Indigna

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-¡Sakura!

Los ojos de la shinigami se llenaron de lágrimas al ver la figura de la sonriente pelirrosa; se lanzó a los brazos de su amiga en un instante. Ambas se soltaron a reír sumidas en aquel abrazo lleno de tantos sentimientos.

Sakura cargó a Rukia en el aire dando giros mientras reían de alegría. Habían sido días muy agitados y de incertidumbre, ver que estaban bien les daba un gran alivio.

-pero ¿cómo llegaste aquí?-preguntó la peli negra cuando al fin tocó el suelo- se supone que está celda es impenetrable.

-ya sabes... siempre hay una manera de lograr las cosas-le guiño el ojo la pelirrosa, para después recorrer la amplia celda con la mirada y soltar un chiflido- ¿esto es una celda? Tengo que admitir que los shinigamis tienen un estilo minimalista- en su mundo los prisioneros no tenían celdas como esas, las había visto una vez que acompañó a Ino a hacer un encargo para su padre-y son muy precavidos-claro que había notado que prácticamente toda su energía espiritual había sido neutralizada, al menos podía usar chakra pero sería algo cansado.

-no debieron haber venido hasta aquí, menos tú-reprendió la pequeña shinigami, bajando la mirada con tristeza- no quiero que se lastimen por mi culpa.

-Rukia...-suspiró cansada- créeme cuando te digo que todos estamos aquí por cuenta propia y sabemos los peligros que conlleva.

La peli negra sonrió débilmente- ¿por qué estás sola? Por lo que se los demás apenas acaban de cruzar ¿también pudiste atravesar la barrera divisoria tú sola?

-bueno- se rascó la nuca algo pensativa- en realidad eso no lo hice sola exactamente.

-¿por eso los oficiales no tienen información sobre ti?

-entonces ese pequeño shinigami tenía razón-comentó Taiyō dentro de su cabeza, su voz sonaba muy lejana- esos capitanes están tramando algo lejos de la supervisión del Sereitei.

Sakura frunció el ceño de acuerdo con su compañero espiritual. Estuvo a punto de preguntarle a Rukia si sabía algo de los capitanes pero un kunai que venía directo hacia Rukia la detuvo, apartó a la peli negra con rapidez alejándose en la celda.

-¡capitán Soi Fong! / tiempo sin verte- dijeron a la vez las dos chicas, una muy sorprendida por la presencia de la capitana del segundo escuadrón y la otra preparada para cualquier movimiento que hiciera la de trenzas.

-buenos reflejos , niña. Veo que has crecido bien-observó la estoica capitana jugando con uno de sus kunais- pero sigues siendo muy ingenua. Incluso te atreviste a venir hasta aquí, donde tu simple existencia es una ofensa para los trece escuadrones.

Los puños de la pelirrosa se pusieron pálidos, sus emociones empezaban a descontrolar su poder, haciendo que se arremolinara a su alrededor como un escudo.

-Capitana Soi Fong...-Rukia intentó interceder por su amiga pero la fría mirada de la líder del escuadrón de operaciones secretas la hizo callar.

-tus crímenes hacia la sociedad de almas no son de mi interés-expresó con dureza para luego pasar su atención a la pelirrosa- estás arriesgando todo al venir aquí. Supongo que después de todo si tienes algo de Kizashi-sama. Pero ¿tengo que recordarte cuál fue el destino de mi capitán?

Rukia veía la interacción consternada; Sakura le había explicado que era de otro mundo y que tenía poderes de shinigami, pero nunca indagó mucho más allá del origen de ese poder.

La capitana observó por unos momentos las ropas blancas de la Kuchiki, iguales a las que su capitán portó alguna vez, esa niña sufriría el mismo destino que el, solo que todos sabrían la verdad detrás de la muerte de Rukia Kuchiki.

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