Parientes locos

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Su tiempo le tomó llegar hasta ahí, había querido ir directo a la aldea, pero algo le dijo que sería mejor encargarse del problema desde la raíz.

Uno a uno se encargó de los soldados de Natsu, después de todo aquello debería tener una charla con su prima sobre la eficiencia de sus soldados. Ni siquiera le habían dado una buena batalla.

Limpió las gotas de sangre que habían manchado su rostro y se encaminó hacia la espada que relucía en medio del claro.

-parece que te las arreglaste bien.

Volteó a ver a la recién llegada y le sonrió a Yoruichi.

-así que esto es lo que causó todos los problemas...- comentó Mebuki, más para si misma que para su cuñada- ¿quién diría que un arma creada por mi antepasada sería la que causará tantos problemas a mi familia?

Yoruichi llegó a un lado de la rubia. Juntas observaron un momento la brillante y sombría espada que estaba enterrada en el claro, muchas almas eran absorbidas por aquella arma.

-¿están sufriendo mucho?- preguntó la rubia mirando al vacío.

-no lo se, la espada los atrae con su poder y fuerza espiritual- explicó Yoruichi- se aferran a un mentirá que los llevará a un destino doloroso...- vió el rostro perdido de la mujer- ¿por qué tu clan crearía un arma cómo está?

La sonrisa de Mebuki se volvió amarga.

-mi clan nunca fue muy aceptado que digamos. Desde un principio los humanos, a los que debíamos de cuidar y ayudar con nuestro poder, nos repudiaron. El odio de esas personas ocasionó una tragedia y el rencor de uno de mis ancestros creó esta espada con la ayuda de la energía de los viejos dioses- comentó Mebuki con una mano en su pecho- Kizashi buscó esta espada hasta el final... ¿quién diría que gracias a ella nos conoceríamos?

-ese tonto era bastante terco- agregó Yoruichi. Conocía la misión que había traído a su hermano a ese mundo, aquella espada representaba un peligro para la sociedad de almas, así que los altos mando decidieron mandar a uno de los capitanes a investigar. Sin embargo; con todo el escándalo ocasionado por las acciones de su hermano acabó por olvidarse aquella espada, después de todo, pasaron años sin que aquella arma mostrara signos de ser usada.

Si la sociedad de almas se metía en ese asunto estarían en serios problemas.

La morena observó como su cuñada se movió entre las almas, abriéndose paso hacia la espada. Estuvo a punto de detenerla, ya había intentado tomar la espada solo para fallar miserablemente. Se sorprendió al ver que la mujer giraba el arma entre sus manos como si fuera un palillo de dientes.

Al ver la mirada interrogante de Yoruichi, procedió a explicar- se supone que solo una Haruno con la fuerza de las diosas antiguas puede sostenerla. Aunque únicamente una Haruno con el rencor suficiente puede controlarla- musitó. Estaba triste por Natsu, el hecho de que pudiera manejar a la devastadora de almas era prueba suficiente del dolor por el que pasaba- tengo que salvarla...

Yoruichi enarcó una ceja. Al parecer venía de familia lo de querer ayudar a los demás ciegamente. Eso combinado con la terquedad de su hermano no era una buena señal, maldita sea la hora en la que su hermano le encargó cuidar de su única y muy problemática hija.

 Eso combinado con la terquedad de su hermano no era una buena señal, maldita sea la hora en la que su hermano le encargó cuidar de su única y muy problemática hija

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