El rey, la oscuridad y la estrella titilante

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El pequeño hogar de la pelirrosa se encontraba en silencio, solo se escuchaban sus tranquilas respiraciones y el silbido del viento que se metía por una ventana entreabierta, misma en la que los tenues rayos lunares se colaban alumbrando un pedazo...

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El pequeño hogar de la pelirrosa se encontraba en silencio, solo se escuchaban sus tranquilas respiraciones y el silbido del viento que se metía por una ventana entreabierta, misma en la que los tenues rayos lunares se colaban alumbrando un pedazo del cuarto de la joven Haruno.

En una esquina, llena de sombras y penumbra una figura comenzó a mostrarse, dejando ver a un hombre de figura alargada y delgada cubierto por largos abrigos, de cabello castaño que sobresalía en varias puntas, si lo veías muy de cerca podías darte cuenta de que era ligeramente transparente, una simple proyección. Observó atentamente la habitación a oscuras, analizando el pequeño entorno hasta toparse con la pelirrosa dormida plácidamente.

Se acercó silenciosamente a ella, un peligroso depredador que se acercaba a una ingenua presa. Estiró sus manos con largas uñas, apenas rozando un poco uno de los rebeldes mechones de la adormilada joven.

Nunca llegó a tocar más allá a la pelirrosa, una mano firme ataviada de luminosas joyas detuvo la maliciosa acción con fuerza.

-tu habilidad para manifestarte es admirable, Taiyō-heī.

-deja de llamarme por ese nombre.

Cuidó de no despertar a Sakura, pero eso no quitó que sonara amenazante, taladrando al intruso con la mirada. El hecho de que lo llamará por el nombre que le dieron en su primer lazo con Kizashi lo hacía ponerse tenso.

Lejos de intimidarse, el castaño sonrió como si supiera muy bien todos los secretos del gran rey del cosmos.

-pero si ese es el nombre por el que te llamaba tu amo- susurró maliciosamente- tu verdadero amo...

La habitación se iluminó de a poco por el brillo enfadado de los ojos de Taiyō.

-¿te arriesgaste a venir hasta aquí solo para recordar el pasado?- sonrió divertido, negándose a dejar que viera su incomodidad ante tal tema- hay mejores formas de hacer una visita... Muramasa... ya sabes, entrar a un lugar donde no eres bienvenido puede costarte caro.

La presencia de la zanpakutō astral se esparció por toda la habitación, cubriendo a Sakura con su poder, y de paso dándole una advertencia silenciosa al otro espíritu.

-te preocupas demasiado por una niña hibrida- espetó el castaño, sonando asqueado- ¿ya olvidas quien es? Es la que te arrebató a Kizashi-la furia de Taiyō comenzó a sentirse más fuerte- además... no estaría aquí si tú no me lo hubieras permitido.

Rápida pero silenciosamente la espada de Taiyō fue convocada, apuntando a la garganta de Muramasa.

-conozco bien tus trucos sucios- el rey estaba muy enojado- y no servirán conmigo.

-¿enserio? Yo creo que ya lo hice- la zanpakutō alzó ambas manos- no uso trucos sucios, su majestad. Solo me encargó de sacar los pensamientos más oscuros, aquellos que están bien ocultos al exterior, todo es tuyo Taiyō-heī, tu eres el que está dudando, tu eres el que aún sigue odiando a esta niña por todo lo que representa, dudas de ella y le temes a su oscuridad. Admítelo, ella no es suficiente para hacer que el gran emperador brille.

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