Nubes rojas, malas palabras y puertas rotas.

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Al meterse en una plática ajena nunca espero que los que discutían la fueran a arrastrar a un pequeño restaurante, con la excusa de que ahora era su pequeña alumna.

-¡te enseñaré lo que es el verdadero arte, niña! ¡Un!

-tal vez valga la pena tener a alguien tan joven aprendiendo sobre el arte. Si no sale bien siempre puedo convertirte en una muñeca-lo ultimo lo susurro.

Y Sakura siempre fue muy curiosa, además esos tipos eran los buenos, los que mantenían el orden y ayudaban a los demás, no había nada que temer.

-¿ahora secuestran niñitas?-un hombre extraño estaba sentado en una de las mesas contando muchos billetes. Al llegar la miro sin interés alguno y volvió a su trabajo.

-¿que mierda hicieron ahora?-está vez hablo un joven de cabello plateado, decía muchas de las palabras que su mamá le prohibió terminantemente decir. Aunque algunas veces había oído a su tía y a su abuela decirlas.

-guarda silencio idiota, ¿no ves que es una niña?-dijo el chico rubio, su nombre era Deidara, eso le había dicho durante el camino al pequeño restaurante.

-jódete rubia oxigenada.

-¿quien eres tú mocosa?-ese parecía un tiburón, era lindo. A Sakura le gustaban mucho los animales.

-Soy Sakura Haruno señor tiburón-dijo educadamente, con una gran sonrisa.

Los presentes la miraron estupefactos, el malhablado soltó una gran carcajada y el señor tiburón la miraba con sorpresa.

-está mocosa ya me cayo bien carajo.

-¡mi nombre es Kisame, mocosa!

-¿que está pasando aquí?-el hermano del Uchiha cabello de pato también estaba ahí, Itachi era un genio reconocido en toda la aldea y las cinco naciones, no era una sorpresa que a tan joven edad lo hubieran reclutado para estar en Akatsuki-¿Sakura-san?

-¿la conoces Itachi?

-es la hija de la mejor amiga de mi padre, y mi madrina-dijo el chico, se acercó con una tranquila sonrisa y le extendió la mano-me da gusto verte pequeña.

-lo mismo digo Itachi-san, a comparación de cabello de pato tú si eres amable-dijo con una gran sonrisa, tomando la mano del Uchiha.

-¿cabello de pato?

-se refiere a Sasuke-chan- no sabía de donde había salido Shisui pero estaba muy contento arrastrándose de la risa por el apodo que la niña le puso a su pequeño primo.

-confirmado, me caes jodidamente bien mocosa.

-¿qué haces aquí Sakura-san?

-los señores me trajeron aquí Itachi-san- dijo señalando a los dos artistas. El Uchiha observó a los nombrados, quienes se tocaron el pecho ofendidos al ser llamados señores.

-espera, ¿que acaso las Haruno no son esas que tienen fuerza descomunal?-el señor tiburón se tocaba el mentón.

-así es señor tiburón-el nombrado solo soltó un suspiro, resignándose al apodo que le había dado la niñita.

-pero si te ves como una maldita pulga, no creo que puedas levantar ni una mierda-el malhablado la observaba con curiosidad, analizándola.

Aquí un dato importante sobre las Haruno, nunca hagas enojar a una, tal vez ya se hayan dado cuenta pero no son muy pacientes que digamos, y a la menor provocación podrías acabar en Suna con un solo golpe. Principalmente nunca te burles de su apariencia, desde muy pequeñas se les enseña a ser muy seguras de sí mismas pero como cualquier mujer tienen sus inseguridades y si combinamos eso con su carácter explosivo entonces no obtendremos buenos resultados, y sobre todo, escuchen bien, nunca las subestimen, si hay algo de lo que están orgullosas es de la fuerza que se les fue otorgada por las diosas creadoras, y si te atreves a burlarte de esa fuerza... bueno... espero que hayas vivido una buena vida.

Haruno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora