Peleando contra el destino.

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-¡voy muy tarde!

Se escuchó un fuerte estruendo en la residencia Haruno.

En el comedor, lo integrantes de la familia estaban desayunando tranquilamente, ajenos a los estruendos que provocaba la más pequeña de la casa.

-pensé que ibas a despertarla- reclamó Yue algo preocupado por su sobrina.

Yoru por su parte siguió leyendo uno de sus preciados libros sin ponerle realmente atención a su hermano.

-ya está muy grandecita para eso- respondió pasando de pagina- en poco tiempo se convertirá en chunnin, debe de aprender a no quedarse tan tarde entrenando.

-lo dice el que se queda toda la noche escribiendo y leyendo- musitó Yue, sirviéndole un poco de té a Haku, quien hasta ahora se había mantenido al margen de la conversación de los hermanos.

-Sakura-san debe estar muy emocionada, al fin podrá poner en práctica todo lo que ha estado entrenando- comentó el lindo chico.

-a esa niña siempre le ha gustado pelear, igual que a todas las mujeres de esta familia- comentó Yoru, pobre de aquel que se meta con una Haruno- como sea, tengo que ir a revisar la tabla de apuestas, supongo que los veré allá.

-oh ¡espera!- Yue sacó un pequeño fajo de billetes- todo a Sakura-chan.

Haku miró algo confundido al rubio platinado- no pensé que le gustaran las apuestas Yue-san.

-no conocía esa parte de ti- Zabuza llegó a la mesa, algo adormilado, pues el escándalo de la pelirrosa lo había despertado abruptamente.

El rostro de Yue se coloreó de un brillante tono carmesí ante la vista tan provocativa que estaba dando el espadachín recién levantado y sin camisa.

-tal vez podrías ser más discreto hermanito, no vayas a mojar el piso- le susurró Yoru con burla, haciendo que su gemelo lo mirara feo por su indiscreción-¿qué? Yo nada más decía...- le quitó el dinero a su hermano y se dispuso a salir, de no ser porque una muy apurada chica lo arroyo en su camino.

-¡voy muy tarde!- se escuchó que exclamaba Sakura tratando de acomodar su espada, ignorando qué había dejado a su tío hecho una calcomanía en el piso mientras su otro tío se reía de la suerte de su gemelo.

-¡mucha suerte florecita!- exclamó Yue entre pequeñas risas-¡estaremos ahí apoyándote!

-esa niña va a acabar matándome- dijo el adolorido hombre- mejor me voy antes de que se cierren las apuestas.

Ambos hermanos se despidieron y acordaron encontrarse en el estadio donde se llevaría a cabo la final.

-Sakura-san debe estar muy emocionada, entrenó muy duro para esto- comentó Haku aún comiendo de su desayuno.

Y era cierto; la pequeña pelirrosa no había parado de entrenar durante todo el mes. Se había despertado desde el amanecer para estar todo el día entrenando hasta desfallecer en algún punto de la noche. Haku jamás había visto a alguien esforzarse tanto por algo.

El Haruno asintió con una sonrisa nostálgica- nuestro clan no es muy apreciado como todos los demás de la aldea, no todos heredamos grandes habilidades como los Uchiha o los Hyuga, y tenemos menos miembros en comparación con los demás. Es difícil sobresalir como ninja cuando hay otros que nacieron con más ventaja, pero que Sakura lo ha estado haciendo muy bien- explicó mientras le servía el desayuno a Zabuza- aunque, debe ser difícil para ella considerando que mi hermana está lejos.

-ellas dos tienen una gran relación- apuntó Haku, recordando lo unidas que eran. La mirada de Sakura siempre se iluminaba con tan solo ver a su madre.

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