El gato blanco y la tía enojada.

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Las palabras del shinigami sustituto aún seguían en su cabeza ¿descubrir quién era? Esa habría sido una pregunta muy fácil de responder; "¡claro! Vengo de otro mundo donde hay ninjas y existe esta extraña energía llamada chakra ¡y mi familia tiene súper fuerza! ¡Una vez rompí una tubería de acero solo con mis manos! ¿Ya mencioné que mi padre era un shinigami?"

Ahora que lo pensaba su historia era bastante complicada ¿cómo era que Rukia entendió todo?

Rukia... ¿qué pasaría con ella? Era cuestión de tiempo para que la sociedad de almas apareciera y... por las diosas creadoras, no quería pensar en lo que harían con la pequeña shinigami, lo único que estaba en su cabeza eran las letales llamas consumiendo a su resignado padre.

Debía de encontrar una manera de ayudarla, no quería que alguien más pasara por lo que su padre y su familia vivieron años atrás.

-¡¿por qué todo es tan difícil?! ¡Estúpida sociedad de almas! ¡Malditas reglas!-exclamó enojada  alzando los puños al cielo. Al menos a esa hora ya no había gente en las calles y no podían ver su desgracia.

-créeme niña, las cosas están a punto de ponerse más complicadas.

Detuvo sus quejas al universo, dejando que un ligero escalofrío la recorriera al encontrarse con aquel conocido gato negro.

-Y- Yoruichi-san.

Los ojos dorados del minino la miraron con ferocidad y diversión al mismo tiempo, una combinación que asustó más a Sakura.

-¿qué dices? ¿Damos un paseo?-le preguntó el sonriente gato bajando del tejado y comenzando a correr sin esperar la respuesta de su sobrina.

-estoy en muchos problemas ¿verdad?

-fue bueno conocerte...

-¡oye si yo muero tu vienes conmigo! Además ¡¿qué pasó con eso de que serías mi guardián?!

-mi protección no aplica con tías gato furiosas-el espíritu se encogió de hombros, dejando a su ama con sus quejas.

Con un pesado suspiro, la chica adquirió su forma gatuna, fue una de las técnicas que aprendió en su entrenamiento, era algo que venía de familia; su padre en su tiempo también pudo convertirse en gato. Era una técnica de espionaje muy eficaz.

¿Quién sospecharía de un gato? Sin mencionar que al parecer su energía espiritual y chakra se camuflaban en esa forma.

Un pequeño y peludo gatito tomó el lugar de la joven pelirrosa, un collar dorado con un dije en forma de sol destacaba en el blanquecino pelaje. Ágilmente corrió por las calles nocturnas del vecindario para alcanzar a Yoruichi.

Ambas comenzaron una carrera de velocidad entre las oscuras calles de Karakura, fue reñida pero al final la morena fue quien ganó. Alejadas en la azotea de algún edifico de la ciudad recuperaron su forma humana, afortunadamente Sakura había hallado la manera de volver a su forma original con su ropa puesta desde su primera transformación gatuna. No era tan exhibicionista como Yoruichi, y tampoco tan segura de su cuerpo...

-tu y Urahara han estado haciendo de las suyas-habló por fin la mujer, muy concentrada en los iluminados edificios-has estado llegando tarde a la escuela, faltando a clases, peleas con pandilleros y con tus compañeros... ¿y ahora te metes en los asuntos de la sociedad de almas? ¿Sabes  lo que te harán si te encuentran? Me desobedeciste Sakura.

La luna brilló fuertemente en las alturas, alumbrando el rostro agachado de la joven; se sentía impotente, apretaba los puños y la mandíbula con fuerza. Si tuviera algo que golpear de seguro que hubiera acabado hecho añicos.

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