Fin del segundo acto: dos hogares

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-¿por qué siempre tengo que meterme en estas cosas?- Sakura lloriqueo mentalmente

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-¿por qué siempre tengo que meterme en estas cosas?- Sakura lloriqueo mentalmente.

-tu fuiste la que hizo un trato con el capitán loco por la pelea, a veces dudo de tu sentido de supervivencia.

Sakura pataleó en su lugar, en medio de ese campo de entrenamiento con el demente de Kenpachi Zaraki enfrente.

-¡lo prometiste Kura-chii! ¡Debes tener una batalla a muerte con Ken-chan!- exclamó la pequeña teniente pelirrosa.

Desde lejos, el tonto de Ikkaku la miraba con una sonrisa burlona acompañado de Yumichika.

-¡vamos, niña! ¡Me prometiste una buena pelea si te dejaba ir!

Bingo.

Si algo le había enseñado su abuela y tía Rei, en contra de la voluntad de su madre, era que un trato siempre tenía cláusulas, algunas más a favor de un lado que de otro pero al final eran pequeños detalles que hacían la diferencia.

-Tiene razón- exclamó Sakura como quien trama una travesura- como miembro del clan Haruno debo cumplir mi parte del trato. Pero... ¿acaso usted cumplió con su parte?

-¿pero qué dice esa mujer loca?- Ikkaku preguntó sorprendido, dejando de apoyarse contra el tronco de ese árbol.

El capitán del onceavo escuadrón entrecerró los ojos- me encargué de guiar a esos amigos tuyos a través de todos el Sereitei hasta el lugar de ejecución ¿no era eso lo que querías?

-claro, claro. Pero nuestro trato era que ellos saldrían ilesos, y hasta donde se varios de mis amigos acabaron visitando el cuarto escuadrón- sonrió complacida ante la vista sorprendida de todos.

-¡eso no tiene sentido!- exclamó Ikkaku-¡¿n-no lo tiene cierto?!- volteó en busca del apoyo de Yumichika.

El vanidoso shinigami se quedó pensando unos segundos en el argumento de la joven- en realidad, tiene razón...

-¡¿eh?!

-¡Kura-chii te atrapó Ken-chin! ¡No puedes hacer trampa!

Un tic apareció en el único ojo visible del capitán, solo para después mostrar una sonrisa maniática.

-eres una chica muy lista ¿no?

Sakura tuvo que hacer uso de sus habilidades con el shunpo para esquivar el ataque del capitán. Había olvidado que a veces los involucrados no se tomaban muy bien los detalles de los tratos.

-¡Ken-Chan quiere pelear!

No había sido su mejor idea negar una batalla a alguien que parecía vivir por y para ella. Sakura bloqueó la zanpakutō del shinigami con su escudo.

El hombre sonrió al ver que su ataque no había movido ni un centímetro a la pelirrosa.

-¡pelea conmigo con todo lo que tengas!

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