Me perdí en el camino de la vida

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Sin duda su vida estaba llena de sucesos desafortunados, se podría decir que era cosa de familia pero si su abuela la escuchara le daría un buen zape para luego gritarle: "¡enfréntalo como una Haruno lo haría y no vuelvas hasta que lo hayas solucionado!" y la lanzaría hacía sus problemas.

Si, así era cualquiera que llevara el apellido de la primavera en alto, enfrentando los problemas con valentía y gran fuerza. Aunque después hubiera tenido que huir de su hogar porque una gran parte de su familia estaba dentro de un trance por culpa de su tía loca, la cual quería venganza y la necesitaba a ella por razones que nadie se molestó en explicarle.

Ah, también había olvidado mencionar que al parecer su querida y difunta madre se involucró en un romance prohibido con su padre, el cual era un noble líder de un clan en la sociedad de almas.

¿Y qué es la sociedad de almas? Bueno pues es lo que algunos llamarían "el otro lado", era ahí a dónde iban todos las almas, y era regida por un cuidadoso sistema vigilado por los shinigami que también combatían y purificaban a los huecos; criaturas grotescas que devoraban a los espíritus mientras causaban desastre a dónde quiera que iban.

Los shinigamis no sonaban tan malos ¿cierto? Eso pensaría cualquiera, a menos que tu mera existencia les causara problemas. Si la sociedad de almas supiera que estaba en ese mundo no dudarían en ir por ella y eliminarla. Igual que como hicieron con su padre.

Esa era la vida de Sakura Haruno, un montón de desastres esperando para venirse encima de ella.

Pero no todo eran tan malo, al menos eso quería pensar. Seguía viva (lo cual ya era un avance), y de alguna manera se las había arreglado para tener una estadía lo más normal posible en esa dimensión.

Tenía un lindo hogar temporal; vivía en el ático de un estudio de baile en medio de una pequeña y antigua plaza comercial. Era ruidoso, pero de cierta manera le recordaba al estudio que su tío Yue solía tener en Konoha, incluso de vez en cuando practicaba para despejar su mente de malos pensamientos.

-¿otra vez en las nubes?- alguien habló detrás de ella, asustándola en él proceso y haciendo que soltara la escoba que traía en las manos- ¿cuantas veces debo decirte que no es necesario que limpies?

-hola jefe- saludó con alegría la joven Haruno, al mismo tiempo que levantaba la escoba.

-no me llames jefe...- dijo el hombre con desgana, mientras tomaba una taza de café.

El jefe Yoshio era el dueño del estudio de baile; alguna vez fue un gran bailarín, famoso en todo el mundo por su impecable estilo. Era un cisne que volaba alto en los escenarios. Desafortunadamente mientras más alto volarás, más dolorosa sería la caída y el jefe Yoshio no fue la excepción. Su carrera se vino en picada y acabó abriendo un pequeño estudio en un parte olvidada de Tokyo.

A pesar de que era amargado y gruñón Sakura le tenía mucho cariño; le había dejado quedarse en el ático de su estudio después de encontrarla un día bajo la lluvia. Solo pagaba un pequeño monto de alquiler, y podía usar el estudio siempre que quisiera mientras estuviera desocupado, tampoco quería abusar de su amabilidad así que todas las mañanas se encargaba de limpiar el lugar.

-pero si usted es el líder de la plaza, organiza la asamblea de comerciantes y me da órdenes ¿eso no es lo que hace un jefe?-explicó la chica enumerando con los dedos.

-¿no vas tarde a la escuela?

El jefe Yoshio sonrió burlón al ver la cara de espanto de la pelirrosa.

-¡no puedo llegar tarde otra vez!- lanzó la escoba y salió corriendo de ahí. Si volvía a llegar tarde la harían limpiar los salones... de nuevo.

El desaliñado hombre dio otro sorbo a su café.

Haruno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora