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Conway

Noté como el cuerpo de Gustabo fue relajándose poco a poco, tal vez demasiado.

Me separé rápidamente de él, tras hacerlo Gustabo respiro hondo, joder casi lo mato.

- lo siento - repetí varias veces.

- no pasa nada - dijo mostrándome una sonrisa.

Me quede mirándolo un rato, no se como había podido ser tan idiota para darme cuenta....

- ¿que te ha pasado en el ojo? - dije tras darme cuenta de que tenía una cicatriz que le atravesaba el ojo. También se podía ver que en el mismo ojo en el que tenía la cicatriz, no era del mismo color comparado con el otro, uno era azul verdoso y el otro un azul blanquecino.

- No lo sé creo que ya lo tenía así ¿no?- dijo un poco extrañado.

Esa pregunta me sorprendió un poco, ¿como es que no se acordaba de qué color eran sus ojos?, decidí cambiar de conversación.

- te quedarás conmigo unos cuantos meses -

- ¿Y mi padre? - dijo con un tono de tristeza.

Tragué saliva, no era capaz de contarle la verdad...

- El no sé cuándo vendrá Gustabo, por eso de momento te cuidaré yo, ven conmigo -

Subí las escaleras de mi departamento y le guié hasta una habitación que había al lado de la mía.

- Esta será tu habitación de momento, siéntete como en casa- le dije para después salir de la habitación para dejarle privacidad.

Había pasado una hora desde que había dejado a Gustabo en su habitación y me había ido al salón para ver la televisión.

Gustabo bajó corriendo las escaleras, tropezándose y callándose. Me levante corriendo e dirigí hacia el.

- ¡¿estas bien?!- dije intentando levantarlo del suelo.

- si, estoy bien - me respondió entre risas.

- ¡Ten más cuidado joder!, ¿porque bajabas las escaleras tan rápido?-

- Bueno... Horacio me a llamado hace un momento y quería preguntarle si podía quedar con el -

Sentí esas palabras como un puñetazo en el estómago.

- Claro que puedes ir, toma - le dije entregándole unas llaves que tenía en el bolsillo del pantalón.

- ¡Gracias! - me repitió varias veces para salir corriendo del apartamento.

Me encontraba fatal, de verdad me habían afectado esas palabras, palizas anteriores me habían dolido menos que unas simples palabras. Fui a la cocina y cogí un vaso.

Estuve un buen rato mirando el vaso dudoso ¿de verdad lo iba a hacer?, abrí un armario de la cocina y saqué una botella de whisky, pero en vez de servirme la bebida en el vaso cogí la botella y empecé a beber.

Me senté en la isla de la cocina y seguí bebiendo, me sentía culpable por absolutamente todo, tampoco había tenido los huevos de contarle la verdad a Gustabo, tarde o temprano se lo tendría que contar, por no decir ya.

Llevaba más de media botella, notaba como el alcohol recorría todo mi cuerpo, estaba bastante borracho y cansado. Ya no me apetecía seguir bebiendo, dejé la botella a un lado, apoyé la cabeza en la mesa y la rodeé con mis brazos, poco a poco fui cerrando mis ojos hasta quedarme completamente dormido.

¿Gustabo o Pogo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora