Tratos y capitanes amargados

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Yue caminaba de un lado al otro dentro de su nuevo escondite, estaba a punto de empezar a morderse las uñas. Todas las aldeas los buscaban como si fueran los peores criminales del mundo, cada día que pasaba las cosas iban poniéndose de mal en peor, la gente odiaba el simple hecho de escuchar el apellido Haruno.

Antes, cuando aún residían en Konoha, la gente hacía lo posible por ignorarlos y no meterse en el camino del clan de los descarriados. Pero ahora el odio empañaba a todos, si llegaban a atraparlos sería su fin.

Pero al menos Sakura estaba bien... eso lo consolaba de cierta manera, aunque extrañara a su querida sobrina con todo el corazón.

-ya cálmate Yue- su hermano se acercó mientras fumaba de su pipa, últimamente lo hacía mucho- mamá dijo que regresaría.

-probablemente somos los más buscados de todo el mundo. No entiendo porque sigue exponiéndose de esa manera.

-es nuestra madre- Yoru, como siempre, se mostró despreocupado- mírate, como si no fueras un Haruno, ya deberías saber que las mujeres de la familia no pueden mantenerse quietas.

-¿por qué lo dices tan tranquilo?

-yo no soy el que se va a quedar calvo-el hombre señaló el sedoso cabello de su hermano- además, mi trabajo es ser el hermano cool y despreocupado.

Un escalofrío recorrió a Yue mientras se agarraba la cabeza con nervios.

-y también el más problemático.

-¡mamá!

Nami, igual que todos había cambiado en esos años, el estrés de esos tiempos le pesaba y había dejado atrás los cómodos kimonos florales que solía usar cambiándolos por capas de colores oscuros y pantalones holgados.

La anciana le lanzó la mochila que cargaba al mayor de sus hijos, sacándole el aire en el proceso debido al impacto.

-no tienes que preocuparte, Yue querido- aseguró la matriarca- y tú deja de molestar a tu hermano- paso de largo a sus dos hijos como si nada.

-a-alto ahí- Yue se adelantó a su madre bloqueándole el camino- se que fuiste una buena guerrera y todo pero no podemos arriesgarnos, quiero decir... tenemos que mantenernos fuertes por todos... para Sakura.

Nami bufó haciéndose el cabello enmarañado en trenzas hacia atrás- no pienso hablar de esto ahora.

-¿y entonces cuando?- insistió el rubio- ¿piensas dejarla ahí?

Nada, la mayor simplemente se quedó quieta con su semblante lleno de dureza, como cuando los regañaba durante su infancia por hacer alguna travesura. Simplemente decidió hacer a un lado a su hijo y adentrarse en su escondite.

Yue pensaba seguir a su madre pero su hermano mayor se lo impidió lanzándole la bolsa que antes cargaba la mujer.

-yo que tú no haría eso.

-tenemos que discutir esto tarde o temprano.

El mayor se encogió de hombros- es algo difícil, dime ¿querrías que Sakura viera lo mucho que nos odian todos? Ya ha pasado por mucho, creo que mamá quiere que al menos ella viva una vida normal, lejos de toda esta mierda.

Todos habían pasado malos ratos en esos años, había días en donde las cosas se ponían aún peores, pero como adultos y sobre todo familia, querían proteger a la más pequeña de los peligros que los rodeaban.

-aunque, conociendo a nuestra querida sobrina, ella ya debe de haber encontrado sus propios problemas- sonó demasiado feliz- creo que eso nos caracteriza a todos en la familia. Somos un montón de busca pleitos.

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