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Conway
Llegué a comisaría, raramente había silencio, si no fuera porque había una señora embarazada bastante nerviosa. Junto a ella se encontraba Horacio intentando tranquilizarla.

- Porfavor siéntese y tranquilícese, en su estado no creo que sea bueno que este así - le dijo Horacio agarrándola del brazo.

- ¡Suélteme!, ¡Estoy muy tranquila! - dijo casi gritando.

Me acerqué a ellos para ver que sucedía, pero antes de preguntar me interrumpió la mujer.

- ¡Superintendente! - dijo con sorpresa acercándose a mi — Mi-... Mi marido ha desaparecido y nadie sabe a dónde ha ido — comenzó a llorar.

- Primero tranquilícese - le dije agarrándola de la mano y llevándola a una silla.

La mujer respiró hondo y se sentó al fin.

- Ahora si cuénteme - le dije.

- Como he dicho antes mi marido a desaparecido y no lo encuentro... - me respondió cabizbaja.

- ¿Como se llama su marido? - la pregunté acercándome al mostrador para agarrar un bolígrafo y un papel.

- Albert Jones - me paralice al escuchar ese nombre.

Al parecer el hombre que mataron en mi cara era el marido de esa mujer... tenía una familia... le podría haber salvado y no hice nada. ¿Ahora como le decía que había muerto?. La miré con tristeza, me acerqué a ella y me agaché agarrándola las manos.

- Siento informarle que su marido... ha fallecido esta tarde - dije en el tono  más tranquilo posible.

- ¿¡Que!? - dijo con una voz rota y comenzó a respirar más costosamente.

- ¿Quiere que la acompañe a casa? - le preguntó Horacio.

La mujer asintió y la ayudé a levantarse. Cuando iban a salir de comisaría, la mujer se paró en seco y puso su mano en su tripa, la miramos extrañados hasta que nos dimos cuente que... ¡Había roto aguas!.

Nos miramos unos a otros sin saber que hacer, cuando un recuerdo vino a mi mente.

20 años antes
Me encontraba con Danielle jugando al fútbol en el patio de casa, era un deporte que a Danielle le encantaba, así que solíamos jugar a menudo. Nos encontrábamos nosotros dos solos en casa, Julia y Michelle se habían ido a no sé dónde.

Me encontraba enfrente de una pequeña portería echa con dos piedras a cada lado para marcar el fina de esta. Danielle estaba preparando la pelota en medio del jardín para intentar meterme gol.

El sonido de mi teléfono hizo quitar la atención a Danielle y agarrarlo de mi bolsillo trasero. Me asuste cuando vi el balón pasar cerca mío y entrar en la "portería".

- ¡GOLLL! - gritó emocionada.

- Eso no vale - dije indignado.

- Eso no vale - me hizo la burla intentando imitar mi voz.

Reí un poco y descolgué el teléfono.

- ¿Hola? - pregunté.

- ¡Ven al hospital corriendo! -

- ¿¡Por qué!? - pregunté.

- ¡PORQUE NOS APETECÍA DARNOS UNA PUTA VUELTA POR EL HOSPITAL! -escuché el grito de Julia de fondo.

Tragué saliva y me empecé a poner nervioso.

- ¿¡Se ha puesto de parto!? -

- Si y me ha dicho Julia que como no vengas te va a partir las piernas - me dijo sería.

¿Gustabo o Pogo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora