Big Bang

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Las cosas eran difíciles en ese nuevo mundo, en un principio pensó que podría soportarlo porque era lo que tenía que hacer; lo que su abuela, su familia y Yoruichi esperaban de ella

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Las cosas eran difíciles en ese nuevo mundo, en un principio pensó que podría soportarlo porque era lo que tenía que hacer; lo que su abuela, su familia y Yoruichi esperaban de ella.

Enserio lo había intentado, pensó que una nueva vida en ese lugar no sería tan mala, de todas formas regresaría a casa en algún momento, al menos debía intentar adaptarse hasta que llegara la hora de volver.

Se suponía que era la niña optimista y fuerte de mamá...

Pero su mamá ya no estaba.

Y la pérdida del portal de Urahara hizo que todo se viniera abajo, empeoró todo, incluso su estado de ánimo e intentó acabar con todo de una vez.

— así que... ¿Sakura-chan?

Los ojos verdes ahora distantes de la pelirrosa se alzaron enfocándose en la mujer del sillón de enfrente; tenía un semblante amable y una voz tranquila que la adormecía... de hecho todo ese lugar la hacía querer tomar una siesta.

La señorita Mayu era del tipo de persona que te relajaba solo con verla; eso pensó la primera vez que la vio, hace unos minutos cuando el jefe Yoshio le dijo que tenía alguien a quien presentarle.

Ciertamente desde el "incidente" en la azotea, el hombre de bastón la había estado vigilando de cerca, incluso le ofreció un lugar en el que quedarse.

Sakura solo se encogió de hombros como respuesta apartando la mirada, no tenía muchos ánimos.

— el jefe Yoshio dijo que te mudaste, debe ser complicado...

La pequeña pelirrosa le dedicó una expresión que gritaba "¿enserio?" Últimamente le hacían mucho ese comentario...

— no me interesa estar aquí — bufó cruzándose de brazos — solo lo hice porque el jefe me lo pidió.

Mayu hizo una mueca, era difícil trabajar con chicos de la edad de Sakura, más en una situación como la de ella; Yoshio-san había tratado de explicarle lo que sabía, incluyendo lo qué pasó en la azotea.

Era muy joven como para destrozarse de esa manera.

— está bien — aceptó la mujer, acomodándose mejor en el mullido sofá — no voy a decirte que hacer o regañarte — captó la atención de la pelirrosa — estoy aquí para escucharte ¿has perdido mucho? ¿No es así?

El ceño fruncido de la niña la hizo reír, es como si la estuviera analizando a ella cuando se suponía que debía ser lo contrario.

Pasaron unos segundos hasta que Sakura dejó de mirarla, soltando un bufido enfadado.

— ¿cómo sabes eso...?

Aún tenía 12, no tenía idea de lo que había en ese mundo, si existían huecos gigantes y cegadores de almas ¿qué le aseguraba que no había gente que leyera mentes o algo?

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