Querido diario... ( Mathias 1/5 )

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Mathias
Seguía con la esperanza de que Gustabo despertase, que siguiera conmigo, pero no duró mucho ya que poco a poco estaba desvaneciendo entre mis brazos.

- Necesito... hablar con... - dije, pero antes de terminar la frase me paré a pensar y me sorprendí al acordarme de todo. Todos estos años buscando respuestas, unas que no llegaron hasta el día de hoy.

¡Necesitaba llegar a casa cuanto antes!, intenté levantarme pero no pude, la herida no paraba de sangrar. Rompí la manga de mi camiseta y la rodeé en mi costado haciendo que la sangre cesara un poco. Suspiré y hice un esfuerzo para levantarme.

- ¡¡¡AAARGH!!! - grite de dolor.

Había pasado muchos años desde que llevaba allí encerrado, pero mi cuerpo se había quedado en de un niño de 4 años. Por una parte estaba bien, porque me dolían menos las cosas, pero eso de mirarte al espejo y ver a un niño es muy extraño...

Al final pude levantarme con dificultad, pero lo conseguí, me acerqué a una de las paredes de un edificio y poco a poco fui caminando por aquellas oscuras calles. Por fin llegue a mi casa y me dirigí hacia mi habitación. Lo que más me costó de este trayecto fueron las escaleras para subir al segundo piso, tuve que subir arrastrándome por ellas como pude...

Entre a mi habitación, no es ni muy grande ni muy pequeña, pero para la que lo utilizaba me servía, básicamente la usaba para mis investigaciones. En aquel sitio en el que me encontraba no necesitaba ni comer ni dormir, entonces lo de tener un cuarto... me parecía muy inútil.

Me dirigí a una cómoda en la que guardaba la ropa y saqué una camiseta limpia. Me quité el torniquete y la prenda que llevaba actualmente. Miré la herida y vi como iba desapareciendo, al parecer Pogo había huido para curarse, al igual que cuando uno se hace daño el otro igual, si él se curaba yo también, los tres estábamos conectados. Limpié la herida y me puse la camiseta que había sacado de la cómoda, me encontraba muchísimo mejor, el dolor que sentía ya había desaparecido.

Fui hacia la habitación que se encontraba en la otra punta de la segunda planta, en esta había una cama de matrimonio junto a unas mesillas con lámparas encima, en la pared había un armario. Lo abrí encontrándome con una palanca, la agarre y me agache hasta quedar totalmente tumbado pegando la oreja en el suelo, empecé a dar golpes en la madera hasta que encontré una de estas que sonaba hueco.

Me puse de pie, agarre la palanca y quite el trozo de madera dejando ver una caja escondida debajo del suelo, la cogí y me la lleve a mi habitación. Allí la abrí, en su interior contenía trozos de una foto que había sido rota, cogí el celo y los fui pegando hasta que forme una imagen entera. En ella se podía ver a un hombre con una niña en sus hombros, el hombre tenía una mano sujetando a la niña y la otra mano la tenía entrelazada con la mano de una mujer embarazada que había al lado suya.

Nervioso fui a coger el bolígrafo, pero se la calló al suelo obligándome a agacharme a por el. Con ya el bolígrafo en mi posesión hice rallas saliendo de cada persona de esa imagen, a la niña la puse "Danielle", al hombre le puse "Jack", a la mujer "Julia", cuando fui a poner el cuarto me lo pensé, balanceé el bolígrafo lentamente de un lado a otro, volví a ponerlo en la imagen y escribí "Mathias".

- ¡Eso es! - grite de alegría mirando más detenidamente la foto.

- Me llamo Mathias, ¡Mathias Conway! - dije emocionado, después de tanto tiempo había conseguido saber quien era.

Aún recuerdo la primera vez que entré a este infierno. Retrocedamos unos... ¿23 años?... ya ni lo sé, dejé de contar hace muuuucho tiempo...

¿Gustabo o Pogo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora