Pesadillas empalagosas y amores verdaderos.

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Hoy era el peor día en opinión de Sakura, desde que entro en la academia las niñas de su clase se habían encargado de hacer de esa fecha una pesadilla total.

La pesadilla del chocolate, mejor conocida como el día de san Valentín.

No la malinterpreten, el día de san Valentín era muy bueno para la panadería, su mamá y ella se la pasaban haciendo los pedidos especiales que hacían las mujeres de la aldea y estaban muy orgullosas de decir que preparaban el mejor chocolate para San Valentín de la aldea de la hoja y puede que más.

Pero odiaba ir a la academia solo para escuchar los chillidos de sus compañeras, esperando para darle su obsequio a un alumno en especifico. Sasuke Uchiha.

Lo peor era que, como amiga de Ino tenía que soportar la perorata sobre lo guapo y talentoso que era Sasuke. Y como Sakura sabía preparar el chocolate especial, Ino siempre le pedía ayuda para hacerle un regalo a su adorado Sasuke.

-deberías hacer uno para esa persona especial Sakura- Ino le sonrió sugerente. Sakura soltó un resoplido batiendo la mezcla que Ino había hecho.

-solo hago chocolate para venderlo en la panadería y ayudarte Ino, o en todo caso si se me antoja comerlo- respondió la Haruno, Ino la miro resignada, su amiga no tenía remedio.

-¿enserio no te gusta nadie? Por favor si hasta Hinata está más que loca por Naruto ¿has visto cómo se pone cada que lo mira? Parece un tomate.

A diferencia de la mayoría de las chicas a la pelirrosa no le gustaba nadie, ni de su clase ni de cursos superiores, lo que hacía que Ino intentara ponerle a quien sea, excepto Sasuke, para que su amiga se enamorara, pero Sakura era mas densa que una roca.

-no, prefiero convertirme en la más fuerte y para eso no necesito que me guste alguien.

-aguafiestas.

Al menos algo bueno de ese día era que podía comer todo el chocolate que quisiera, y podía llevar de postre para el almuerzo lo que sobraba de los pedidos

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Al menos algo bueno de ese día era que podía comer todo el chocolate que quisiera, y podía llevar de postre para el almuerzo lo que sobraba de los pedidos. Sakura saboreaba en su mente el chocolate con fresas que se había preparado la noche anterior, hasta había tenido el tiempo de adornarlo con una cinta roja y adornos que sobraron en la panadería, era algo así como un regalo para si misma.

-¿qué es esto? ¿Acaso la pequeña mocosa tiene un enamorado?

Desde que los conoció, cuando Sasori y Deidara la arrastraron a su pequeño punto de reunión los Akatsuki se habían vuelto como una especie de compañía recurrente en su vida, una muy molesta de vez en cuando.

-¿que mierda, niña? Date por vencida nadie querría a alguien con esa frente jodidamente grande que te cargas.

También se le había hecho una costumbre mandar a volar a Hidan cuando se le iba la boca.

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