
Nada más llegar al mecánico aparqué el coche dentro del establecimiento y me bajé del vehículo para buscar a una persona en concreto.

Miré a mi alrededor y vi un mecánico reparando un coche, pensé que igual él sabia dónde estaba la persona que buscaba. Me acerqué a él y le puse la mano en el hombro, este al notarlo se giró.

— Perdone estoy atendi-... — me dijo, pero no consiguió terminar la frase.

- Solo quiero hablar con su jefe - le interrumpí.

Me miró extrañado por un momento para luego dirigir la mirada a un grupo de personas que se encontraban hablando cerca de la puerta. Sin más que decir caminé hacia ellos y me dirigí directamente a la persona con la que quería hablar desde un principio.

- Necesito que me repares la ventanilla - solté sin más.

El mecánico se quedó totalmente pálido al verme, se despidió de aquellas personas con las que estaba hablando y me asintió.

Una vez le indiqué el camino hacia mi coche, el mecánico se sentó en la parte del conductor para ver el estado de este, yo aproveché el momento, saqué la pistola con cuidado para que nadie me viera y me senté en el asiento del acompañante.

- Gustabo García... que sorpresa verte vivo... - me dijo una vez le comencé a apuntar con la pistola a la cabeza.

- Llévame con los demás - le respondí seco.

- A mi jefe no creo que le agrade mucho tu visita - me respondió con una sonrisa.

- Tu solo haz lo que te digo - dije quitando el seguro al arma.

- Como veas, el problema lo vas a tener tu, no yo -

El mecánico arrancó el coche y dio marcha atrás para salir del taller.

...

Ya había pasado un rato desde que salimos de la ciudad y tomamos un camino diferente a la de la autopista.

- Ya estamos cerca- me dijo el mecánico cuando giró el vehículo hacia una finca.

- ¡No te he dicho que hables! - le grite para dejárselo claro - ¡Esto no es un puto Uber! -

Aparte mi mirada de él y la dirigí hacia el camino, pude ver a lo lejos una casa rodeada con una verja súper alta y varios coches a los laterales de la puerta.

Desabroché mi cinturón, me giré para agarrar el pasamontañas de detrás de los asientos y me lo puse.

Una vez enfrente de la puerta varios enmascarados vestidos elegantemente salieron de los coches y se acercaron a nosotros.

- Identificación - soltó uno que sostenía un fusil en sus manos.

- ¡Ya sabéis quien soy joder! - dijo molesto el mecánico - Traigo un gran "amigo" del jefe - me miró con una amplia sonrisa.

Los de traje se miraron extrañados unos a otros, mientras que el mecánico suspiró y se llevó una mano a la cabeza.

- Tenemos un Conway de visita - soltó al fin el mecánico.

Los demás comenzaron a reírse y abrieron las grandes verjas que daban la entrada a la gran casa. La miré detalladamente, parecía muy segura, estaba bien cuidada y no era muy antigua.

¿Cómo no me había dado cuenta de la existencia de este lugar?

Alguien golpeó el coche he hizo que me sacara de mis pensamientos.

- ¡Baja si no quieres que te pegue un tiro! - me gritó.

Uno con una máscara de un dragón se acercó al que me gritó y le dio una colleja.

- Este está reservado para el jefe, si no quieres que te maten ahórrate esas palabras - le dijo y se fue a hacer perímetro.

Yo aproveché ese momento para abrir la guantera del choche y sacar los documentos que robé.

Salí del coche y me guiaron a un sitio apartado en donde se encontraban 3 personas más, allí todos me miraban con asco y desprecio. Uno de ellos se acercó a mi y se colocó detrás de mi.

— Te vamos a cachear, así que abre-... — pero le interrumpí, me gustaba dejarles con la palabra en la boca, se podía ver que era algo que les frustraba mucho, cosa que me gustaba.

- He sido madero gilipollas - dije riéndome de su reacción.

Pude notar la rabia que tenía contenida, pero no dijo nada, solo procedió a cachearme.

- Esta limpio, llevárselo - soltó una vez se alejó de mi.

Dos hombres gigantescos y musculosos comenzaron a escoltarme.

- ¿¡Pero a quien coño vengo a visitar!? - me pregunté, tanta seguridad no era normal en una mafia.

Caminamos por un largo pasillo, las paredes parecían bastante lujosas junto con la alfombra roja que acompañaba el decorado.

Los dos hombres que me acompañaban se pararon enfrente de una puerta de mármol negro con pequeños decorados dorados.

- Aquí es - soltó uno de ellos.

Sin pensarlo más, abrí la puerta encontrándome en el interior de la habitación una mesa enorme en medio y esta se encontraba rodeada de sillas. Miré más detenidamente y vi a alguien enfrente de una gran ventana al final de la habitación la cual daba al gran paisaje del bosque.

- ¿Emilio? - dije lo más firme que pude, tampoco quería quedar como un tonto.

- Con que Gustabo, ¿Eh?... ¿Cómo sobreviviste? - dijo girándose dejando ver su rostro lleno de cicatrices y un vaso lleno de... al parecer alguna bebida alcohólica.

- Me suelen llamar Gustabo... pero me gusta más Pogo - le respondí.

- ¿Qué haces aquí?, ¿Quieres que acabé contigo? - me preguntó dejando el vaso encima de la mesa.

- No, vengo a algo que le va a gustar más - respondí.

- ¿Más que la muerte de un Conway? - rió - No lo creo... -

- Los dos queremos algo... y será más fácil si nos unimos - le dije serio.

- ¿Y por qué me sería más fácil con tu ayuda?, después de todo soy el jefe de esta mafia y como has visto hay buenos miembros en ella - me preguntó mientras rodeaba la mesa para acercarse a mi.

- Jack Conway... los dos le queremos muerto - dije apretando mis puños.

- Sabes que te podía haber pegado un tiro nada más entrar, ¿No? - me susurró - ¡Tu fuiste el que mataste a mi hermano y nos llevaste a todos a la muerte! - me terminó por gritar.

- Si me quieres a mi... me podrás matar, pero primero Jack -

Emilio se alejó un poco y se pasó la mano frustrado por la cara.

- ¡Pobre Jack Conway, asesinado y traicionado por su propio hijo! - grité al aire - Si quieres verlo sufrir hasta el último momento me necesitarás -

...

- ¿Cómo se que puedo confiar en ti? - me soltó.

En ese momento fue cuando tire los documentos encima de la mesa. Emilio extrañado se acercó y los agarró, para comenzarlos a leer.

- Los quemas... y ¡Bum! desapareces del mapa - le dije al ver su cara de asombro.

- Esto no es suficiente... - me respondió.

- ¡¿Qué quieres que haga entonces?! - respondí enfadado.

- Bueno... hay una cosa... pero... no creo que puedas hacerlo - soltó.

- Tu tranquilo... Pogo siempre consigue todo lo que quiere... - le dije con una sonrisa de oreja a oreja.

¿Gustabo o Pogo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora