Alana es seductora y peligrosa, no conoce límites, está decidida a destruir a cada hombre que se interponga en su camino. Ella buscará la venganza en contra de aquel que en realidad la hizo sufrir en cada rostro masculino que pase por su negocio. ¿Q...
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Mansión Shannel, Las Vegas, Nevada, 22 de enero de 1987
El oficial parecía estar colmando su paciencia al hacerme tantas preguntas sin que yo le pudiese responder con claridad. Christian me tomaba de la mano y me daba un ligero apretón cada vez que respondía.
Melinda por su parte, aunque deseaba estar a mi lado, tuvo que acompañar a Selena en la ambulancia al hospital. Ella iba en un estado delicado.
—¿Está segura de que no hay nada más que deba decirnos? —El oficial tenía grandes sospechas.
—¡No hay nada más! ¡Mataron a mis padres frente a mí! ¿Pueden hacer algo? —Yo estaba en un estado de shock después de lo sucedido el día de ayer.
—Pareciera que hay alguien cazándola, señorita Monroe... Y no solo a usted, sino también a sus allegados. ¿Tiene alguna idea de quién pudiese ser?
Aunque deseaba dar con Dominick y sabía que la policía podía ayudar, no podía arriesgarme a involucrarlos si de verdad quería matarlo con mis propias manos.
—¿No es su trabajo averiguar eso? Si lo supiera ya se lo habría dicho. —Le respondí tratando de sonar coherente mientras Chris me miraba algo nervioso.
El oficial se puso de pie y comenzó a caminar en círculos a mi alrededor mientras me miraba de una forma acusadora.
—Hay algo en usted que me parece interesante señorita Monroe... Hace un año fue violada por Dominick Lenoy, saltó por una ventana y fingió estar muerta durante casi un año. De no ser por sus conexiones —Miró a Christian de reojo—. Con la familia Shannel, no habría logrado evadir a la justicia y recuperar su identidad legal sin ningún problema.
—¡Estaba deprimida! Acababa de perder un hijo y de afrontar una violación... ¿Es consciente de eso?
—Lo soy... Pero ahora las cosas no terminan de cuadrar... Mucho dinero, joyas, fortunas que salen de la nada... ¿Enserio sus clubs le generan tanto? —Levantó una ceja.
—¿Qué es lo que está insinuando? —Me puse de pie indignada.
—No estoy insinuando nada... Lo único que deseo expresar es que los únicos casos que he visto de ajustes de cuentas como los que usted ha estado viviendo han sido por nexos con el narcotráfico... —Me miró a los ojos fijamente.
Christian no soportó más las acusaciones y se puso de pie.
—Bien, con todo respeto oficial... Creo que ya escuchamos suficientes estupideces de su parte. Debo pedirle que se retire de inmediato, y si sus servicios vuelven a ser requeridos se le contactará.
Recogió sus papeles del centro de mesa.
—¡Que pasen un buen día! Estaré vigilando muy de cerca todo lo que hagan... —Pareció una amenaza en vez de un apoyo.