Distracciones y debilidades

1.2K 188 32
                                    


-¡apresúrate Sakura-chan, tenemos que ir a la próxima prueba!

-ya voy, adelántense, tengo que ir por algo-explicó Sakura.

Los dos miembros masculinos del equipo 7 asintieron encaminándose a donde sería la próxima prueba.

-¿es tan importantes esa cosa?- preguntó Yoruichi tratando de seguirle el paso a la pelirrosa.

-fue un regalo de cumpleaños de la tía Rei, lo trajo de su último viaje al país del hierro- entró a la habitación buscando en la que había sido su cama la pequeña pieza que solía adornar su cabello- normalmente trae muchas cosas de sus viajes, pero este es especial.

-¿por qué?- volvió a preguntar el felino, ayudando a la chica a buscar.

-me lo dio junto con Taiyō- dijo al aire revolviendo las sábanas- ¡aquí está!

Dentro de su mente su zanpakutō sonrió enternecida sintiendo el amor que su ama le tenía, ambos sintieron como el lazo que los unía se hacía más fuerte y estrecho con el paso del tiempo.

-es un honor servirte, pequeña.

-no necesito que me sirvas, no eres mi sirviente, eres mi amigo y compañero Taiyō.

Aquellas palabras encendieron viejos recuerdos en la espada, memorias de tiempos pasados en los que estuvo lleno de alegría, solo para ser hundido en un mundo lleno de sombras hasta que esa niña apareció haciéndolo feliz de nuevo.

Yoruichi observó con sorpresa aquella fina pieza, una que sin duda conocía muy bien puesto que era una reliquia de la familia Shihoin... un ornamento para el cabello que solo el líder del clan tenía derecho a usar, una pieza hecha de jade traído desde los tesoros del rey espiritual y confeccionado por los más hábiles artesanos de la sociedad de almas hace ciento, sino miles, de años.

Observó con atención como Sakura recogía su cabello en una trenza para luego sostenerlo con la pieza de jade, dejando que esta se ocultara entre los mechones rosados.

¿Cómo le explicaba a la niña que estaba cargando con una antigua reliquia familiar, que perteneció a todos sus antepasados, incluyendo a su padre?

-¿todo bien Yoruichi-san?

-eh... será mejor que te apresures niña, tus compañeros te esperan- decidió mejor cambiar de tema, aún no era el momento para hablarle de eso.

-es cierto, no puedo llegar tarde a la siguiente prueba.

La pelirrosa salió corriendo de la habitación, iba tan distraída que no se dio cuenta cuando chocó contra alguien. Si algo había aprendido con los chicos de Suna era que eso de chocar contra la gente deliberadamente no traía buenas cosas.

-parece que eso de chocar contra mí se te está haciendo costumbre.

-¿eh? Eres el chico del libro de poemas ¿leíste el libro que te recomendé?- preguntó con una sonrisa. No lo había visto durante las pruebas pasadas, aunque en la primera estuvo demasiado concentrada en el examen escrito y en la segunda se la paso la mayoría del tiempo en ese extraño trance, lo que le recordaba que aún tenía mucho que descifrar sobre ese sueño.

El extraño chico la miró con desinterés, había algo en el que le llamaba mucho la atención; era algo que no sabía como explicar pero sentía que, de alguna u otra forma, se veía arrastrada hacia el, o más bien siempre acababa chocando con el.

-no suelo leer cosas como esas.

Enarcó una ceja ante aquella respuesta- así que eres de esos... bueno, supongo que ya estoy acostumbrada a los tipos de auras misteriosas- dijo al aire para luego ofrecerle la mano en modo de saludo- la última vez no me presente, soy Sakura Haruno.

Haruno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora