Los niños son raros.

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-¿porque tengo que usar esto?-dijo la pequeña niña de cinco años retorciéndose incómoda dentro de su kimono.

-porque es una fiesta elegante ¿o que? ¿Quieres ir en ropa interior?-la despampanante rubia acomodaba un lindo broche de jade en el cabello rosa de su hija, la cual hizo un puchero ante el comentario de su madre.

-pero es una fiesta para los clanes... y ellos no son muy amistosos con nosostros-susurró la pequeña.

-la niña tiene razón Mebuki, no se ni porque aceptaste ir a esa fiesta llena de hipócritas-la mujer mayor sentada en la mesa de té hablo. Mebuki miro a su madre y a su hija con el ceño fruncido y las manos en la fina cintura.

-te recuerdo madre que Minato-kun nos invitó a Sakura y a mi y que además el clan Haruno también es parte de la aldea-la más vieja bufo con fastidio- además, habrá más niños cariño, iras con ellos a la academia y será bueno que conozcas a tus futuros compañeros, tal vez hasta hagas amigos antes de entrar.

-la abuela dice que voy a la academia para estudiar y convertirme en ninja, no para hacer amigos.

-y lo reafirmó.

-¡madre!

La residencia de los Uchiha era enorme

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La residencia de los Uchiha era enorme. Sakura veía todo con asombro infantil, su casa era algo grande pero sólo porque ahí vivía todo lo que quedaba de su familia y no estaba tan bien cuidada como esa casa, su madre se esforzaba mucho por el jardín y mantener su hogar limpio pero era muy antigua y no podían costearse las reparaciones o cosas así.

Se notaba que los Uchiha eran de los clanes más prominentes de la aldea, había sirvientes por todos lados y los invitados lucían kimonos de seda muy fina y joyas invaluables, la niña vio con vergüenza el antiguo kimono que tenía puesto, era bonito, una reliquia familiar que conservaban desde que se asentaron en la aldea, pero estaba muy lejos de compararse con la extravagancia que la rodeaba.

Además la gente las veía con desaprobación o burla, era bien sabido por las cinco naciones que los Haruno eran un clan pobre y "débil" en el que sus mujeres eran unas "salvajes descarriadas" con poderes sobrenaturales.

Su madre pareció darse cuenta de su incomodidad y le ofreció una cálida sonrisa y un fuerte apretón en su mano.

-mantén la cabeza en alto cariño, no dejes que vean que sus miradas te afectan-dijo su madre. Mebuki tampoco portaba un kimono tan caro y fino como las demás damas de la fiesta, de hecho su abuela misma había tenido que remendarlo hace unos días, pero su madre lo usaba con tanto porte y altivez que haría que hasta un saco de papas se le viera bien.

Las invitadas de la fiesta susurraban detrás de sus manos cuando pasaban, de seguro criticando a su madre por ser soltera o por el abandono de su padre, mientras que los hombres miraban encantados a su madre, era como solía decir su abuelo.

"Las mujeres Haruno tienen un encanto especial Sakura-chan, son las más hermosas en mi humilde opinión, no solo por el exterior sino por el interior, con solo una mirada cualquier hombre cae encantado"

Haruno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora