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Conway
Estaba durmiendo tranquilamente cuando una voz me despertó.

- Super - me dijo mientras que me balanceaba. Solté un gruñido y volví a intentar dormirme de nuevo.

- Super - me dijo otra vez repitiendo la acción.

Cansado me di la vuelta y abrí mis ojos encontrándome con Horacio.

- ¿Qué coño quieres? - le pregunté desganado.

- Ven corre - me susurro quitándome la colcha de encima.

- Recuérdame que no te deje quedarte más veces a dormir en mi casa - dije sentándome en el borde de la cama.

Horacio me frunció el ceño y me agarró del brazo.

- ¿A dónde vamos? - le pregunté mientras me arrastraba por los pasillos del apartamento.

Nos paramos enfrente de la habitación de Gustabo, miré extrañado a Horacio y este abrió la puerta. Nos encontramos a Gustabo de pie con un rotulador en la mano, ¿¡Estaba pintando la puta pared!?.

Me fui acercando súper enfadado hacia Gustabo, pero antes de que estuviera al lado suya Horacio me frenó.

- ¿¡Qué cojones le pasa!? - grité enfadado.

- Shhh... - me mandó callar Horacio - Está dormido -

Le aparté de un empujón y seguí acercándome a Gustabo, cuando estaba enfrente de él le di la vuelta para que me mirara y ahí es cuando me di cuenta de que tenía los ojos cerrados.

Retrocedí un paso y le miré extrañado.

Gustabo se dio la vuelta para seguir pintando. Esta vez mi vista se dirigió a lo que estaba haciendo, parecía ser un mapa de un sitio en concreto de la ciudad.

- ¿Y si le despertamos? - propuse.

- No creo que sea buena idea... dicen que no se debe despertar a la gente sonámbula -

- ¡Ya pero está pintando toda la puta pared! - le dije enfadado.

- Pues no sé... ¡luego le obligas a limpiarlo! - me dijo.

- Supongo... - suspiré y me senté en el borde de la cama de Gustabo mientras miraba lo que dibujaba.

...

Había pasado aproximadamente 30 minutos y al parecer Gustabo terminó el dibujo. Cansado miré a mi izquierda y vi a Horacio dormido en el suelo, dirigí de nuevo mi mirada a Gustabo, este dejó el rotulador en la mesilla, se tumbó en la cama y como si nada se puso a "dormir".

Miré el reloj de muñeca que llevaba y vi que ya era las 7:45. Comencé a ponerme nervioso, teníamos cita en el psicólogo a las 9 y ni siquiera le habíamos dicho nada a Gustabo, quitando el que seguían durmiendo.

Me acerqué a Horacio y le desperté.

- Despierta a Gustabo y intenta convencerle, yo voy a hacer el desayuno - le dijo y me marché.

...

Habíamos terminado de desayunar el dúo subió a la habitación, Horacio le diría lo de la visita que habíamos programado.

Estaba por terminar de fregar los platos cuando un portazo me hizo dejar a un lado los platos y subí al segundo piso. Allí me encontré a Horacio enfrente de la puerta de una de las habitaciónes.

- ¡Es por tu bien! - dijo Horacio golpeando la puerta.

- ¡No quiero volver allí! - gritó Gustabo desde el interior.

Me acerqué a la puerta, Horacio se apartó y la abrí.

- ¡No era una propuesta, vas a ir y punto! - le grité una vez dentro de la habitación.

- ¿Qué vas a hacer?, ¿obligarme? - dijo en una risa sarcástica.

- ¡Si! - le respondí.

- ¿Y quién eres tú para obligarme? - aquella pregunta por parte de Gustabo me sacó de mis casillas.

- ¡Soy tu padre y debes obedecerme! - le grité.

Gustabo se acercó a mi y puso su dedo índice en mi pecho.

- Padre no es el que pone el espermatozoide, si no el que cría -

Apreté mis dientes con fuerza, le agarré del bazo y le arrastré hasta el coche, mientras Gustabo soltaba quejidos.

¿Gustabo o Pogo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora