Oscuras intenciones.

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La espada que alguna vez reposó en su espalda y que ostentaba diferentes destellos que brillaban a la luz del sol y la luna, se convirtió en una gran espada de mango dorado con grabados en una extraña lengua y, en vez de filo o el ya conocido metal dorado, tenia un gran destello de luz iridiscente que cegó a las criaturas frente a ella.

A pesar de que tenía un tamaño considerable la espada se sentía muy ligera en sus manos, al tomarla sintió una gran calidez que la hizo sentirse segura.

Levantó la espada y esta ni siquiera rozó a esas cosas pero logró hacer cortes muy profundos en las criaturas.

No pasaron ni siquiera unos segundos hasta que esas cosas fueron prácticamente destruidas por la enceguecedora luz de su espada.

El caos momentáneo se vio opacado por un gran silencio en el que la pelirrosa sólo se quedó analizando lo que acababa de pasar.

Esto era muy diferente a lo que había escuchado sobre las espadas de la aldea de la niebla, si, estas poseían habilidades especiales infundidas por el chakra del portador pero era muy diferente a lo que estaba sintiendo en ese mismo momento.

No era chakra lo que sentía, la energía física de su sistema ni siquiera había hecho acto de presencia, solo sentía la ligera sensación de la energía espiritual.

El concepto de chakra era algo que en la academia se encargaban de enseñar con el mayor detalle posible desde que los alumnos ingresaban, claro que el concepto iba complicándose con el tiempo y no muchos lograban entender los alcances que este tenia (si no pregúntenle a Naruto).

Era una fuerza mucho más allá de una simple energía que producían los seres vivos, era la combinación de los diferentes núcleos que estos poseían en sus cuerpos, mente, cuerpo y alma en la más pura fusión. Mientras más se ejercitarán estos núcleos más fuertes sería la reserva de chakra.

Pero la energía que la rodeaba sin duda alguna no era para nada a algo que ella estuviera acostumbrada pero se sentía vagamente familiar...

-maldición.

Volteo a ver a Yoruichi quien parecía asustado por algo, aunque no entendía del todo porque si las criaturas habían desaparecido cuando Kenshi no Taiyō acabó con ellas.

-Kenshi no Taiyō supongo que el nombre te queda.

-puedes llamarla Taiyō si prefieres.

La pequeña gennin sonrió emocionada por saber al fin el nombre de su espada.

Por su parte Yoruichi estaba procesando lo que acababa de pasar, el sello estaba perdiendo su fuerza más rápido de lo que esperaba y si seguía así entonces no habría marcha atrás y empezarían a buscar a esa niña.

Todo se estaba complicando cada vez más, la única solución posible era enseñarle a Sakura a manejar su poder oculto o de lo contrario, cuando llegará el momento de que se enfrentara con su verdad, podría salir gravemente lastimada.

-¿Yoruichi-san?- pregunto la pelirrosa viendo con curiosidad al felino- ¿viste todo?

El felino de mirada dorada soltó un suspiro cansado, podía sentir como la energía espiritual de Sakura iba creciendo cada vez más, incluso más rápido que su chakra, pero era comprensible puesto que el reiatsu solía ser más ligero y adaptable que la energía que se utilizaba en ese mundo.

Además, lo llevaba en la sangre después de todo.

-sientes esa energía incrementar cada vez más en tu cuerpo ¿cierto?

-¿tú también la sientes?

-es una energía con la que estoy muy familiarizado, pero tendrás que aprender a controlarla lo más rápido posible o si no tendrás a más de esas cosas persiguiéndote.

Haruno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora