Pacto divino

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—enserio odio esto—se dijo Sakura atrapada en la inmensa oscuridad de su mundo mental, esperando que la presencia oscura de su otro yo apareciera de nuevo

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—enserio odio esto—se dijo Sakura atrapada en la inmensa oscuridad de su mundo mental, esperando que la presencia oscura de su otro yo apareciera de nuevo. Enserio lo odiaba.

Pero no había ni rastro de ella.... La pelirrosa solo bufó, no había mucho a donde ir considerando que solo era un sitio negro desde que Taiyō se fue de su lado. En realidad no debía sorprenderse de estar ahí, su espada era el que normalmente se encargaba de protegerla de los malos pensamientos y sus impulsos.

Taiyō... el pobre tenía tanto peso encima, según sabía su padre era un hombre centelleante, seguro que era más fácil estar a su lado. Ella era como una pequeña estrella parpadeante de la que el rubio siempre tenía que estar al pendiente para que no se apagara.

El amaba a su padre, prácticamente se quedó a su lado solo porque él se lo pidió, no porque fuera algo que él quisiera.

Sakura se detuvo, al menos quería ver una última vez a su zanpakutō.

Como respuesta, su mundo solo comenzó a tomar forma—bien, supongo que así será—cerró los ojos lista para enfrentar lo que sea que esa parte suya quisiera mostrarle—¿qué es lo que quieres mostrarme ahora?

Hacía tiempo que no veía los recuerdos del pasado.

Hacía tiempo que no veía los recuerdos del pasado

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—¿misión especial?

Kizashi sonrió mostrando sus colmillos, muy emocionado por contarle a su zanpakutō de su próxima misión. Había sido difícil convencer a los ancianos del clan de que lo dejaran ir pero al final cedieron al escuchar que era una misión de alta importancia y que traería honor a la familia una vez que su líder la completara.

—¡si! Iremos a otra dimensión Taiyō ¿no es eso emocionante?—preguntó el shinigami con bastante energía.

Pero a diferencia de su portador, Taiyō no sentía esa emoción burbujeante por sumergirse en una nueva aventura en otra dimensión. Kizashi tendía a ser muy impulsivo, pero una cosa era luchar contra las amenazas que ya conocía y otra cosa era enfrentarse a una energía desconocida.

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