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Jack
No me puedo creer que vuelva a estar en esta situación, me dije a mi mismo mientras ignoraba las preguntas de la psicóloga.

- ¿Sabe que no soy yo el que necesita ayuda? - pregunté molesto tras haber pasado más de una hora en ese cuarto.

- Ya - me respondió - pero tengo varios motivos para tenerte aquí, la primera es que actualmente Gustabo lo único que hace es mirar a la nada y cuando intenta hablar no consigue ni pronunciar una letra -

Cansado me levanté del asiento en el que me encontraba, me dirigí hacia la puerta, pero antes de salir la mujer me paró.

- Por favor, no sabemos lo que lo sucede, podríamos averiguar lo que le pasa si nos ayudas, hazlo por él... - me dijo.

Suspiré cansado y volví al sitio en el que anteriormente me encontraba, me tire cansado en la silla y puse la mínima atención a la mujer.

- ¿Toda la vida lleva comportándose así? - preguntó.

- Cuando era pequeño se comportaba de una manera extraña por eso - no pude terminar cuando me interrumpió.

- Me refiero a usted - esa frase me confundió.

- He venido aquí hablar de mi hijo, no de mi, si quisiera hablar con un psicólogo ya me lo hubiera pagado hace tiempo - respondí molesto.

La chica me miró enfadada y volvió su mirada a un cuaderno en el cual iba apuntado cosas.

- Pues nada... hablemos de su hijo - dejó el cuaderno en una mesita que se encontraba al lado de su silla - ¿Llegó gustabo a recuperarse? -

- ¿Sobre qué? - pregunté extrañado.

- Según los informes leí que tras un secuestro su doctor había abusado de el, ¿No es así? -

Sentí como si mi corazón se parara un segundo al recordar aquello, igual la señora está tendría razón y todo, seguramente ahí fue cuando Pogo apareció. Deje caer mi cabeza sobre mis manos haciendo que me tapase la cara y pensar que todo aquello fue mi culpa.

- ¿Estas bien? - me preguntó la mujer, está fue a agarrarme cuando me levanté y salí de aquella habitación.

Julia

Ya estábamos todos preparados para comenzar un nuevo día, Jack ya se había ido a trabajar, mientras que Mathias y Danielle ya habían desayunado y casi terminado de vestir.

Me acerqué al pequeño espejo que teníamos en la puerta principal y sonreí orgullosa, pero por un momento me paré a pensar, todo iba demasiado bien e íbamos con el tiempo perfecto para ir al colegio. Apenas unos segundos escuché mi teléfono sonar.

- No puede ser... - suspiré cansada, agarré el teléfono y contesté.

Mathias

Danielle acababa de ayudarme a ponerme el abrigo cuando baje por las escaleras corriendo, al final de estas me encontré con mamá al teléfono.

- ¡Mamá, mamá ayudame con los cordones! - dije dando saltitos.

Al ver que no me respondió le agarre de los pantalones para que me hiciera caso.

- ¡Mathias, estoy al teléfono! - me gritó volviendo de nuevo a la conversación.

Di un paso hacia atrás mirando triste mis zapatillas sin atar. En ese momento bajó Danielle y sin decir nada me ató los cordones.

Una vez mamá había terminado de hablar por teléfono salimos de casa y subimos al coche.

- Lo siento por haberte gritado antes, me estaban hablando sobre una persona a la que estoy curando y era importante - abrochó mi cinturón y me dio un beso en la frente.

- ¿Te gusta curar a la gente? - pregunté.

- Claro - me sonrió y cerró la puerta de mi lado para subirse al del conductor.

Una vez en el colegio bajamos Danielle y yo del coche, Danielle me dio la mano, nos despedimos de mamá y entramos en el colegio. Allí Danielle me llevó hacia mi clase donde habitualmente en la entrada nos recibía nuestro profesor, pero esa vez no fue así, nos encontramos a una profesora alta, con el pelo bien recogido y con un vestido con unas medias. Miré en el interior de la clase viendo cómo mis compañeros hablaban entre ellos, sonreí, pero cuando fui a entrar Danielle me paró y me pegó de espaldas a ella para que no me fuera.

- ¿Quién es usted? - preguntó Danielle seria a la profesora.

- Hola, supongo que serás su hermana - me sonrió, pero Danielle seguía igual de sería - estoy sustituyendo a su profesor porque se enfermó -

- Vámonos... - me dijo Danielle tirando de mi brazo.

- Pero... - intenté hablar pero fue imposible.

- ¡Qué nos vamos he dicho!, voy a llamar a mamá - me gritó.

Yo sin rechistar seguí lo rápidos pasos de Danielle. Una vez en la puerta Danielle llamó a mamá, pero al parecer nadie le cogió la llamada.

- ¡Papá! - dijo y di a entender que llamó a papá porque mamá no le cogía el teléfono - Necesito que nos recojas, hay una profes...- Danielle dejó de hablar cuando pude escuchar un poco la llamada del otro lado.

*Vuelve a clase o voy a ir y va a ser aun peor - es lo que me pareció escuchar.

Danielle colgó la llamada y sin decir nada volvimos a mi clase donde ahora sí me dejó.

- Adiós - le dijo la profesora a Michelle mientras caminaba hacia su clase.

Yo entré feliz y comencé a jugar con mis compañeros.

¿Gustabo o Pogo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora