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Pogo

- ¿Alguna noticia sobre él? - pregunté a un grupo de encapuchados que estaban reorganizando las armas.

En la sede todos los miembros estaban preparando el equipamiento para la purga que sería en tan solo 5 días.

Un encapuchado que sostenía un francotirador se acercó a mi y me miró fijamente.

- No hemos tenido noticias de él desde hace unos 4 días aproximadamente - respondió a la pregunta anterior, nada más hacerlo recargó el francotirador y se dirigió de nuevo a la armería.

Aquella respuesta me extrañó, por mucho que hiciéramos robos, venta de drogas o cualquier acto vandálico, no daba señales de vida.

- ¡Si lo veis quiero que me lo comentéis al instante! - grité para que todos los allí presentes me escucharan.

Me di la vuelta y me dirigí hacia el aparcamiento, por el camino me crucé con un chico y una chica los cuales estaban conversando mientras fumaban.

- No se porque tenemos que hacer caso a este mierdas - soltó el chico.

Ese comentario me cabreó, me giré bruscamente hacia su dirección a paso rápido sin decir nada. Me quedé quieto a unos pocos centímetros de él, el chico era bastante alto que yo, pero no tenía miedo en enfrentarme con el.

- ¿Qué decías? - le dije en un tono normal.

- Que no se porque tenemos que estar haciéndote caso - me dijo en un tono repulsivo agachando un poco la cabeza.

Apreté mis dientes conteniendo mi rabia y le di un puñetazo en el estómago haciendo que el chico soltara unas gotas de sangre por la boca.

- A la próxima que sueltes un comentario innecesario te matare - de susurré al oído mientras le sujetaba de los hombros para que no gallera al suelo.

Una vez le dejé claro las cosas le solté y volví a emprender camino hacia el aparcamiento, pero solo di dos pasos cuando caí agotado de rodillas al suelo.

- ¡Eres un débil Gustabo! - grité con rabia.

Cada día que pasaba en el cuerpo de Gustabo este se estaba haciendo más débil, ahora no es un problema, el problema será cuando pasen unos meses.

¿Es que el inútil de Mathias no le estaba cuidando a que?.

Mathias
Subí las escaleras de la casa y me dirigí a la puerta entreabierta de la habitación de mis padres. Entré y me encontré a Gustabo tumbado encima de esta, me acerqué a él y tiré al suelo la mochila que llevaba conmigo.

- No encuentro nada para bajarte la fiebre... en este lugar no hay nada... - dije acercando mi mano a su frente para tomarle la temperatura.

- Me encuentro muy débil... - me dijo en casi un susurro con los ojos entrecerrados.

- Lo sé y cuanto más tiempo Pogo esté usando el cuerpo más lo estarás - dije agarrándole de un brazo haciendo que se levantase.

- ¿A dónde vamos? - me preguntó.

- Tienes que andar, cuanto más tiempo te tires en esta cama, más cansado te encontrarás - le rodeé por la cintura y le alcé levantándolo de la cama.

...

- No puedo más - dijo en un suspiro Gustabo tirándose al suelo.

- ¡No, vamos lo estabas haciendo muy bien, queda poco para llegar a casa! - le intenté animar, pero no lo conseguí.

Me agaché hasta quedar arrodillado al lado suya, la agarré de la cara con las dos manos haciendo que me mirara a los ojos.

- Por favor... no quiero morir - dije entre lágrimas, pero Gustabo solo bajó la mirada al suelo.

Suspiré, me levante del suelo y le subí a mi espalda para llevarlo de nuevo a casa.

- Lo siento... se que no es tu culpa... - me disculpé.

- Tranquilo... se que me quieres ayudar - dijo aferrándose más a mi cuello para no caerse.

- Ahora que lo pienso... ¿Cómo es que eres tan fuerte y tu no estás tan débil? - me preguntó extrañado.

- Pogo y yo solo somos parte de tu cerebro, tu eres el más importante, aparte de ser mi otra mitad también controlas el cuerpo - le comenté.

- Que putada... - dijo en un suspiro provocándome una risa.

- El problema es que si tú mueres, todos morimos quieras o no, si Pogo o yo morimos y tú estás en este mundo moriríamos también -

- ¿Y si alguno muere y yo no estoy aquí? - me preguntó.

- Pues no sabría bien - dije con una risilla - Igual te quedas modo zombi de por vida -

- ¡Wow yo quiero ser un zombi e ir mordiendo a la gente por ahí! - comentó Gustabo haciendo que los dos nos riéramos - Bua lo que daría yo por un cerebro - dijo tocándome la cabeza.

- ¡Quítame tus asquerosas manos de encima! - dije cabreado.

- Son las mismas que las tuyas - dijo entre risas.

- Lo que tengo que aguantar - rodé los ojos cansados.

- Pero si tú y yo somos la misma persona -

- Déjalo, ¿vale? - dije cansado.

- Vale... pero solo porque me estas llevando a casa eh -

Michelle

- ¿Enserio no recuerdas a nadie más de todas estas fotos? - dije extendiéndole un taco de fotos encima de las sábanas de la cama.

- No - me dijo Jack sosteniendo unas fotos de gente que había reconocido.

La puerta de la habitación se abrió y pude ver a Horacio entrar con un café en la mano.

- ¿Qué tal va? - me preguntó mientras me ofrecía el café.

- Pues como la mierda la verdad, llevamos toda la mañana para que reconozca solo a estas tres personas - agarre las fotos que Jack sostenía y se las fui enseñando.

En la primera foto aparecía Julia pero muy de pequeña, ya que no tenía otra foto. En la segunda aparecía Danielle jugando su primer partido de béisbol. En la tercera aparecía Gustabo cuando cumplió dos años.

- ¿¡Este es Guatabo!? - me preguntó sorprendido Horacio enseñándome una foto.

- Si - le contesté.

- ¡Awwww! - soltó Horacio - ¡Que mono era! - dijo con emoción.

- El problema es que luego le enseñé el Gustabo actual y no lo reconoció - dije dando un sorbo al café.

- ¿Y si mañana le llevamos a comisaría? - me preguntó.

- Igual es un poco precipitado, pero podría valernos - le contesté.

¿Gustabo o Pogo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora