Arena, fantasmas y primos lejanos.

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-¡mantén esa postura! ¡¿De que te sirve tanta fuerza si no puedes sostener bien la espada?!

Una vena saltó en la frente de la joven gennin pelirrosa, pero aún así siguió esforzándose por seguir las órdenes del ninja de la niebla y mantener la postura que le había enseñado, no le importaban todos los gritos o las reprimendas si así iba a poder obtener el poder final de Kenshi no Taiyō.

Habían pasado ya unos cuantos días desde que regresaron de su misión en el país de las olas, todo iba en relativa calma; considerando que les dieron unos días libres después de su misión y ella se la pasó entrenando junto a Yoruichi, que casi nunca se le despegaba, y Zabuza, quien fiel a su palabra no era para nada blando, pero al menos le había ayudado a incrementar sus habilidades con la espada.

En cuanto a la convivencia en su casa todo iba sorprendentemente bien para ser la primera vez que tenían nuevos inquilinos en la propiedad, en especial para sus tíos que habían estado acostumbrados a vivir entre mujeres, debía ser un pequeño suspiro para los dos.

Incluso Haku empezó a ayudarle a su madre en la panadería para compensarlos por dejarlos vivir en su hogar, aunque todos insistieron mucho en que no era realmente necesario, aún así el lindo chico quiso ayudarles. Zabuza también lo intento pero eso no salió muy bien, quemo una tanda completa de pastelillos y asusto a algunos de los clientes., al menos la señora Kanna se recuperó del susto...

Por eso es que su madre le pidió que lo mantuviera ocupado con lo de su entrenamiento, después de todo, de esa manera también les agradecía por dejarlos quedarse en la casa Haruno.

-¿qué pasó con tu padre?- le pregunto el espadachín de la niebla mientras tomaban un descanso, tomándola por sorpresa y haciendo que se atragantara con el agua que había estado bebiendo.

No era un tema del que hablaran mucho, a parte de una que otra vecina chismosa o algún despistado.

La pelirrosa se encogió de hombros una vez que se recuperó de la sorpresa.

-nunca lo conocí, la abuela siempre dice que abandonó a mi madre cuando estaba embarazada pero mamá nunca dice nada y se pone triste. Dejamos de mencionarlo con el tiempo para que mamá no se sintiera mal.

-son una familia muy unida en verdad- comentó el espadachín recordando las muchas veces en que había visto a los Haruno sonreír como la haría cualquier familia aún cuando fueran el clan más pequeño que había visto. Hasta los habían aceptado como miembros del clan y eso que solo llevaban días en su hogar.

-es lo más importante para un Haruno, la familia siempre va primero.

Aún cuando no estuvieran emparentados por la sangre un Haruno siempre consideraba a sus amigos parte de la familia.

-¿y si te traicionan?

-entonces debieron tener sus razones- respondió la gennin pensando en su tía Natsu, nadie nunca le dijo porque había hecho lo que hizo, todos le dieron la espalda como dictaba la ley de su clan pero nadie nunca se detuvo a pensar en sus intenciones.

-eres más extraña de lo que pensé niña- el hombre revolvió los cabellos rosados de su nueva alumna- como sea, tengo que ir al departamento de interrogatorios para ayudar a ese viejo espeluznante. Sigue practicando.

Sakura observó al hombre irse a paso lento; era una de las condiciones para dejarlos quedarse en la aldea, ayudar a los diferentes escuadrones de la aldea en lo que necesitarán, fue una extraña coincidencia que el departamento de interrogatorios los reclutará.

Había oído muchas historias de parte de Ino sobre Ibiki Morino y sus extrañas costumbres, era el ninja más temido de toda él área de TI y a su vez era el más fiel de los ninjas de Konoha.

Haruno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora