No estas sola

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Los revoltosos tenientes del capitán Ukitake se observaban nerviosos entre sí, habían estado esperando a su capitán mucho tiempo detrás de la puerta y no tenían ni la más mínima idea de lo que estaba haciendo. Nunca se atreverían a cuestionar las acciones de su querido superior pero, en lo que a ellos concernía deberían estar haciendo algo para impedir la ejecución de Rukia.

O al menos estar ahí en sus últimos momentos...

-¿deberíamos decir algo?- susurró Kiyone- lleva ahí horas. Y la ejecución de Rukia se adelantó... no quiero que ella...

-yo tampoco Kiyone, pero debemos de confiar en el capitán- dijo Sentarō, no muy convencido. Siguió removiéndose en el impecable piso de madera- ¿y si lo llamas tú?

-¡¿y yo por qué?!

-¡tu lo sugeriste!

Como siempre, no pudieron ponerse de acuerdo y terminaron discutiendo, haciendo caso omiso a la puerta deslizándose mostrando la figura de su decidió capitán.

-¡me tomo tiempo, pero logré descifrarlo!- sacó una especie de escudo con el símbolo de un clan muy reconocido en el Sereitei-¡andando!

Los dos shinigamis dejaron de pelear y se quedaron observando a su capitán por unos instantes antes de correr detrás de él.

Desde lejos, Sakura observaba a Ichigo y Renji entrenar con sus zanpakutōs, ambos eran poderosos y se notaba el deseo que tenían de superarse, sobre todo del pelirrojo; algo tenia en mente que lo impulsaba a entrenar cada vez más duro

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Desde lejos, Sakura observaba a Ichigo y Renji entrenar con sus zanpakutōs, ambos eran poderosos y se notaba el deseo que tenían de superarse, sobre todo del pelirrojo; algo tenia en mente que lo impulsaba a entrenar cada vez más duro. Llegó un punto en el que el shinigami se detuvo, anunciando que se adelantaría para conseguir más tiempo en lo que el peli naranja terminaba con su entrenamiento.

-¿estas seguro de esto?- preguntó Sakura caminando a la salida del escondite de Yoruichi- puedo ir contigo...

El teniente sonrió burlón- ¿no te dijo Yoruichi que te mantuvieras aquí?

Sakura se encogió de hombros- ella ya sabe que no me puedo estar quieta... además, creo que veremos a un viejo conocido.

-¿enserio crees que el capitán Aizen quiera usar a su favor la ejecución de Rukia?

-claro que si, incluso se deshizo de la central 46. Me sorprende que no se hayan dado cuenta de eso... incluso los cambios en la ejecución de Rukia eran demasiado apresurados- explicó la chica- pero supongo que arreglaremos eso en su momento- una sonrisa malvada se le escapó.

-solo trata de tener cuidado ¿quieres?- ya le había tomado cariño a la pequeña problemática- no puedo estar cuidando de ti y de Rukia con todos los problemas en los que se meten- le dijo con burla.

-¡oye! ¡Yo puedo cuidarme sola!- exclamó con un puchero, para luego sonreír arrogante- y Rukia también, tal vez yo pueda cuidar mejor de ella. Nos cuidaremos entre nosotras.

Una de las cejas del pelirrojo tembló- ¿qué insinúas? ¡Yo puedo proteger a Rukia!

-si, si... porque todas necesitamos que nos protejan- rodó los ojos- en especial si un hombre grande y fuerte viene y resuelve nuestros problemas de milagro- lo dijo con tono dulzón para luego resoplar fastidiada- las cosas no funcionan así o... a menos... ¿que quieras ser el príncipe azul de Rukia?- levantó ambas cejas sugerentemente mientras picaba al teniente con su codo.

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