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Jack
Crucé la puerta principal de aquel asqueroso hospital, una vez en recepción saqué mi móvil y marqué el número de Julia.

Suspiré al escuchar la frase "apagado o fuera de cobertura", sin ganas me acerqué a la recepcionista de detrás del mostrador.

- Estoy buscando a Julia - dije seco.

- ¿Quién pregunta? - me soltó.

- ¡Jack Conway! - grité - ¿O no ve ves la puta cara? -

Nada más escuchar eso las enfermeras cercanas se giraron y varias se acercaron invadiendo mi espacio personal.

- Yo te puedo llevar - escuché al omiso.

- Sala 102 - me respondió la recepcionista.

- ¡Apartaos! - dije abriéndome hueco entre las chicas.

Caminé por los pasillos del hospital mientras varias enfermeras me seguían.

- ¿Que te trae por aquí? - preguntó una.

- Tienes heridas las muñecas, si vienes conmigo podría curatelas - dijo una poniéndose en mi camino.

Yo simplemente seguía mi trayecto sin hacerlas caso.

- ¡Venga vamos! - dijo una desesperada agarrándose del brazo y tirando de el.

Me zafé del agarré, me di la vuelta muy cabreado haciendo que retrocedieran unos pasos.

- ¡Como hagáis la mínima gilipollez os llevo a todas esposadas a comisaría! - les grité y por unos segundos conseguí silencio.

- ¡QUIERO SER LA PRIMERA! - soltó un grito una y las demás la siguieron peleandose entre ellas.

Yo comencé a subir el ritmo caminando poco a poco hasta que empecé a correr mientras me seguían, iba mirando de un lado a otro viendo número por número las habitaciones hasta que vi la 102, sin pensármelo dos veces entré corriendo en la habitación y cerré la puerta de golpe colocándome tras ella mientras respiraba agitado.

- ¡Están puto locas! - grité.

Mi cara cambió totalmente al ver cómo Mathias que se encontraba durmiendo abría lentamente los ojos, le había despertado.

Julia al verme se levantó se dirigió hacia a mi y me dio una torta.

- Auch... - dije mientras me sobaba la parte afectada.

- Me ha costado horas dormirle porque tenía mucho dolor, ahora me vas a hacer cambiarle la vía otra vez - dijo cabreada.

- No creo que debas seguir trabajando así - le dije.

- Haré lo que me dé la gana - me dijo cabreada.

Suspiré y me acerqué a Mathias.

- ¿Qué tal estás? - le pregunté mientras la apartaba el pequeño flequillo que tenía de su frente.

- Me duele... - dijo sin apenas fuerzas.

- Siento haberte despertado - le dije.

- No importa - me respondió.

Aún después de esa respuesta me seguía sintiendo mal.

Tras cambiarle la vía Julia salió por la puerta. Yo me quedé arrodillado al lado de la cama en la que se encontraba Mathias.

Hubo unos segundos de silencio en la habitación, solo se podía escuchar el viento golpear contra la ventana, de repente Mathias se empezó a removerse de dolor.

- ¡Mathias! - dije sobresaltado, me levanté y comencé a mirarle sin saber que hacer.

Miré de un lado a otro y cuando decidí ir a llamar a algún médico Mathias me sostuvo el brazo, le miré fijamente, tenía la vista clavada en mi con las pupilas dilatadas, si las miradas matasen estaba claro que me hubiera matado en ese mismo instante. Vi como comenzó a mover lentamente la boca, se podía escuchar como si estuviera diciendo algo, casi no se le podía oir, acerqué mi oído a él y puse atención para enterarme de lo que estaba diciendo.

¿Gustabo o Pogo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora