Promesas del pasado

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Observó aquella carta entre sus manos por algunos minutos más, sin comprender del todo lo que su hermano quería. Desde que dejó todo atrás por ayudar a Kisuke en todo el embrolló de los vizards no había tenido la mejor relación con su hermano menor. Aún cuando le había hecho saber sobre su paradero, él la seguía viendo con cierta incomodidad.

No lo culpaba, le había dejado un gran peso encima. Ella había sido entrenada toda su vida para ser la líder del clan Shihoin, mientras que sus otros hermanos sólo debían cumplir con sus deberes como nobles, miembros de la casa principal del clan, sólo eso. Y su tierno y lindo hermanito tuvo que tomar todas las responsabilidades, que a ella le había tomado años en aprender, en un abrir y cerrar de ojos.

Sin duda Kizashi tenía el derecho de odiarla.

Aunque él siempre fue demasiado puro como para albergar tales sentimientos. Pero eso no evitaba que su relación, antes tan estrecha, se haya ido por el caño. Tampoco era que su hermano menor fuera un santo.

Hacía años, cientos para ser precisos, que no se hablaban. Ella permaneció en Karakura y él en la sociedad de almas. Hasta que lo mandaron a esa misión en el mundo shinobi y se volvieron a encontrar, fue la cosa más incómoda que Yoruichi había tenido que vivir.

De eso ya habían pasado algunos meses, más tiempo del que la sociedad de almas había dado para su misión. Y eso, aunque no lo pareciera, empezaba a preocuparla.

Kizashi siempre fue obediente, a diferencia suya, era hiperactivo y alegre claro, pero nunca desobedeció una orden.

Y ahora le venía con eso.

-¿qué es lo que harás Yorucihi-san?- cuestionó Kisuke jugando con su abanico. El hombre parecía demasiado despreocupado, como siempre, pero la situación era demasiado seria.

-Kizashi acaba de mandarme una carta que prácticamente dice que ha roto la regla más importante de un shinigami ¿y tú estás tan relajado?

El hombre de sombrero sonrió detrás de su abanico- siempre fue un buen chico, estaba demasiado apegado a las reglas que tú siempre te encargabas de romper. Al menos por una vez me alegro de que haya seguido su camino sin ser influenciado por el clan o por sus responsabilidades.

-es bueno oír eso.

Ambos ex capitanes del gotei 13 voltearon a ver al recién llegado. Kizashi se veía más radiante que de costumbre, atrás había quedado el hombre que había ido hace meses al almacén, con semblante estresado y cansado. Todos los regaños que Yoruichi había preparado se fueron por la borda al ver a su hermano tan cambiado. Tan feliz...

Urahara lo recibió con una gran sonrisa y lo invitó a sentarse.

El silencio reinó por un rato en lo que Tesai traía el té para todos. El menor de los Shihoin veía sus manos como si fueran lo más interesante del mundo.

-¿y bien? En la carta sólo explicaste la situación con la humana a la que le revelaste tu identidad y dijiste que tenías que decirme algo importante.

Las mejillas de Kizashi se sonrojaron fuertemente, parecía un adolescente en las nubes, recordando algo que sin duda lo ponía muy feliz.

-no es algo que debería explicar por carta, pero tampoco quería venir hasta aquí, me sienta mal dejarla sola en su estado- lo último lo dijo más para sí mismo- creí que podría lidiar con la sociedad de almas yo solo pero Mebuki-chan insistió en que les pidiera ayuda.

La mujer morena enarcó una ceja- ¿Mebuki-chan?

Kizashi alzo la mirada, los hermanos se vieron a los ojos después de mucho tiempo. Y fue cuando Yoruichi se dio cuenta de que su hermano había hecho algo mucho más grave.

Haruno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora