Misiones aburridas, gatos perdidos y lazos incipientes.

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Ser un gennin era más difícil de lo que parecía, aunque tampoco era como que tuvieran que enfrentar enemigos o proteger a grandes funcionarios... no, ellos estaban al final de la cadena alimenticia, eran los novatos que sólo podían realizar misiones de rango D, que consistían en quedarse en la aldea y ayudar en lo que sea que fueran necesarios.

Eso implicaba hacer mandados, pintar casas, podar jardines, cuidar niños y muchas otras cosas aburridas y cansadas.

Sakura estaba empezando a pensar que Kakashi-sensei quería vengarse porque había dejado que Naruto pidiera ración extra de puerco y tuvo que pagarlo todo el.

Aunque, a decir verdad, esas misiones no serían tan malas de no ser porque los idiotas de sus compañeros se lo tomaban todo como una competencia, y luego ella tenía que reparar todo el desastre que ocasionaban.

De no ser por sus intervenciones estaba segura de que ni siquiera les hubieran pagado y los hubieran hecho pagar los daños que ocasionaban sus tontas peleas.

-¡apuesto a que puedo recoger más manzanas que tú, teme!

-sigue soñando dobe.

La chica soltó un resoplido mientras dejaba en el suelo dos canastas llenas de manzanas. Hoy les había tocado ir a ayudar a unos granjeros con la cosecha de manzanas, los dueños eran una pareja adorable de ancianos que los habían recibido muy amablemente y que sobre todo, los habían aguantado con todo y pleitos inmaduros.

-eres una chica muy fuerte- le dijo la dueña de la granja mientras le pasaba un vaso de agua- ¿quieres ayudarme a hacer sidra de manzana?

Justo cuando estaba a punto de responder se escuchó un gran estruendo, esos idiotas habían vuelto a hacer de los suyas.

-tus compañeros tienen mucha energía ¿no? Es bueno que seas paciente con ellos, aunque yo ya me hubiera rendido.

-créame, estoy a punto de perder la paciencia- dijo entre dientes apretando una manzana y sacándole todo el jugo como si nada.

-¡vaya! Con tu ayuda de seguro voy a acabar más rápido- aseguro la señora pasándole más manzanas a la niña- eres la nieta de Hojin-san ¿cierto?

-¿eh? Si- respondió Sakura con sorpresa al escuchar el nombre de su abuelo- ¿usted conoció a mi abuelo?

-así es, era un chico muy amable, como tú, aunque también era muy tímido y tierno, siempre estaba en su panadería. Cuando iba a comprar ahí tu abuela se la pasaba invitándolo a salir, era divertido ver al tímido Hojin siendo pretendido por la audaz chica que era tu abuela. Esa mujer si que tenía chispa.

La pelirrosa escuchó con una sonrisa las palabras de la mujer, por mucho su historia favorita de amor era la de sus abuelos maternos. Su abuela era una ninja consagrada siempre concentrada en sus deberes como próxima líder del clan Haruno; su abuelo por otra parte era un civil cuya familia siempre se había dedicado a la panadería y repostería, un día su familia quiso rentar un local más grande y acabaron justo a un lado de la residencia del clan Haruno.

Su abuela, tan quisquillosa y repelente, quedó encantada al ver al apuesto y tranquilo Hojin, así que, directa como de costumbre, lo encaro y le confesó sus sentimientos.

Al final, después de mucho insistir por parte de su abuela, Hojin terminó enamorándose de la brillante y osada Nami.

-¡tonto teme! ¡Tiraste el árbol!

-¡tú fuiste el que agarro la cierra!

Sin duda alguna los únicos que sacaron la personalidad dócil y amable de su abuelo materno fueron sus tíos Yoru y Yue, porque ella solo había heredado el mal humor de su abuela y, al parecer su poca paciencia.

Haruno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora