La Dominatrix

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   Moví el cuerpo del  anciano y lo hice rodar sobre el colchón, envolviéndolo en las sábanas  ensangrentadas para buscar la manera de desecharlo, me senté al borde de  la cama y hundí mi cabeza entre mis manos

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   Moví el cuerpo del anciano y lo hice rodar sobre el colchón, envolviéndolo en las sábanas ensangrentadas para buscar la manera de desecharlo, me senté al borde de la cama y hundí mi cabeza entre mis manos. Nunca antes había matado a una persona que estuviese desarmada. Tampoco lo hice en defensa propia, Mason no quería matarme, pero no pude contener mi ira por más tiempo.

   La manera asquerosa en que me miraba, la forma en la que se daba placer observando mi cuerpo me dio tanta repulsión que se desbordó entre mi ser.

   Mis deseos más oscuros estaban saliendo a relucir, esos hombres que me habían tocado, que me habían hecho suya sin mi consentimiento, todo ellos iban a pagar por ello corriendo el mismo destino que el viejo Mason. Y a Dominick... A él le daré una muerte lenta, sufrirá, sufrirá como yo lo he hecho.

—¿Alana te estas divirt...? —Iraída entró para mofarse de mi pero se quedó atónita ante la imagen que presenció.

   Se acercó rápidamente hasta donde yo estaba sentada con la mirada perdida y me tomó por el cabello haciéndome gemir.

—¡Loca desgraciada! ¿Qué hiciste! —Me gritó acercando su rostro contra el mío manteniendo una expresión de ira incontrolada—. ¿Sabes cuánto dinero iba a pagar este hombre por ti?

—¿Qué más da? Dominick tendrá todo el dinero suficiente cuando yo cobre la fortuna de mi padre. —Tragué grueso al pronunciar la palabra "padre". Aún me costaba trabajo pensar en el infeliz de Amateo Harrison como el hombre que me dio la vida.

   Iraída me tomó más fuerte por el cabello, y me arrastró hasta la cara de Mason, destapando su rostro horroroso y acercando mis ojos a él mientras yo me resistía.

—¡Esto es lo que va a pasar contigo si no comienzas a comportarte! ¿Es lo que quieres? —Yo negué con la cabeza ante el terror que emanaba de el rostro sin vida de Mason—. ¡Entonces ayúdame a tirar este cadáver antes de que Dominick se entere.

   Me soltó de golpe mientras yo tomaba algo de aire.

—¡Quiero que se entere! Quiero que sepa que yo lo maté, y así sabrá el destino que le espera a él también. —Le contesté.

—¿Perdiste la cabeza, perra estúpida? ¡Baja la voz! Si llega a escucharte nos terminará matando a las dos.

—Pensé que tú y Dominick eran socios ahora, después del arreglo que hiciste con él para que te tratara como una igual si cambiabas tu lealtad a mi hermana. —Intenté persuadirla.

—¡Soy su igual! —Me respondió como si la hubiese ofendido.

—Supongo que si, por eso recibes órdenes directas de él... ¿Verdad? —Comencé a caminar en círculos alrededor de ella para carcomer su mente—. Déjame darte un dato curioso, Iraída. Principalmente en el negocio de la mafia, los hombres nunca van a vernos como sus iguales, eso te lo voy a demostrar... Cuando Dominick comience a notar que te estas empoderando... —Le quité la sábana al viejo Mason para mostrarle a Iraída las puñaladas que le había hecho—. ¡La que quedará como este pobre idiota, serás tu!

La Biblia De Una Dominatrix © [ EN FÍSICO ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora