Tercer acto: el rey sol

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Yue simplemente no podía creer lo que su madre había hecho, la mujer siempre expresó su negativa a que Sakura regresara de aquella dimensión a la que fue, pero creyó que eran solo palabras de una abuela preocupada y lastimada por la muerte de su ú...

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Yue simplemente no podía creer lo que su madre había hecho, la mujer siempre expresó su negativa a que Sakura regresara de aquella dimensión a la que fue, pero creyó que eran solo palabras de una abuela preocupada y lastimada por la muerte de su única hija.

Nunca creyó que fuera a ocultar las cartas de Sakura, no cuando estás llevaban las palabras añorantes de su sobrina. Él sabía que su pequeña florecita estaba sola en ese mundo desconocido, por muy segura que estuviera ella estaba a su suerte, lejos de la familia que la amaba y la conocía.

Los Haruno nunca habían sobrellevado bien la soledad por más fuerza sobrehumana que poseyeran.

Claro que esa noticia impactó a todos, en especial a Yoru y a el, prácticamente habían criado a esa niña, la habían amado desde el momento en que su hermana llegó a la aldea, con una bruma oscura en su mirada, que alguna vez había sido igual de brillante que los días en Konoha, además de una pesada capa descolorida que cubría su abultada barriga.

Era su niña, y estaba sufriendo por estar lejos de su hogar.

Siempre había sido el más tranquilo de los hermanos Haruno, no tenía la rebeldía de Yoru o la valentía temeraria de Mebuki, tampoco poseía el amor por la batalla de sus parientes, pero si tenía una de las características más emblemáticas del clan, su pasión y amor por la familia.

Por eso, desde que se enteró de lo que había hecho su madre decidió dejar salir su enojo, tal vez no era como el fuego abrasador de la furia de sus hermanos, solo era una pequeña llama, una constante que con el paso del tiempo quemaría todo a su paso, y que, hasta con el incentivo incorrecto podría provocar una explosión.

Apenas si podía soportar estar en la misma habitación que su madre últimamente.

-hoy ha sido un día espléndido ¿no creen?- intentó hablar Yoru, algo nervioso por estar en medio de su hermano menor y su madre, también se había sentido molesto, pero la vida que llevaban como fugitivos era demasiado desgastante ¿enserio quería eso para Sakura? Le rompería el corazón saber que aquellos a los que alguna vez llamo amigos y compañeros estuvieran detrás de ella y su familia por algo que no hicieron, y no solo eso, su propio clan también los cazaba, no había escapatoria- el clima es bueno y hemos recolectado buenos frutos y hasta cazamos unos cuantos conejos.

Si Sakura llegaba a regresar odiaría ver que estaban separados.

El rubio Haruno miró entre los dos, Yue tenía un semblante imperturbable, sentado junto a Zabuza que lo miraba preocupado, Haku estaba ocupado haciendo guardia junto a Eikko, lo que lo dejaba solo con Lael, quien tampoco tenía una mirada muy alegre que digamos.

Y ahora, Yoru, el Haruno rebelde, tenía que lidiar con el orgullo de su madre y hermano.

A su lado, Yue solo bufó molesto, al instante la mano de Zabuza buscó la del rubio, quien pareció tranquilizarse con ese simple gesto.

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